“LOS SIGNOS DE DIOS NOS HABLAN DE SU AMOR”
PRIMERA LECTURA
HECHOS APOSTOLES 6,8-15
HECHOS APOSTOLES 6,8-15
“No lograban hacer
frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”
En aquellos días, Esteban,
lleno del poder y la bendición de Dios, hacía milagros y señales entre el
pueblo. Algunos de la sinagoga llamada de los Esclavos Libertados, junto con
algunos de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia,
comenzaron a discutir con Esteban; pero no podían hacerle frente, porque
hablaba con la sabiduría que le daba el Espíritu Santo. Pagaron entonces a unos
para que afirmaran que lo habían oído decir palabras ofensivas contra Moisés y
contra Dios. De este modo alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los
maestros de la ley; por lo cual atacaron a Esteban, lo apresaron y lo llevaron
ante la Junta Suprema. Además buscaron testigos falsos, que dijeron:
--Ese hombre no deja de hablar
contra este santo templo y contra la ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de
Nazaret va a destruir el templo y que va a cambiar las costumbres que nos dejó
Moisés.
Las autoridades y todos los que
estaban allí sentados, al mirar a Esteban, vieron que su cara era como la de un
ángel.
REFLEXIÓN
Lo que dijo Jesús se cumplió: "me han odiado a mí; los odiarán a ustedes" (Jn 15,18). Y es irónico que los de la sinagoga "de los libertos" estuviesen padeciendo tan grave esclavitud como para llegar a acudir al soborno con tal de cerrar la boca de Esteban, a quien no podían vencer con argumentos.
Lo que dijo Jesús se cumplió: "me han odiado a mí; los odiarán a ustedes" (Jn 15,18). Y es irónico que los de la sinagoga "de los libertos" estuviesen padeciendo tan grave esclavitud como para llegar a acudir al soborno con tal de cerrar la boca de Esteban, a quien no podían vencer con argumentos.
¿Por
qué ese odio?, nos atrevemos a preguntar. Odio a Jesús; odio a los discípulos
de Jesús. ¿Por qué? ¿Qué clase de amenaza es el amor, como para que reciba tan
dura oposición y padezca persecución tan cruel?
Cristo
da una explicación, en el texto que citábamos del evangelio de Juan: "Si
ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no son del
mundo, antes yo los elegí del mundo, por eso el mundo los aborrece" (Jn
15,19). ¿Qué pertenece entonces al mundo? Este mismo evangelista nos responde
en su Primera Carta: "todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne,
los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino
del mundo" (1 Jn 2,16).
La
"lógica del mundo" supone el libre comercio de los deseos que no son
de Dios, los deseos de los ojos y la
vanagloria de la vida. Y un hombre como Esteban, amador de la gloria divina, no
entra en ese comercio, se sale de ese esquema y se convierte en una denuncia
viva de todo ese sistema de esclavitudes conectadas. Por eso fue odiado y
perseguido, pero su rostro "parecía el de un ángel" (Hch 6,15).
SALMO RESPONSORIAL: 118
R./
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Aunque los nobles se sienten
a murmurar de mí,
tu siervo medita tus
leyes;
tus preceptos son mi
delicia,
tus decretos son mis
consejeros. R.
Te expliqué mi camino, y
me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino
de tus decretos,
y meditaré tus
maravillas. R.
Apártame del camino
falso,
y dame la gracia de tu
voluntad;
escogí el camino
verdadero,
deseé tus mandamientos.
R.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 6,22-29
JUAN 6,22-29
“Trabajen por el alimento que perdura para la vida eterna”
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres,
sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente
que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más
que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus
discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades
llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor
pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus
discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro,
¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os lo aseguro, me
buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para
la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el
Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer
para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que
Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado."
REFLEXIÓN
Ni los discípulos
ni la gente entendieron muy bien el signo de la multiplicación del pan, lo cual
quedó reflejado en la escena del lago; y, como nadie entendió, la reacción
inmediata fue proclamar a Jesús como el profeta de los últimos tiempos (escatológico),
“el que había de venir a este mundo”, o, en el peor de los casos, proclamarlo
como rey.
En este relato
Jesús explica por última vez el significado del reparto de los panes. Jesús
apela nuevamente al entendimiento de los discípulos, quienes hasta el momento
lo ven solamente como aquel que les puede saciar el hambre física. El punto
central está en su afirmación sobre el don de sí mismo, y lo ha mostrado a
través de muchos signos. Él no ha venido a dar cosas, sino a
darse a sí mismo y por completo a la humanidad. Se trata de una comida y una
bebida que no pueden comprarse con dinero. Por tanto el pan no era más que un
gesto simbólico de su propia entrega.
El seguimiento de
Jesús no es para buscar en él la respuesta a las necesidades materiales. Se
busca a Jesús para ver -ver y entender- sus signos y para dejar que sus
palabras penetren el corazón y lo dispongan para comenzar a generar un modelo
de hombre y de mujer renovados, conscientes de la necesidad de transformar la
realidad en que se vive. No es que Jesús esté en desacuerdo sobre la necesidad
de luchar por lo material, sino que eso que llamamos material no puede reducir
al ser humano exclusivamente a la lucha por la subsistencia material; como
persona, tiene que aspirar a su realización aquí y ahora.
El evangelio de hoy
nos invita a reflexionar en nuestra manera de seguir a Jesús. Las palabras del
Señor son duras al desenmascarar las intenciones de muchos de sus
discípulos:"Les aseguro que no me buscan por los signos que vieron, sino
porque comieron pan hasta saciarse" (Jn 6,26). Es cosa saludable entonces
que cada uno de nosotros se pregunte qué beneficios espera recibir de seguir a
Jesús.
"Esto es lo
que Dios espera de ustedes: que crean en aquél que él envió" nos dice el
Señor. El que espera beneficios terminará queriendo "comprar" a Dios.
Y Dios no está de venta. Está de regalo, y la acogida a su regalo es lo que nos
viene a través del don de de la fe.
ORACIÓN
Señor
un signo tan grande de tu presencia amorosa es el compartir el alimento
material y espiritual, no el milagro como tal. Por eso ayúdanos por favor a
saber cómo hacer en nuestra vida cotidiana para que nuestra vida sea alimento
disponible para los demás. Pues partir y repartir el pan de la vida es un
imperativo cristiano, no esperar que tú obres mágicamente, sino
misericordiosamente y eso esperas de tus discípulos(as) y comunidades.
Amén
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