PRIMERA LECTURA
SOFONIAS 3,1-2.9-13
“SE PROMETE LA SALVACIÓN A TODOS LOS POBRES”
¡Ay de Jerusalén, la ciudad rebelde, manchada y opresora! No escuchó la voz del Señor ni aceptó ser corregida; no confió en él; no recurrió a su Dios. "Cuando eso llegue, purificaré el lenguaje de los pueblos, para que todos me invoquen, para que todos a una me sirvan. Del otro lado de los ríos de Etiopía, mi pueblo disperso vendrá suplicante a traerme ofrendas. En aquel tiempo, pueblo mío, ya no te avergonzarás de ninguna de las acciones con que te rebelaste contra mí, pues entonces quitaré de ti a los altaneros y orgullosos, y nunca volverás a mostrar orgullo en mi santo monte. Yo dejaré en ti gente humilde y sencilla, que pondrá su confianza en mi nombre. Los sobrevivientes del pueblo de Israel no cometerán injusticias, ni dirán mentiras, ni llenarán de embustes su boca. Podrán alimentarse y descansar sin miedo alguno."
REFLEXIÓN
A las puertas de la celebración de la llegada de Cristo es bueno recordar dos cosas: primero, qué género de personas estarán prontas a recibirlo: "un puñado de gente pobre y humilde", según la descripción de Sofonías; segundo, qué espiritualidad conlleva este hecho y qué significa para nosotros como Iglesia.
Observemos que el pueblo se vio diezmado por factores esencialmente externos, ante todo el destierro. Mas una lectura profunda de ese hecho externo los llevó a la conciencia de un factor interno, el pecado. Así vinieron a entender que habían sido infieles, como expresamente lo denuncia Sofonías.
Y es interesante notar que esta misma realidad del pecado viene como a "hermanar" a los judíos y los no judíos, es decir, al pueblo elegido, el pueblo de la alianza, con los demás pueblos. Porque si a Israel se le llama "infiel", a quienes desterraron a Israel se les llama "ciudad potente y opresora." No son mejores los judíos, porque fueron infieles, ni son mejores los paganos, porque oprimen.
Por otra parte, notemos cómo esta gente humilde y pobre, pero al mismo tiempo capaz de verdad, es un verdadero puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Sofonías anuncia que este Pequeño Resto será la herencia de Dios
SALMO RESPONSORIAL: 33
R: Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 21,28-32
“LAS PROSTITUTAS ENTRARÁN ANTES QUE USTEDES EN EL REINO”
Jesús les preguntó:
--¿Qué opinan ustedes de esto? Un hombre tenía dos hijos, y le dijo a uno de ellos: 'Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo.' El hijo le contestó: '¡No quiero ir!' Pero después cambió de parecer, y fue. Luego el padre se dirigió al otro, y le dijo lo mismo. Este contestó: 'Sí, señor, yo iré.' Pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?
--El primero --contestaron ellos.
Y Jesús les dijo:
--Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos. Porque Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle.
REFLEXIÓN:
El evangelio de hoy va en conexión con el de ayer. Aún Jesús se encuentra en el templo de Jerusalén con los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, personajes que representan la máxima autoridad religiosa, política y económica de su sociedad. Jesús les propone la parábola del padre y sus dos hijos: el que hace la voluntad del Padre es aquél que se arrepiente, quien reconoce que no ha hecho su voluntad y retorna a él. En cambio hay otros, como los fariseos, que dicen cumplir la voluntad del Padre, pero no lo hacen. Ante ello, los que entran al reino de los cielos son los que creyeron en la predicación de Juan, en su bautismo de conversión, en su predicación de justicia; quienes tuvieron un cambio de vida que los transformó hacia Dios, como en este caso los publicanos y las prostitutas. Los sacerdotes y fariseos no creyeron en Juan, y ni aun viéndole se arrepienten para creer; y esto es lo que Jesús les cuestiona. No reconocen en la acción de Juan la legítima voluntad de Dios.
Jesús se salta las instancias institucionales para favorecer a los seres humanos relegados por las estructuras discriminadoras injustas. Por su fe en el ser humano y en Dios, desafió las autoridades y defendió el derecho de los pobres y discriminados. Lo que dice de las prostitutas y pecadores (que “los precederán en el Reino de los Cielos) se refiere a la condición de esas personas que, en medio de sus inmensas limitaciones, son capaces de vivir los valores del Reino que la sociedad rígidamente organizada no está en condiciones de asumir. Pensemos hoy si estamos descubriendo la voluntad de Dios en aquellas personas que desean transformar la conciencia de los hombres para crear un mundo más justo.
PARA REFLEXIONAR:
1. ¿He leído y escuchado comentarios sobre “El día del Señor”?
2. ¿El día del Señor es para mí un día de salvación o de condenación?
ORACIÓN
Señor Jesús, gracias por este nuevo día; no me permitas rechazar a nadie y creer que mi experiencia de fe lo justifica; hazme servidor(a) de todos, respetuoso(a) de la diferencia, de corazón abierto a los que más necesitan. Amén.
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