miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sábado 18 de diciembre de 2010

“JESÚS: DIOS CON NOSOTROS”

PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 23,5-8

“SUSCITARÉ A DAVID UN VÁSTAGO LEGÍTIMO”

El Señor afirma: "Vendrá un día en que haré que David tenga un descendiente legítimo, un rey que reine con sabiduría y que actúe con justicia y rectitud en el país. Durante su reinado, Judá estará a salvo, y también Israel vivirá seguro. Este es el nombre con que lo llamarán: 'El Señor es nuestra victoria.' "
El Señor afirma: "Vendrán días en que ya no jurarán diciendo: 'Por la vida del Señor, que sacó a los israelitas de Egipto', sino que jurarán diciendo: 'Por la vida del Señor, que sacó a los descendientes de Israel, del país del norte y de todos los demás países por donde los había dispersado.' Y vivirán en su propia tierra."

REFLEXIÓN

Lo mejor que podía imaginar Jeremías, en cuanto a éxodos, era la salida del país del destierro y la reconstrucción de Judá y de Israel en unidad. Es un modo de referirse al tiempo casi idílico del reinado de David. En Jeremías, sobre todo, es sensible esa añoranza de aquel reinado en que hubo paz en las fronteras y unidad entre Judá e Israel. Jesús será entonces el nuevo y mayor David, que, venciendo sobre nuestros enemigos, da unidad y paz a la Casa de Dios.
Jeremías también plantea un gran desafío. Frente a un pueblo desmembrado, dividido, desmantelado, amenazado, el anuncia un tiempo de restauración. Para Jeremías llegará el tiempo de un reinado bajo el dominio de la justicia, a la vez que se acerca el retorno de Israel… un nuevo éxodo. En medio de la devastación Jeremías opta por un mensaje de esperanza.

SALMO RESPONSORIAL: 71
R: Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 1, 18-24

“SER PARTÍCIPE DEL PLAN DE DIOS”

El origen de Jesucristo fue este: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes que vivieran juntos, se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido por el poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados."
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: "La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel" (que significa: "Dios con nosotros").
Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a María por esposa. Y sin haber tenido relaciones conyugales, ella dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús.

REFLEXIÓN:

Ayer se nombraba el origen de Jesús, y dentro de su genealogía a algunas mujeres que parecían anunciar a María (Tamar, Rajab, Rut y Betsabé). El espíritu irrumpe en la historia de Israel a través de María, y así rompe con dieciocho siglos de patriarcalismo, desde Abrahán hasta José. Por otra parte, el relato está lleno de referencias del AT (Gn 16,7; Jue 13,1-5; Sal 130,8; Is 7,14), para significar que en Jesús se cumplen las escrituras. Las palabras del ángel nos indican que Jesús no llega como un obstáculo, estorbo o impedimento en el camino matrimonial de José y María. Jesús es un regalo para la fecundidad de María, que así ve su capacidad maternal colmada de modo maravilloso, pero también, y por la misma razón, Jesús es el regalo que colmara la paternidad de José.
José está desconcertado al darse cuenta de que María está embarazada sin haber convivido con él. La ley mandaba denunciar a la mujer que hubiera tenido relaciones con otro hombre fuera de su prometido, y apedrearla frente a la casa de su padre. José, que al principio quería abandonarla en secreto, por revelación y aceptación de la voluntad de Dios decide acogerla. José y María dan un sí al plan de Dios en sus vidas. Ellos parecen una metáfora de la responsabilidad que cada uno tenemos en descubrir y asumir la voluntad de Dios y la manera como actúa a través de mediadores concretos, para el beneficio de la misma humanidad. Decir sí a la voluntad de Dios es decirle sí a dejar nacer en nosotros a aquél que nos trae justicia.

PARA REFLEXIONAR:

¿Somos dóciles al plan de Dios en nuestra vida?
¿Sabemos escuchar y discernir la voluntad de Dios en nosotros?

ORACIÓN

Señor gracias porque eres voz de esperanza para nuestra realidad, así como el pueblo de Israel volvió a vivir un nuevo tiempo de éxodo y restauración, te pedimos que nuestra vida sea renovada y no volvamos atrás, ven y hazte presente en nuestra historia. Señor que seamos capaces de escucharte y ser dóciles a tu proyecto de vida en nosotros. Amén.

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