Domingo
5º de Cuaresma
“DIOS ESTA HACIENDO
NUEVA TODAS LAS COSAS”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS
43, 16-21
“Mirad
que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo”
Así
dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas; que
sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes; caían para no
levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. "No recordéis lo de
antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está
brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo.
Me
glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua
en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi
escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza."
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El texto del discípulo de Isaías es característico
de su teología. Se lo ha llamado con frecuencia el “profeta del nuevo éxodo” y el texto que comentamos lo muestra
claramente. Con la fórmula clásica del “enviado” (“así dice...”) comienza la
unidad; como ocurre con mucha frecuencia Dios es presentado por lo que “hace”.
El texto presenta una larga introducción (vv.16-17)
sobre el pasado haciendo memoria de los acontecimientos del éxodo (Ex 13-14),
con lo que recuerda a Israel que su fe no radica en los acontecimientos del
pasado sino en Dios que “hace” esas cosas.
Y en el v. 18: nos dice “no se acuerden de las cosas pasadas” . ¿Por
qué no recordar lo que acaba de poner en la memoria? La memoria (“¡recuerda!”) ha
sido fundamental en Israel (Sal 78), y
por eso es importante la historia. Pero nos lo dice porque ciertamente lo que viene “es nuevo”, ya no estamos ante un
río que se seca para que un pueblo pase, sino ante un desierto que se llena de
agua para que el pueblo beba; lo nuevo es el camino en el desierto y el agua y la vegetación en ese lugar. Es
interesante recordar que el desierto es -para el tiempo del éxodo- un lugar terrible
(“enorme y temible”, Dt 1,19; 8,15), allí Dios dio agua de la roca, y alimento
del cielo; lo que ahora va a realizar —y realiza— es notablemente superior que
hace empalidecer lo “antiguo”. Los acontecimientos que narra nos recuerdan lo
que pasó, pero lo que nos dice es que no debemos quedarnos en el pasado: sino
mirar ahora y más allá, lo que “se está
haciendo”.
Lo que quiere destacar el autor es que por más
maravillosos que hayan sido los acontecimientos del pasado no hay que quedarse
en ellos, quedarse en los acontecimientos y no en Dios es una forma sutil de
idolatría, lo que hay que recordar es a Dios que es quien los hizo, hace y
hará. El éxodo es el acontecimiento ejemplar y por eso es modelo de
acontecimientos nuevos, no es algo en lo que Dios se ha estancado en el pasado.
La “sola memoria” puede ser peligrosa, no puede ser un permanecer “estancados”,
no tiene valor si no va acompañada de la esperanza y si no nos prepara para el futuro.
SALMO
RESPONSORIAL: 125
R.
/ El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Cuando
el Señor cambió la suerte de Sión,
nos
parecía soñar:
la
boca se nos llenaba de risas,
la
lengua de cantares. R.
Hasta
los gentiles decían:
El
Señor ha estado grande con ellos."
El
Señor ha estado grande con nosotros,
y
estamos alegres. R.
Que
el Señor cambie nuestra suerte,
como
los torrentes del Negueb.
Los
que sembraban con lágrimas
cosechan
entre cantares. R.
Al
ir, iba llorando,
llevando
la semilla;
al
volver, vuelve cantando,
trayendo
sus gavillas. R.
SEGUNDA
LECTURA
FILIPENSES
3, 8-14
“Por
Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte”
Hermanos:
Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor.
Por
él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir
en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de
Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Para
conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus
padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección
de entre los muertos.
No
es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo
corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
Hermanos,
yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo
que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la
meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Lo
que ha cambiado a Pablo dando un nuevo enfoque a su vida es el “conocimiento de
Cristo Jesús”. Es cierto que otro “conocimiento” puede ser inútil, pero sí de
conocimiento de Cristo se trata, ese llegará a su plenitud al final de los
tiempos donde “conoceré, como soy conocido (por Dios)”, Todo es “a causa de Cristo” (v.7). La
esperanza judía en el mesías era ciertamente futura, pero Pablo es consciente
que ya la ha conocido.
El
lenguaje que Pablo destaca es económico “pérdida y ganancia” pero sobre todo deportivo. Pablo
pretende, “ganar a Cristo y ser encontrado por él”. Las imágenes deportivas no
son extrañas a Pablo y le sirven a Pablo
como un ejemplo más para destacar algo que ya ha comenzado pero aún no ha
concluido, nos dice, que él no corre con
sus propias fuerzas, no lo ha alcanzado sino que fue él mismo alcanzado por
Cristo . La justificación -la meta- sólo puede venir de la iniciativa de Dios,
no por la ley sino por la fe.
Notemos
dos cosas más: los adversarios de Pablo parecen creer “haber llegado ya a la
meta”, por eso el apóstol insiste tan vehementemente en que todavía no ha
llegado, que sigue en carrera. Los adversarios, confiando en sus propias
fuerzas, y creyendo haber llegado a la meta, terminan siendo “enemigos de la
cruz de Cristo” (v.18), la misma cruz que Pablo lleva en su vida.
LECTURA
DEL EVANGELIO
JUAN
8, 1-11
“El
que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”
En
aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó
de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les
enseñaba.
Los
escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y,
colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida
en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras;
tú, ¿qué dices?"
Le
preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose,
escribía con el dedo en el suelo.
Como
insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin
pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió
escribiendo.
Ellos,
al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y
quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se
incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te
ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."
Jesús
dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."
Palabra del
Señor.
Señor.
REFLEXIÓN
El
evangelio de Juan nos trae hoy, el hermoso texto de encuentro reconciliador de
Jesús con la mujer adúltera. Nos encontramos con una mujer pecadora sorprendida
en adulterio. Quienes han estado con ella, son los mismos que hoy la traen para
acusarla delante de Jesús y exigir que sea lapidada según la ley. Jesús la
despide pero con el perdón, con amor misericordioso. Es cierto, la mujer ha
pecado, pero lo más hermoso es que Dios la ha perdonado. Jesús la invita a
iniciar su propio éxodo y la coloca en el horizonte de una nueva vida: “No
peques más”. Jesús hace todo nuevo en la vida de esta mujer excluida. Él le ha
traído la salvación y ella encuentra ahora en Jesús el sentido profundo de su
existencia. Vayamos también nosotros hoy a Jesús, llevemos ante Él nuestras
prostituciones, nuestras idolatrías, todo aquello que nos hace relativizar lo
absoluto, lo que no es verdad al margen de Dios. Que en este
fin de la cuaresma, logremos presentarnos a
Jesús con nuestro pecado y limitación, para sentir su perdón, y poder
experimentar con el profeta que algo nuevo está naciendo en nuestras vidas, y
quizás clamar con el salmista: “El Señor ha estado grande con nosotros y
estamos alegres”. Seguros de la misericordia de Dios, marchemos tras Jesús, en
este final de la cuaresma y proximidad de la nueva Pascua.
ORACIÓN
Amado
Señor, ayúdanos a dirigir la mirada al presente y futuro de tu acción, para no quedarnos en el pasado y en la desesperanza,
porque Tú viniste a enseñarnos un estilo de vida diferente, a partir de la
bondad y la capacidad de amar con que nos creaste y nos rescataste con tu muerte y
resurrección, por eso bendigo tu actuar
renovador en nuestra vida y en el mundo. Amén.
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