martes, 1 de octubre de 2013

Sábado 19 de octubre de 2013


“LA FE ES CONFIANZA EN LA PALABRA DEL SEÑOR”

PRIMERA LECTURA
ROMANOS 4,13.16-18

“La promesa es para todos los que tienen fe”

Pues Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que recibirían el mundo como herencia; pero esta promesa no estaba condicionada al cumplimiento de la ley, sino a la justicia que se basa en la fe.
Por eso, para que la promesa hecha a Abraham conservara su valor para todos sus descendientes, fue un don gratuito, basado en la fe. Es decir, la promesa no es solamente para los que se basan en la ley, sino también para todos los que se basan en la fe, como Abraham. De esa manera, él viene a ser padre de todos nosotros, como dice la Escritura: "Te he hecho padre de muchas naciones." Este es el Dios en quien Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen.
Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser "padre de muchas naciones", conforme a lo que Dios le había dicho: "Así será el número de tus descendientes." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
¿Qué es lo que nos hace justos ante Dios? Y ser justo ante Dios; es ser grato a Él, ser agradable a Él, ser como Él. ¿Cómo se puede llegar a estar en amistad con Él? Esa es la pregunta que se plantea
Y San Pablo toma un ejemplo de la Escritura, y es tan interesante, y es tan profundo lo que está diciendo; porque de lo que se trata en el fondo es de abandonar la lógica de la carne y de la sangre, que era como el gran baluarte, que era como la gran seguridad en la que se apoyaban los judíos de aquella época.
Abandonar esa seguridad carnal, esa seguridad de la carne y de la sangre, esa seguridad que viene de: “Yo soy hijo de Abraham”, esa seguridad que viene de: “Yo soy del pueblo elegido”, “mi raza es especial”.
Es abandonar esa seguridad, es abandonar la seguridad de la carne y de la sangre, para encontrar que nuestra única referencia, y nuestra única seguridad se hallan solamente en la fe.
La fe como acto con el cual me abro a confiar radicalmente, totalmente, absolutamente en Dios; porque Dios me ha dado en Jesucristo la prueba incontestable, definitiva, irreversible de su amor.
En cierto sentido, este es el propósito de toda la Carta a los Romanos, que nosotros nos abramos a esa experiencia de ser amados en su totalidad, pero para ser amados en totalidad necesitamos descubrir que somos amados porque sí.
Una palabra que nos encontramos con frecuencia en los escritos de San Pablo es "justificación." Uno entiende que tiene una relación con "justicia" pero ¿qué significa en realidad?
Cuando san Pablo habla de que somos "justificados" por la fe, está diciendo que alcanzamos la justicia.

La justificación entonces indica que se hace justicia pero no en el sentido que uno tiende a entenderlo, o sea, por vía de "ajusticiar," sino por vía de transformación interna que nos hace próximos al querer de Dios, o sea, por vía de "ajustar."
Así comprendemos por qué el apóstol insiste en la "justificación por la fe." La fe nos abre al universo de Dios; nos permite entrar en la escala de magnitud de las obras de Dios. Nosotros entramos en el ámbito de Dios, gracias a la fe porque es a través de ella como le abrimos la puerta para que Él entre en lo más profundo de nuestros ámbitos y nos reforme y transforme como sólo él sabe, quiere y puede hacerlo.

SALMO RESPONSORIAL: 104
R./ El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahán,
sacó a su pueblo con alegría, 
a sus escogidos con gritos de triunfo. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Himno litúrgico de alabanza a Dios por la maravillas hechas en favor de su pueblo, recordando la historia desde los patriarcas hasta la entrada a la tierra prometida. La historia de liberación de Israel hace parte de nuestra propia historia de liberación, pero ella se completa con la nueva alianza mediada por Jesucristo y con el ofrecimiento de salvación a todos los pueblos.  

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 12,8-12

“¡No se preocupen de cómo se van a defender, o qué van a decir!”

"Les digo que si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
"Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo.
"Cuando los lleven a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocupen por cómo van a defenderse o qué van a decir, porque cuando les llegue el momento de hablar, el Espíritu Santo les enseñará lo que deben decir."

REFLEXIÓN
En la persecución y en la dificultad, los discípulos tendrán que dar testimonio de su fe. Así lo experimentaba la iglesia primitiva, que desde el principio encontraba su fuerza en el Espíritu. En este contexto, las palabras de Jesús sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo pueden entenderse como una invitación a no abandonar la fe ante las persecuciones.

A quien no ha comprendido la realidad humano-divina de Jesús, se le puede perdonar, porque todavía tiene posibilidad de cambiar, pero quien insulta al Espíritu Santo no tiene perdón.

Jesús nos prepara psicológicamente y nos advierte que el seguimiento y el ejercicio de la misión no estarán exentos de persecución. Esto no debería asustarnos, ya que cada uno tiene muy presente la promesa de que quien nos envía nos ayudará en el momento de la prueba.
En tiempos de duda y de desconfianza, los cristianos debemos tener conciencia de la presencia constante de Dios en nuestras vidas. En él debemos poner toda nuestra esperanza. “Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza”

ORACIÓN

Saludándote, en este día, nuestro Buen Señor, reconocemos nuestra fe en Ti, nace como un signo de total confianza en el motor de vida que es tu Palabra. Aunque en ocasiones, llegamos a Ti en oración, no sabemos de que hablar, que decirte; sabemos que por la fe, Tú estás ahí. Hoy te seguimos  pidiendo que nos llenes de tu Espíritu Santo. Te confesamos, amado Señor, que sólo nos importas Tú, haz que tu presencia, bondad y amor se reflejen en nosotros. .Amén.    

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