miércoles, 1 de diciembre de 2010

Martes 7 de Diciembre de 2010


“NI UNO MENOS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 40,1-11

“DIOS CONSUELA A SU PUEBLO”

El Dios de ustedes dice: "Consuelen, consuelen a mi pueblo; hablen con cariño a Jerusalén y díganle que su esclavitud ha terminado, que ya ha pagado por sus faltas, que ya ha recibido de mi mano el doble del castigo por todos sus pecados." Una voz grita: "Preparen al Señor un camino en el desierto, tracen para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril. Rellenen todas las cañadas, allanen los cerros y las colinas, conviertan la región quebrada y montañosa en llanura completamente lisa. Entonces mostrará el Señor su gloria, y todos los hombres juntos la verán. El Señor mismo lo ha dicho." Una voz dice: "Grita", y yo pregunto: "¿Qué debo gritar?" "Que todo hombre es como hierba, ¡tan firme como una flor del campo! La hierba se seca y la flor se marchita cuando el soplo del Señor pasa sobre ellas. Ciertamente la gente es como hierba. La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece firme para siempre." Súbete, Sión, a la cumbre de un monte, levanta con fuerza tu voz para anunciar una buena noticia. Levanta sin miedo la voz, Jerusalén, y anuncia a las ciudades de Judá: "¡Aquí está el Dios de ustedes!" Llega ya el Señor con poder, sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo. Trae a su pueblo después de haberlo rescatado. Viene como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos en sus brazos, los lleva junto al pecho y atiende con cuidado a las recién paridas.

REFLEXIÓN

La primera lectura nos ofrece una de las páginas más emotivas de la profecía de Isaías. El grito de amor y compasión nos traspasa: "¡consuelen a mi pueblo!". No estamos ante un juez implacable, ni frente a una norma anónima; no nos gobierna una ley inexorable, ni un destino ciego. Por grande y santo que sea el cielo, por puro y bello que sea Dios, sabe de tierras y miserias; entiende de dolores y pecados. En lo más alto hay un corazón. La suprema palabra no es una idea seca y fría, sino un corazón que palpita, que ama y que a su hora sabe gritar: "¡consuelen a mi pueblo!".
Ahora bien, el consuelo sólo es comprensible después del tiempo duro. Y el tiempo duro en el contexto de esta profecía tiene nombre propio: “el destierro”. Sólo que hay dos durezas en el destierro, como en todos los dolores que se enmarcan en la providencia de Dios: la dureza del castigo y la dureza de la medicina. Uno puede mirar los tiempos duros sólo como tiempos amargos, o puede mirarlos como purificación y preparación para una realidad nueva. El consuelo existe para quien espera un “tiempo nuevo”.
El pueblo ha pecado; el pueblo ha sido humillado pero el pueblo ha aprendido una lección. ¿Cuál? Sólo Dios es grande. Hay una ganancia neta y es la derrota de la soberbia y el rebrotar de la gratitud y la admiración por la grandeza y la misericordia de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 95
R: Nuestro Dios llega con poder.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 18, 12-14

“QUE NO SE PIERDA NI UNO”

"¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejará las otras noventa y nueve en el monte, para ir a buscar la oveja extraviada? Y si logra encontrarla, de seguro se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

REFLEXIÓN:

La imagen del pastor se usa con frecuencia en los escritos bíblicos precisamente porque representa alguien que está siempre con su rebaño, lo cuida y hasta expone su vida por él. El nombre de “pastor” era dado simbólicamente a los líderes políticos y religiosos. Los pastores propiamente dichos no eran vistos con buenos ojos en la época de Jesús; a pesar de que su profesión era importante, estaban marginados por motivos ético-religiosos, pues se dudaba de su pureza desde el punto de vista legal.
Un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una y deja las otras para ir a buscar la que se le ha perdido y cuando la halla, su alegría es inmensa porque la ha encontrado. Mateo nos presenta la parábola de un pastor cuyo único medio de subsistencia son las ovejas que posee. El vive y muere por sus ovejas, ellas son la razón de su vida.
Mateo y su comunidad nos muestran en este pequeño relato, usando la imagen de las ovejas, la lógica de Dios. Dios no opta por la marginación y exclusión de los pequeños, por el contrario, acoge a los débiles. Todas las ovejas son importantes en el proyecto de Dios, de igualdad y de justicia. El Señor que viene es como un pastor que no hace diferencia con sus ovejas. Dios es el padre misericordioso, que a pesar de nuestras debilidades nos ama entrañablemente, nos escucha y nos perdona.
El versículo 10, anterior al pasaje que leemos hoy, nos da la mejor pista para comprender el mensaje. A los “pequeños” Dios siempre los cuida. La oveja que se extravía es uno de esos pequeños. Dios actúa a través de la comunidad, por tanto somos todos responsables de esos pequeños que identificamos con los pobres, los huérfanos, los enfermos, los desprotegidos, los excluidos, los faltos de instrucción, étc, a quienes se puede engañar haciendo que se pierdan. El Señor vino a salvar precisamente a aquellos quienes la sociedad no valora sino que desprecia, vino a dignificar y valorar al hombre. Miremos hoy en nuestra realidad de qué manera Dios se muestra misericordioso para con aquellos que son olvidados y despreciados y cómo nosotros somos medios de ese amor.
Son también “pequeños” quienes pueden apartarse del redil por cualquier circunstancia. La conducta de la comunidad y de sus dirigentes debe imitar la actitud de Dios en Jesucristo, que no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños y deja a los otros para ir a buscar al extraviado. El acento en torno a la responsabilidad de la comunidad, y más en este tiempo de Adviento, nos ayuda a examinar nuestras acciones, a veces carentes de misericordia, fraternidad y de valoración de las personas.

PARA REFLEXIONAR:
1. ¿Cuál es la voluntad del Dios de Jesús para nosotros?
2. ¿Cómo ayudar a nuestros hermanos “descarriados”?
3. ¿Qué significa el “monte” desde la biblia?

ORACIÓN

Te bendecimos; Señor, en este nuevo día, te confesamos hoy Señor Jesús, como a la luz del mundo. Mi corazón, Señor, hoy se alegra en tu presencia y me gozo en tu amor por eso canto con el salmista: “Cantad al Señor, bendecid su nombre, delante del Señor que ya llega, ya llega el Señor a regir la tierra”. Amén.

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