PASCUA ES TIEMPO PARA
VER, CREER Y HACER
En
este nuevo mes continuamos en las primeras semanas reflexionando en torno a la
Cuaresma “tiempo de preparación, purificación y penitencia”. Y en la última
semana del mes celebraremos la gran fiesta de la Pascua.
En
sus orígenes, la Pascua era una fiesta de pastores en el Antiguo Oriente. Se
celebraba cada año, por primavera, porque era el tiempo propicio para la
búsqueda de frescas aguas y nuevos pastos; un tiempo donde se sacrificaba el
animal más joven para pedir la fecundidad de los rebaños. Más adelante los
judíos la convierten en una fiesta que celebra dos acontecimientos vitales en
su historia: la liberación de la esclavitud de Egipto y la posesión de la
tierra prometida.
Los
cristianos celebramos en la pascua nuestra fiesta más importante: La Resurrección de Jesús. La Pascua cristiana comienza
con unas protagonistas: las mujeres, que van en un caminar hacia el sepulcro,
cuando todavía está oscuro (Jn. 20.1), la oscuridad indica en medio de su alejamiento
la fe de María Magdalena, quien a su vez representa a la comunidad cristiana.
El amor a Jesús se mantenía, pero la fe se había perdido. Pensaban que con la
muerte de Jesús todo había terminado. “La fuga de los Apóstoles” (Marc. 15,
50), “la decepción de los discípulos de Emaús” (Luc 24, 21) y “el miedo a los
judíos” (Juan 20, 19) sugiere con
claridad la sensación de fracaso que invadió a los primeros creyentes. Hoy
puede pasar lo mismo; la fe de muchos cristianos permanece a oscuras no porque duden de la Resurrección
de Jesús, sino porque no han tenido una experiencia de ella y de hecho no se
pueden comprometer con el proyecto de vida de Jesús.
Todos
habían visto lo que Jesús hizo, pero en el fondo de su corazón no terminaban de
creer en la acción de su Palabra. Como en la parábola del “banquete de bodas”
(Mat. 22,1-14), los discípulos estaban en la fiesta de Jesús, pero no tenían el
traje apropiado. Les faltaba el vestido de la Palabra, y la fidelidad a la vida
comunitaria, la fe en camino de justicia
y solidaridad. Una verdadera fe de la comunidad resucitada implica: Un ver,
creer y hacer. Esto lo confirma Mateo
25, 31-4.
La
Pascua cristiana es tiempo para ver creyendo y para creer haciendo.Es tiempo de
hacer algo por los demás; es tiempo de reconstruir las ruinas de una humanidad
que tanto necesita de amor misericordioso, justicia y solidaridad, alegría y
esperanza en un presente y un futuro mejor.
Toda
la alegría y el optimismo de las discípulas y discípulos tenían una razón:
Jesús el Señor está vivo y se les apareció en el camino, les reunió en
comunidad en torno a su Palabra y les envío a la misión. Por eso Resurrección, comunidad, Palabra y misión
están unidos y son lo mismo. Esa es la gran tarea de la iglesia de todos
los tiempos, para ello no está sola sino es animada por la fuerza del Espíritu
Santo (Luc. 24; 48-49).
Unas
felices Pascuas en el Señor. Bendiciones en este tiempo de Resurrección para
ti, tu familia y tu pequeña comunidad.
Roberto
Zamudio
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