viernes, 1 de marzo de 2013

Domingo 17 de Marzo de 2013



Domingo 5º de Cuaresma
“DIOS ESTA HACIENDO NUEVA TODAS LAS COSAS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 43, 16-21

“Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo”

Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes; caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. "No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo.

Me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
El texto del discípulo de Isaías es característico de su teología. Se lo ha llamado con frecuencia el “profeta del nuevo éxodo”  y el texto que comentamos lo muestra claramente. Con la fórmula clásica del “enviado” (“así dice...”) comienza la unidad; como ocurre con mucha frecuencia Dios es presentado por lo que “hace”.

El texto presenta una larga introducción (vv.16-17) sobre el pasado haciendo memoria de los acontecimientos del éxodo (Ex 13-14), con lo que recuerda a Israel que su fe no radica en los acontecimientos del pasado sino en Dios que “hace” esas cosas.

Y en el v. 18: nos dice  “no se acuerden de las cosas pasadas” . ¿Por qué no recordar lo que acaba de poner en la memoria? La memoria (“¡recuerda!”) ha sido  fundamental en Israel (Sal 78), y por eso es importante la historia. Pero nos lo dice porque ciertamente  lo que viene “es nuevo”, ya no estamos ante un río que se seca para que un pueblo pase, sino ante un desierto que se llena de agua para que el pueblo beba; lo nuevo es el camino en el desierto  y el agua y la vegetación en ese lugar. Es interesante recordar que el desierto es -para el tiempo del éxodo- un lugar terrible (“enorme y temible”, Dt 1,19; 8,15), allí Dios dio agua de la roca, y alimento del cielo; lo que ahora va a realizar —y realiza— es notablemente superior que hace empalidecer lo “antiguo”. Los acontecimientos que narra nos recuerdan lo que pasó,  pero lo que nos dice  es que no debemos quedarnos en el pasado: sino mirar ahora y más allá, lo que  “se está haciendo”.

Lo que quiere destacar el autor es que por más maravillosos que hayan sido los acontecimientos del pasado no hay que quedarse en ellos, quedarse en los acontecimientos y no en Dios es una forma sutil de idolatría, lo que hay que recordar es a Dios que es quien los hizo, hace y hará. El éxodo es el acontecimiento ejemplar y por eso es modelo de acontecimientos nuevos, no es algo en lo que Dios se ha estancado en el pasado. La “sola memoria” puede ser peligrosa, no puede ser un permanecer “estancados”, no tiene valor si no va acompañada de la esperanza y si no nos  prepara para el  futuro.


SALMO RESPONSORIAL: 125
R. / El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

Hasta los gentiles decían:
El Señor ha estado grande con ellos."
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 3, 8-14

“Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte”

Hermanos: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.

Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.

Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.

Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Lo que ha cambiado a Pablo dando un nuevo enfoque a su vida es el “conocimiento de Cristo Jesús”. Es cierto que otro “conocimiento” puede ser inútil, pero sí de conocimiento de Cristo se trata, ese llegará a su plenitud al final de los tiempos donde “conoceré, como soy conocido (por Dios)”,  Todo es “a causa de Cristo” (v.7). La esperanza judía en el mesías era ciertamente futura, pero Pablo es consciente que ya la ha conocido.

El lenguaje que Pablo destaca es económico “pérdida  y ganancia” pero sobre todo deportivo. Pablo pretende, “ganar a Cristo y ser encontrado por él”. Las imágenes deportivas no son extrañas a Pablo  y le sirven a Pablo como un ejemplo más para destacar algo que ya ha comenzado pero aún no ha concluido, nos dice, que  él no corre con sus propias fuerzas, no lo ha alcanzado sino que fue él mismo alcanzado por Cristo . La justificación -la meta- sólo puede venir de la iniciativa de Dios, no por la ley sino por la fe.

Notemos dos cosas más: los adversarios de Pablo parecen creer “haber llegado ya a la meta”, por eso el apóstol insiste tan vehementemente en que todavía no ha llegado, que sigue en carrera. Los adversarios, confiando en sus propias fuerzas, y creyendo haber llegado a la meta, terminan siendo “enemigos de la cruz de Cristo” (v.18), la misma cruz que Pablo lleva en su vida.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8, 1-11

“El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?"

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.

Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."

Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más." Palabra del
Señor.

REFLEXIÓN

El evangelio de Juan nos trae hoy, el hermoso texto de encuentro reconciliador de Jesús con la mujer adúltera. Nos encontramos con una mujer pecadora sorprendida en adulterio. Quienes han estado con ella, son los mismos que hoy la traen para acusarla delante de Jesús y exigir que sea lapidada según la ley. Jesús la despide pero con el perdón, con amor misericordioso. Es cierto, la mujer ha pecado, pero lo más hermoso es que Dios la ha perdonado. Jesús la invita a iniciar su propio éxodo y la coloca en el horizonte de una nueva vida: “No peques más”. Jesús hace todo nuevo en la vida de esta mujer excluida. Él le ha traído la salvación y ella encuentra ahora en Jesús el sentido profundo de su existencia. Vayamos también nosotros hoy a Jesús, llevemos ante Él nuestras prostituciones, nuestras idolatrías, todo aquello que nos hace relativizar lo absoluto,  lo que   no es verdad al margen de Dios. Que en este fin de la cuaresma, logremos presentarnos a  Jesús con nuestro pecado y limitación, para sentir su perdón, y poder experimentar con el profeta que algo nuevo está naciendo en nuestras vidas, y quizás clamar con el salmista: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Seguros de la misericordia de Dios, marchemos tras Jesús, en este final de la cuaresma y proximidad de la nueva Pascua.      

 ORACIÓN
Amado Señor, ayúdanos a dirigir la mirada al presente y futuro de tu acción, para no  quedarnos en el pasado y en la desesperanza, porque Tú viniste a enseñarnos un estilo de vida diferente, a partir de la bondad y la capacidad de amar con que nos creaste  y nos rescataste con tu muerte y resurrección, por eso bendigo  tu actuar renovador en nuestra vida y en el mundo. Amén.


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