“JESÚS, EL BUEN PASTOR DE LA VIDA”
PRIMERA LECTURA
En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge
siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y
tomaron asiento.
Muchos judíos y prosélitos practicantes se
fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a
ser fieles a la gracia de Dios.
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió
a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia
y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin
contemplaciones: "Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de
Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna,
sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor:
"Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo
de la tierra.""
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y
alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna
creyeron.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda
la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a
los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé
y los expulsaron del territorio.
Ellos sacudieron el polvo de los pies, como
protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos
de alegría y de Espíritu Santo.
REFLEXIÓN
La primera lectura nos
presenta hoy a Pablo y Bernabé en todo su apogeo evangelizador, donde se puede
comprobar el proceso que va recorriendo la expansión del Evangelio. Por una
parte, el espacio físico desde donde se proclama la Buena Nueva es la misma
sinagoga judía; el medio es, naturalmente, la misma Escritura antigua, desde
donde se proclaman las promesas y se confirman con el anuncio de la muerte y
resurrección de Jesús como cumplimiento de ellas. Esto quiere decir que los
destinatarios originales son los israelitas; así lo formula Pablo y lo
corroboran los demás apóstoles. Hay, ciertamente, acogida del nuevo mensaje por
parte de muchos, pero también hay rechazos hasta violentos a la predicación de
Pablo y, antes de él, a las Pedro y los demás. El rechazo oficial no se queda
sólo en no aceptar el mensaje; incluye también la expulsión de la sinagoga y
las amenazas a quienes siendo judíos se hayan convertido al nuevo camino
y pretendan asistir por cualquier circunstancia a la sinagoga.
Todo esto nos sirve para
hacernos una idea de las dificultades que tuvo que afrontar el anuncio del
Evangelio en sus orígenes, y la forma como Pablo, llamado con tanta razón “el
apóstol de los gentiles”, va abriendo paso para que el evangelio de Jesús sea
anunciado y conocido por todo el mundo, sin importar fronteras, razas ni clases
sociales.
Ese es otro de los
efectos de la resurrección de Jesús: el conocimiento, por parte de todos los
seres humanos, de la Buena Noticia del amor de Dios, que en Jesús ha rescatado
a toda la humanidad y la ha puesto bajo el amparo y la guía de un solo Padre de
todos, el Padre de Jesús.
SALMO RESPONSORIAL: 99
R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Aclama
al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia
con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y
somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R. "El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades." R.
SEGUNDA LECTURA
“El Cordero será su
pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas “
Yo, Juan, vi una
muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y
lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas
y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me
dijo: - "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y
blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono
de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono
acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni
el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los
conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos."
REFLEXIÓN
La visión apocalíptica
que Juan nos describe en la segunda lectura no se limita a un simple sueño
nacionalista judío. Ella tiene la intencionalidad de hacer conocer la nueva
idea de Dios que Jesús nos revela en el Nuevo Testamento: su Padre es el Dios
Padre de todos los hombres y mujeres, sin excepción alguna. Todos son recibidos
en la nueva realidad instaurada por el Cordero, ya que en él han sido superadas
todas las fronteras que los humanos fueron construyendo para vivir separados y
divididos. Ya no habrá división ni rechazo, porque en Jesucristo todos hemos
sido recibidos como hermanos. El Cordero Inmolado será el pastor que conducirá
hacia fuentes de aguas vivas a todos los elegidos -venidos de todas las
naciones-, porque asimilaron el proyecto del Padre; y allí será donde Dios
enjugará sus lágrimas (Ap 7, 17).
LECTURA
DEL EVANGELIO
“Yo doy la vida eterna a
mis ovejas”
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Mis ovejas
escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida
eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre,
que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del
Padre. Yo y el Padre somos uno."
REFLEXIÓN
Cristo asume las dos
funciones: de víctima que se inmola y de Pastor. En forma congruente, el
evangelio nos propone el relato de Juan en el que Jesús se presenta como el
pastor que cuida a sus ovejas. El ha anunciado su misión como el pastor que no
sólo cuida las ovejas, sino también las
de otros rediles, los no-judíos ( Jn 10,16). Jesús es un Pastor universal, que
llama incluso a los que no pertenecen al judaísmo para que vengan a formar
parte del rebaño, el de los que asumen como él la esperanza del reino de Dios.
La figura más tierna que
Jesús adopta como pastor es la del que busca a la oveja descarriada, a la
perdida, y cuando la encuentra se alegra, la recoge y la trae de vuelta al
aprisco (Lc 15,3-7). Por eso su gozo y su alegría radican en que los hombres y
mujeres de buena voluntad acojan y asuman su proyecto de vida eterna. Jesús se
diferencia en forma diametral de los pastores mercenarios, que cuando ven el
peligro simplemente huyen, abandonando el redil y dejando a las ovejas a merced
de su propia suerte.
El evangelio nos
refuerza también ese efecto tan importante de la resurrección de Jesús que es
la paternidad universal de Dios. Los que han oído a Jesús y lo han visto
actuar, son los primeros llamados a pertenecer al reino que él proclama, y al
mismo tiempo están en el deber moral de anunciarlo a otros. Esos son los que,
dice Jesús, “el padre me ha dado”; los que han entendido su propuesta y
la siguen. En tal seguimiento no hay equivocación ni extravío, porque
justamente la palabra de Jesús -quien es la Palabra misma del Padre- es la vía
segura por donde el hombre puede alcanzar su máxima plenitud.
Cristo hace un llamado a
todos, como supremo Pastor, para que comprendan que lo que él propone en esencia
es una realidad de unidad y de hermandad que no es posible de destruir, ya que
con la fuerza del Espíritu podemos todos los bautizados trasparentar a Jesús
resucitado y ser en el mundo instrumentos de paz y de unidad. Habrá así,
finalmente, “un solo rebaño y un solo pastor” (Jn 10,16).
ORACIÓN
Como el
mejor de los pastores has acogido mi vida, no me has abandonado. En medio de
mis tribulaciones, equivocaciones, tristezas, desengaños y angustias, Tu Amado,
estas ahí, cuidándome, transformándome, vendándome, proveyéndome,
consintiéndome. Gracias Jesús. Amén
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