lunes, 1 de abril de 2013

Lunes 1 de abril de 2013



“JESÚS HA RESUCITADO, Y NOSOTROS(AS) SOMOS  SUS TESTIGOS”

PRIMERA LECTURA
HECHOS 2,14.22-33

“Dios resucitó a Jesús, y todos somos testigos”

El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia."
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que "no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo."

REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy nos transporta desde el principio al final al tiempo "pascual". Este tiempo litúrgico empieza con la Pascua y se prolonga hasta Pentecostés. Pues bien, precisamente desde el día de Pentecostés nos alcanza la palabra del apóstol Pedro: "A Jesús de Nazaret, que conforme a los planes y propósitos de Dios, fue entregado, ustedes lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no podía tenerlo dominado".
Sin Pascua no hay Pentecostés, porque Cristo dijo: "si no me voy, el Espíritu no vendrá para estar con ustedes" (Juan 16,7). Pero sin Pentecostés no es posible recibir ni entender el misterio de la Pascua, pues dijo Cristo también: "Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a la verdad completa... El Espíritu mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes" (Juan 16,13.14).
Así entendemos el vínculo íntimo entre la ascensión de Jesús desde de la tierra, que se celebra en Pascua y el descenso del Espíritu desde el Padre, que se celebra en Pentecostés. Cristo envía al Espíritu, y el Espíritu trae a nosotros su presencia y su gracia.

SALMO RESPONSORIAL: 15
R: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 28, 8-15

“ANUNCIEN A MIS HERMANOS QUE VAYAN A GALILEA; ALLÍ ME VERÁN”

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

REFLEXIÓN:
Jesús sale al encuentro de las mujeres y las saluda. Ellas le responden “acercándose, abrazando sus pies y adorándolo”. Esta es la experiencia de las mujeres (y de la comunidad) de la resurrección de Jesús. Ni el sepulcro vacío, ni la presencia de un ángel son razón suficiente para creer en la resurrección. El verdadero y único argumento es llegar a sentir vivo al resucitado y expresarle en fe la adoración.
Pero los dirigentes judíos se obstinan en su mala fe. Ante el informe de los guardias, se reúne de nuevo el Gran Consejo, el Sanedrín. No les interesa lo que realmente sucede, sino la repercusión que pueda tener en el pueblo. Con dinero se habían apoderado de Jesús; con dinero quieren impedir la fe en él. Es increíble el poder corruptor del dios dinero. La resurrección de Jesús no tiene más prueba que la propia experiencia. Esta experiencia, que es también la nuestra, nos libera del miedo y nos compromete en acciones concretas de seguimiento y de anuncio.

ORACIÓN
Gracias Señor porque vamos a vivir 50 días de fiesta intensamente puesto que ¡Has Resucitado!. La vida no pudo ser retenida por el reino de la muerte y por eso permaneces en nuestro ser y nos vamos preparando para el paso definitivo. Nos queremos dejar capacitar por el Espíritu Santo para ser testigos(as) del poder de Dios en ti que eres el Hijo del Dios Amor. Amén

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