viernes, 1 de marzo de 2013

Jueves 28 de Marzo de 2013

Jueves Santo

“PASCUA ES ESTAR DISPUESTO A DEJARSE AMAR POR EL SEÑOR”

PRIMERA LECTURA
ÉXODO 12,1-8.11-14

“Prescripciones sobre la cena pascual”
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.""

REFLEXIÓN
 La Pascua siempre ha sido una fiesta de liberación cuyos orígenes se remontan a costumbres anteriores a la Pascua del pueblo judío. Los pastores nómadas antes de emprender su viaje, en busca de mejores pastos para sus rebaños en la noche de luna llena, más cercana al inicio de la primavera, sacrificaban un cordero o un cabrito nacido el año anterior, macho, sin defecto; para que no perdiera su energía vital, al comerlo no podían romperle ningún hueso. Además como estaban en una región desértica, sin agua, el animal no era cocido en agua, sino asado al fuego. Con su sangre rociaban las entradas de sus tiendas de campaña para evitar la entrada de los espíritus malignos portadores de enfermedades y desgracias. Como debían partir antes de la salida del sol, comían de prisa, calzadas las sandalias, el bastón en la mano y listos para partir.
Estas costumbres fueron adoptadas por los israelitas cuando celebraron la Pascua; pero con otro significado. Con la sangre del cordero marcan sus puertas para evitar la entrada del ángel exterminador; el cordero no sólo era sacrificado, sino también comido; de esta manera los comensales se comprometían aún más con el misterio de la fiesta. La Pascua entre los judíos, unida a la liberación de Egipto, se reactualizaba con esta celebración, es decir se hacía presente como si ellos fueran los protagonistas y de esta manera el pasado se mantuvo vivo y los proyectaba hacia el futuro.

La mención de la sangre nos introduce en el Antiguo Testamento y por ella se opera la continuidad entre la Pascua judía y la Pascua cristiana. Pascua es la gran fiesta de la liberación de la servidumbre y de la muerte, donde la sangre del cordero juega una función salvadora; más aún, como Egipto en el Antiguo Testamento es la tierra del pecado, la salida de Egipto es una liberación de la esclavitud material y de la del pecado.

El relato de la Pascua Judía, está ubicado entre el anuncio y el hecho de la muerte de los primogénitos. Es la vida en medio de la muerte. Es la libertad en medio de la opresión. Dos líneas se entrecruzan: la de un banquete sagrado familiar y la del empleo de la sangre como signo protector. El nombre de la Pascua se deriva de pasah, saltar, pasar por alto, y se refiere al “paso del Señor” cuyo ángel exterminador “pasa por alto” las casas marcadas por la sangre del cordero.
Se unen dos fiestas, la Pascua que es una fiesta antiquísima de carácter pastoril que se celebraba en la primavera cuando se iniciaba el desplazamiento de los pastores, y la de los Ácimos que es una fiesta de carácter agrícola en la cual se ofrecen los primeros frutos al Señor. En la Pascua se trata de la celebración de un pasado que se apropia y se revive, ese pasado tiene una realidad viva y nueva en el momento de la celebración. En este sentido es pasado, pero a la vez es futuro en cuanto que nos lleva a celebrar y desear la liberación total.

SALMO RESPONSORIAL: 115
R / /El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
 Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 11,23-26

“Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor”

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
La Pascua judía tiene para los cristianos un nuevo sentido; como el texto del éxodo narraba la celebración litúrgica judía, Pablo muestra la celebración litúrgica cristiana como una nueva pascua, con el anuncio de la liberación bajo el signo de la sangre que ahora se ha transformado en pan y vino. Es el mismo rito de la alianza y de la reconciliación, con paralelos que permiten comprender la celebración cristiana desde el sentido de la Pascua judía: - la noche de la salida de Egipto con la noche de la Pasión. El cordero del éxodo con el cordero pascual. El memorial de las pruebas del desierto con el memorial del sacrificio de Jesús.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 13,1-15

“Los amó hasta el extremo”

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:
Jesús antes de partir, quiere que sus discípulos comprendan, con un gesto simbólico, lo que significa su misión: el lavatorio de los pies es la expresión del compromiso por el servicio a la comunidad que se le ha encargado. Es muy significativo que en el lugar en que los otros evangelios colocan la última cena, Juan, sin decir una palabra sobre esta cena, describe el signo más diciente del amor y del servicio, porque cuando había llegado la hora, en el momento en que su misión termina, Jesús quiere demostrar su compromiso definitivo con la humanidad por medio del servicio.

El lavado de los pies era un gesto que en la antigüedad mostraba acogida y hospitalidad; de ordinario lo hacía un esclavo o una mujer, la esposa a su marido, los hijos o las hijas al padre un gesto de consideración excepcional para con los huéspedes. Jesús rompe con la tradición: no pide ayuda. Él, que preside la cena y dentro de ella, realiza el lavatorio de los pies, demostrando que no hay alguno mayor que pudiera ser el primero; la comunidad de sus discípulos se conforma en la igualdad y en la libertad como fruto del amor; y el Señor se convierte en el servidor, porque la verdadera grandeza no está en el honor humano sino en el amor que transforma a los hombres y mujeres en la presencia de Dios en el mundo. Son significativas la palabras de Jesús: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Jesús estando cenando con sus discípulos, nos dice el evangelista, se levanto de la mesa, dejó el manto y, tomando un paño, se lo ató a la cintura, minuciosamente nos describe la escena. El verdadero amor se traduce en acciones concretas de servicio, cuando  Jesús dejó el manto se expresa cómo que deja de lado su vida, la vida que él da por sus amigos. Luego toma un paño, como el que usaban los sirvientes que es, por lo tanto, símbolo del servicio.

Jesús niega la validez de los valores que el mundo ha creado; al ponerse de rodillas ante sus discípulos, Jesús, Dios entre los hombres, Dios recupera su verdadero rostro con el servicio. Dios no actúa como un soberano, sino como un servidor del hombre porque el Padre que no ejerce dominio sino que comunica vida y amor, no legitima ningún poder ni dominio. Lo que Dios hace por el hombre es levantarlo a su propio nivel; Jesús es el Señor, pero al lavar los pies a los suyos haciéndose su servidor, les da también a ellos la categoría de señores. Su servicio por tanto elimina todo rango porque en la comunidad que él funda cada uno ha de ser libre; son todos señores por ser todos servidores, y el amor produce libertad.

Sus discípulos tendrán la misma misión: crear una comunidad de hombres y mujeres iguales y libres porque el poder que se pone por encima del hombre, se pone por encima de Dios. Jesús destruye toda pretensión de poder, ya que la grandeza y el poderío humanos no son valores a los que él renuncia por humildad, sino una injusticia que no puede aceptar.

Celebremos hoy nuestra cena pascual, hagámoslo con la mentalidad de Jesús, hagámoslo comunitariamente, con una comunidad dispuesta al servicio que la fortalece y enriquece, pero sobre todo una comunidad de todos los hombres unidos por el lazo más fuerte: el amor.

ORACIÓN
Gracias Señor Jesús porque, al igual que el Padre Dios, nos amas hasta el extremo. Gracias porque con tu ejemplo nos enseñas hoy el verdadero sentido de la amistad, del amor fraterno, del servicio y del darse por el otro. Te entrego a todos aquellos que aún no te descubren en su corazón, para que también ellos un día puedan decir como nosotros(as): “Señor déjame ver en tu interior para ser cambiado por tu amor, dame tu corazón, dame tu parecer, dame tus ojos quiero ver…”. Amén.

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