lunes, 1 de abril de 2013

Lunes 8 de abril de 2013


La Anunciación del Señor

“MARÍA: LA MUJER FIEL Y DISPUESTA”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 7,10-14; 8-10

“Mirad: la virgen está encinta”
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: "Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo." Respondió Acaz: "No la pido, no quiero tentar al Señor." Entonces dijo Dios: "Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"

REFLEXIÓN
El Señor toma la iniciativa y ofrece generosamente un signo al rey para confirmar su palabra y robustecerle su fe vacilante. Se le da amplitud a Acaz para que escoja el signo que quiera, no importa que éste supere el horizonte de lo humano que es la tierra; aún se le presenta todo el dominio de Dios como terreno posible para que él pida el signo que quiera. La respuesta del Rey, que no es sincera, se interpreta desde la falsa religiosidad; de hecho, su declaración de no querer pedir signos a Dios para no tentarlo como lo hizo el pueblo en el desierto (Ex.17,7) expresa su falta de fe y se vuelve una tentación a Dios mismo.

SALMO RESPONSORIAL: 39
R/ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy." R.

"Como está escrito en mi libro
 para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.

SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 10,4-10

“Está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad"
Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."" Primero dice: "No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias", que se ofrecen según la Ley. Después añade: "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad." Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
REFLEXIÓN
A través de la obediencia y del amor, Cristo deshizo el camino tortuoso y triste que había tomado la historia humana, por causa de nuestros pecados.Porque el principio de toda nuestra desgracia está en la desobediencia, y el resultado y fruto primero de esa desobediencia es cortar la unión de amor que teníamos originalmente con el Padre Celestial.
Pues esa desobediencia y ese desamor quedan hoy destruidos en el misterio de la Encarnación de Cristo, el cual desde el primer momento de su existencia, según dice la Carta a los Hebreos, proclama con altísima voz: "Aquí estoy para hacer tu voluntad".
La bendita obediencia de Jesucristo, desde la concepción hasta la muerte en la Cruz, ha destruido nuestras desobediencias; y el bendito amor de Cristo, desde su concepción hasta derramar la última gota de su Sangre en la Cruz, ha vestido de amor nuestra existencia, nos ha dado la ropa apropiada para el banquete celestial, al cual somos todos invitados y a donde habremos de llegar por su gracia, pues Él es fiel a sus promesas.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,26-38

“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo”
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.

REFLEXIÓN:
Para sanar de raíz nuestras vidas, Dios decidió hacerse hombre. Se hizo un Hijo de Hombre. Sencillo, bueno, generoso y trabajador. Necesitaba un lugar para nacer y el Espíritu le preparó el seno de María. Necesitaba una familia para crecer y Dios le dio a José y María, quien guardaba las cosas en su corazón, siempre dispuesta para salir al paso de los nuevos desafíos de Dios. Dios quiso revalorizar a la mujer, en María.

Y María supo responder al reto y designio de Dios. Dijo un SÍ incondicional, y con ese SÍ dijo muchos NO. María dijo no a su comodidad personal. Dijo no a su prestigio de muchacha joven en medio de la sociedad patriarcal de su época. Dijo no a aceptar las cosas simplemente, sin preguntar.  Dijo no a su individualismo. Dijo no a sus miedos. Ojalá que con María sepamos decir un SÍ incondicional al Plan de Dios y también muchos No a tanto uso y abuso de las mujeres. Que sepamos decir No a tanta marginación que ya lleva tantos siglos. Que digamos No a tanta teología interesada en rebajar la dignidad de la mujer para justificar posturas patriarcales dentro y fuera de la Iglesia.

ORACIÓN
Amado Dios, María llevó tu ley en la entrañas y se dispuso a tal punto para  ser medio en tu misión  que logró traspasar el dolor de ver tu sufrimiento y tu partida. Ayúdanos Señor a embarazarnos y disponernos a llevar las dificultades a la altura de María por la redención de otros y otras que lo necesitan y de esta sociedad adormecida por las distracciones del mundo actual. Aquí estamos Señor.  Amén 

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