miércoles, 1 de diciembre de 2010

Viernes 31 de diciembre de 2010

“SOMOS DE CRISTO”

PRIMERA LECTURA
1RA CARTA SAN JUAN 2, 18-21

“ESTA ES LA ÚLTIMA HORA”

Hijitos, esta es la hora última. Ustedes han oído que viene el Anticristo; pues bien, ahora han aparecido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la hora última. Ellos salieron de entre nosotros; pero en realidad no eran de los nuestros, porque si lo hubieran sido se habrían quedado con nosotros. Pero sucedió así para que se viera claramente que no todos son de los nuestros.
Cristo, el Santo, los ha consagrado a ustedes con el Espíritu, y todos ustedes tienen conocimiento. Les escribo, pues, no porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen; y ustedes saben que ninguna mentira puede venir de la verdad

REFLEXIÓN

Harto da qué pensar eso de que en el siglo I ya Juan nos hable de que estamos en la última hora (1 Jn 2,18). Idea que no era sólo suya. La Carta a los Hebreos habla de "estos tiempos, que son los últimos...". Tales palabras resuenan de modo particular en el último día del año civil.
Juan ve llegada la última hora por la multiplicación de anticristos, palabra que aquí debe entenderse en el sentido general de "adversarios de la propagación del Evangelio". Las enseñanzas de estos adversarios pueden deducirse del conjunto de advertencias que trae la Carta. ¿Quién es el embustero sino aquel que niega que Jesús es Cristo. La negación de Jesús es la negación de la verdad, de su promesa de salvación.
Juan hace eco además de la convicción de la Iglesia Primitiva, preocupado por la situación de los creyentes, deteniéndose a explicar los criterios para la verdadera fe: la fidelidad a lo que “habeís oído desde el principio”. El criterio fundamental de la verdadera fe esta ciertamente en lo que se oyó desde el principio, pero no en cuanto al contenido de su doctrina, sino más bien en su esencia en cuanto al Verbo de vida escuchado, visto, palpado, el criterio fundamental es Jesús, Cristo.

SALMO RESPONSORIAL: 95
R: Alégrese el cielo, goce la tierra.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 1,1-18

“LA PALABRA SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS”

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.
Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.
Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. Juan dio testimonio de él, diciendo: "Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo."
De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro; porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

REFLEXIÓN:

Jesús nace y es la luz verdadera, el esperado, el que ilumina a todo hombre viniendo a este mundo y demostrando que el amor de Dios es grande para con la humanidad. Vino para darles el poder de hacerse Hijos de Dios a aquéllos que creen en su nombre, que reclaman igualdad y dignidad, que propugnan un orden social en donde no se excluya a nadie. Jesús nos revela al Padre de misericordia que se hace historia, que se encarna en el mundo para dar vida, para redignificar, para reivindicar a aquéllos que sufren por la sociedad y que tanto lo han esperado. Jesús es el Verbo, la Palabra, la Vida, la Luz, el Hijo unigénito que está en estrecha relación con el Padre, que lo comunica a través de sus palabras y de sus obras. Jesús nos pone en comunión con el Padre, nos hace ser conscientes de que somos hijos suyos creados a su imagen y semejanza, con igualdad y dignidad. Y que por ser hijos en el Hijo somos también hermanos entre nosotros.

PARA REFLEXIONAR:

1. ¿Estamos actuando hoy como verdaderos hijos de Dios?, ¿Estamos correspondiendo con el mismo amor a nuestro Padre?
2. ¿Somos verdaderos hermanos en busca de la igualdad entre todos?

ORACIÓN AL FINALIZAR EL AÑO

Padre Dios nos has hecho tus hijos y nos has llenado de gozo, nuestra vida quiere renovarse en Ti cada día.
Oh Dios, Dueño de la vida , hoy en este último día del año queremos darte gracias muy especialmente por todo aquello que recibimos de ti.
Señor, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias, por la vida, por el amor, por las flores, el aire, el sol, la primavera. Por la alegría y el dolor, por todo cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrecemos cuanto hicimos este año, el trabajo que pudimos realizar , las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.
También Señor queremos pedirte perdón…. perdón por el tiempo perdido, por el dinero malgastado, por la palabra inútil, por las metas no realizadas, por el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías, por el trabajo mal hecho, por vivir sin entusiasmo. Perdón por la oración que poco a poco fuimos aplazando y hasta ahora venimos a presentarte, por todos los olvidos, descuidos y silencios.
En las próximas horas iniciamos un nuevo año, queremos detener nuestra vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar , presentándote cada hora cada minuto de cada día que sólo tú sabes si llegaremos a vivir. Te pedimos paz, alegría, fuerza, prudencia, claridad y sabiduría.

Señor ayúdanos a vivir cada día con optimismo, bondad, llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz. Cierra nuestros oídos a toda falsedad y nuestros labios a palabras mentirosas, egoístas e hirientes para otros. En cambio Señor abre en nuestro ser todo lo que es bueno, que nuestro espíritu se llene solo de bendiciones y las derramemos a nuestro paso.
Cólmanos Dios de bondad y alegría para que todo aquel que esté a nuestro alrededor encuentre en nosotros un poquito de Ti, de tu paso en nosotros, de tu toque maravilloso.
Te entregamos Señor este nuevo año, danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad. AMÉN.

BIENVENIDO AÑO 2011, AÑO DE GRACIA Y DE BENDICIÓN.

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