Sábado
4ª semana de Cuaresma
“LA DIFICULTAD PARA
DESCUBRIR LA IDENTIDAD DE JESÚS”
PRIMERA
LECTURA
JEREMÍAS
11,18-20
“Yo,
como cordero manso, llevado al matadero”
El
Señor me instruyó, y comprendí, me explicó lo que hacían. Yo, como cordero
manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí
planeaban: "Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra
vital, que su nombre no se pronuncie más." Pero tú, Señor de los
ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi
venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Jeremías,
en medio de su angustia y temor, sólo cuenta con Dios. Es el cuadro que conocemos;
la realidad que viven millones de personas, inocentes, perseguidas,
desplazadas, pobres, cuyas vidas experimentan la desesperanza. Este texto
pertenece a lo que se ha dado en llamar “las confesiones de Jeremías”. El
profeta proclama la libertad que guía la elección de Dios cuando recurre a los
hombres para que hablen en su nombre. Toda la vida Jeremías lo testimonia: la
palabra de Dios ha irrumpido en él y le ha obligado a proclamar por todas
partes el derecho de Dios, aunque él sólo aspiraba a vivir tranquilo. El
versículo 20 podría entristecernos. Sin embargo es sólo el reflejo del
sufrimiento del perseguido, que desnuda su corazón ante Dios. Aunque parezca
haber un recordatorio de la ley del talión, Jeremías no recurre a una acción de
carácter punitivo, sino de abandono en el Señor. Evidentemente, Jesús dará un
paso más, cuando ore por sus enemigos. Hay, por lo menos, un lugar en el que
ningún hombre es olvidado: el Corazón de Dios. La confianza del profeta lo saca
adelante y le hace superar la prueba. Que esta certeza sea nuestro consuelo y
confortación.
SALMO
RESPONSORIAL: 7
R.
/ Señor, Dios mío, a ti me acojo.
Señor,
Dios mío, a ti me acojo,
líbrame
de mis perseguidores y sálvame,
que
no me atrapen como leones
y
me desgarren sin remedio. R.
Júzgame,
Señor, según mi justicia,
según
la inocencia que hay en mí.
Cese
la maldad de los culpables,
y
apoya tú al inocente,
tú
que sondeas el corazón y las entrañas,
tú,
el Dios justo. R.
Mi
escudo es Dios,
que
salva a los rectos de corazón.
Dios
es un juez justo,
Dios
amenaza cada día. R.
LECTURA
DEL EVANGELIO
JUAN
7,40-53
“¿Es
que de Galilea va a venir el Mesías?”
En
aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de
Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían:
"Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a
venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de
David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente una
discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano
encima.
Los
guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les
dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron:
"Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les
replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe
o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos
malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era
fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin
escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron:
"¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen
profetas." Y se volvieron cada uno a su casa.
Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El
mesianismo de Jesús fue cuestionado por sus propios paisanos. La gente tenía
una manera particular de ver el mundo; se habían habituado a ver la historia
desde unas lógicas propias y desde unos esquemas ya preestablecidos. Es un
problema que vivió Jesús y que se vive igualmente en nuestro tiempo. Podríamos
decir que uno de los fenómenos humanos más increíbles es el de la costumbre.
Acostumbrarse a pensar de cierta manera y a ver el mundo de una manera
particular, creyendo que es la única válida, es una actitud común a lo largo de
la historia. Esto muchas veces nos cierra a la diferencia, nos vuelve enemigos
de lo novedoso, hace que perdamos la posibilidad de vivir aprendiendo. Eso le
sucedió a la gente del tiempo de Jesús: “De Galilea no puede salir algo bueno”.
La actitud de aquella gente era propia de los que se sienten ya terminados en
su proceso, los que creen que Dios no tiene ya nada más que decirles. Jesús,
con su propuesta liberadora, sigue tocando nuestras vidas, nuestro corazón,
nuestra historia. Hoy estamos llamados a acogerlo, a recibirlo en nuestra vida,
y a estar abiertos a la novedad de cada tiempo y de cada lugar.
ORACIÓN
Señor
Tú eres nuestro Dios y el de nuestros hermanos (as) en el Espíritu, que como Nicodemo, seamos capaces de decir públicamente con toda certeza que te conocemos, y con nuestro
testimonio demostremos que te amamos y te seguimos, para
que muchos otros lleguen a Ti. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: