viernes, 1 de marzo de 2013

Miércoles 6 de marzo de 2013


“QUIEN APRENDE EL SENTIDO DE LA LIBERTAD APRENDE LOS MANDAMIENTOS”

PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 4,1.5-9

“Poned por obra los mandatos”

Moisés habló al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. Mirad, yo os enseño los mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."

Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y nietos."  Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Uno puede decir que todos los pecados nacen de la mala memoria. En la primera lectura de hoy encontramos una fuerte exhortación: "no te olvides de lo que vieron tus ojos". Una advertencia que bien podemos considerar nacida de la experiencia, porque es muy cierto que hemos visto maravillas y es cierto también que las hemos olvidado. No es la menor de las desdichas humanas eso de que haya tantos males que al recordarlos nos parecen tan recientes y tan capaces de afectarnos, mientras la niebla de un recuerdo borroso e inocuo se apodera de los bienes que también tuvo el pasado.

 Por algo san Agustín, y después de él santa Catalina de Siena, hablaron de la memoria como de una de las "potencias" o "facultades" del alma. La memoria tiene poder porque somos en buena parte lo que recordamos ser. Es la memoria, en efecto, esa potencia que unifica nuestro ser a lo largo de la línea del tiempo, de modo tal que sin ella no tendríamos más que instantes inconexos, carentes de sentido y de vigor. Gracias a la memoria no tenemos que reinventar cada día lo que significa "vivir".

 Recordar las maravillas que hizo el Señor es el principio ineludible para reconocer su grandeza, admirar su poder y agradecer su misericordia. Y ciertamente no es posible una vida agradable a Dios sin estas tres cosas.

 Además, la obediencia a los mandatos divinos es dura, casi imposible, si nos quedamos mirando lo que hay que hacer; es suave, en cambio, posible e incluso deleitable, si atendemos a quién nos los ha mandado y qué planes de gracia y salvación ha dispuesto a favor nuestro. Todo, pues, depende de la memoria.

SALMO RESPONSORIAL: 147
R. / Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,17-19

“Quien cumpla y enseñe será grande”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Uno de los puntos débiles del cristianismo católico ha sido la exagerada supremacía de la ley, de la norma, del Derecho Canónico. Muchas veces anteponemos la norma y el canon al mensaje de Jesús. Tal vez una de las causas por las que muchas personas abandonan la Iglesia es por la presentación legalista que se hace de la religión cristiana. Jesús sabía que la voluntad del Padre-Dios es lo mejor que le puede pasar a la humanidad. Jesús sabe que no vino a abolir la ley original del pueblo de Israel. Pero sabemos que Jesús criticó con fuerza y audacia el cúmulo de legislaciones y preceptos que opacaban y escondían el rostro misericordioso de Dios, convirtiéndolo en una especie de tirano, en un ser cruel y mezquino. Cuando Jesús se enfrenta con la Ley, es porque ésta se había vuelto enemiga del ser humano, con el falso pretexto de que el ser humano agradara a Dios; hasta el punto de que la ley fue signo de muerte y exclusión para leprosos, mujeres, niños, extranjeros y pecadores. Más que cumplir leyes por temor, ser cristiano es vivir en fidelidad y lealtad el proyecto de Jesús, aunque esa manera de vivir traiga consigo persecución y muerte.

ORACIÓN
Señor ayúdanos a entender que tus mandamientos no son para esclavizar, sino para que vivamos en el amor una verdadera organización social, solidaria y respetuosa, donde prevalece el valor por la  vida, como nos lo enseñas tu Jesús. No se trata de cumplirlos porque si, sino porque de corazón estamos convencidos del verdadero sentido que tienen y por eso los practicamos y los enseñamos bajo la guía de tu Espíritu. Amén.     

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