miércoles, 1 de diciembre de 2010

Lunes, 27 de Diciembre de 2010

“VIÓ Y CREYÓ”

PRIMERA LECTURA
PRIMERA CARTA SAN JUAN 1, 1-4

“OS ANUNCIAMOS LO QUE HEMOS VISTO Y OÍDO…LA PALABRA DE VIDA”

Les escribimos a ustedes acerca de aquello que ya existía desde el principio, de lo que hemos oído y de lo que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo hemos visto y lo hemos tocado con nuestras manos. Se trata de la Palabra de vida. Esta vida se manifestó: nosotros la vimos y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes esta vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos ha manifestado. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijo Jesucristo. Escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.

REFLEXIÓN
Dos características destacan indudablemente, en los escritos del apóstol Juan; dos notas que parecen contradecirse en términos físicos, pero se complementan bellamente cuando se trata de espiritualidad: altura y profundidad, es decir: ojo a lo alto y mirada a lo profundo.
La audacia de su mensaje compite con la belleza de su expresión, de modo que el corazón creyente, cuando de veras lee a Juan, llega asentir esa especie de embriaguez deliciosa que se siente en los lugares altísimos, cuando todo se hace visible y adquiere por así decirlo su lugar en el conjunto sobrecogedor e imponente.
Nadie piense, sin embargo, que estamos hablando de un poeta de fantasías o de un novelista de seres o sensaciones imaginarias. Apegado a lo concreto y a lo real, mira qué nos ofrece: "lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida...". No es un vendedor de quimeras, no es un soñador atorado en sus ilusiones: es ante todo un testigo.
Es difícil saber cuál podría ser la "gran palabra", el concepto clave de la enseñanza de Juan: ¿la Palabra?, ¿la pareja ver-creer?, ¿la vida? Lo más seguro es decir que, más que una palabra o una única idea, en el corazón de la doctrina de Juan tenemos un conjunto armonioso y complementario de experiencias vividas desde Dios y hacia Dios. En este sentido el término clave sería "comunión". Estar "en comunión" es precisamente participar-de, recibir y compartir, aprender y ejercer un lenguaje, vivir lo mismo aunque no en la misma forma, en fin, llegar a ser con el otro. Es algo tan central en el mensaje de Juan, que llega a decirnos: "eso les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros"
"Estar en comunión", es respirar de un mismo Espíritu, tener, haber aprendido juntos un modo de hablar sobre el Señor, llorar con las lágrimas del hermano y reír con su sola sonrisa.

SALMO RESPONSORIAL: 96
R: Alegraos, justos con el Señor.

LECTURA DEL EVANGELIO
SAN JUAN 20,2-8

“UN TESTIGO VIVO DE LA RESURRECCIÓN”

Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
-¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.

REFLEXIÓN:
El evangelio nos presenta al que era muy amigo de Jesús (en otras versiones, el que Jesús más quería) como uno de los primeros testigos de la Resurrección al lado de María Magdalena y de Pedro. Estos discípulos, que estuvieron con Jesús, que escucharon sus palabras y fueron testigos de sus obras, no habían comprendido que según las escrituras Jesús debía resucitar de entre los muertos; y ahora el discípulo que era muy amigo de Jesús ve y cree: Jesús ha resucitado, su proyecto de vida, de justicia ha triunfado sobre la muerte. El evangelio de hoy nos invita a realizar nuestro discipulado en comunidad, a ser testigos de la llegada de quien vence la muerte. Llegar a entender que Jesús había resucitado no fue de la noche a la mañana, sino que pasaron varios años para lograr comprender el misterio de Dios. Hoy, la fe que se nos ha sido trasmitida por tradición nos invita a creer en ese Jesús que nace en medio de nosotros como el Hijo de Dios que busca la construcción del reino de vida, que vence toda clase de muerte, que está en nuestras familias, en las comunidades para darnos vida en abundancia
PARA REFLEXIONAR:
¿Somos testigos de un Jesús resucitado, de su proyecto de vida?
¿Construimos desde nuestra realidad y comunidad el Reino de Dios ?

ORACIÓN
Señor gracias por llamarnos un día a ser tus discípulos, Señor te pedimos hoy que así como tu discípulo amado, demos testimonio y seamos constructores de tu proyecto de vida, de los valores del Reino aquí en la tierra. Amén.

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