“LA
VIDA BIENAVENTURADA ES FE EN
EL PODER DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
ROMANOS 5,12.15-21:
“Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado
de la muerte.”
Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el
pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte pasó a todos los
hombres, porque todos pecaron. Si por la transgresión de uno murieron todos,
mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a
un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Por el delito de un solo
hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más
ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han
recibido un derroche de gracia y el don de la justificación.
En resumen: si el delito de uno trajo la condena a
todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la
desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia
de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue
la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, así también, por
Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que
conduce a la vida eterna. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
San
Pablo nos presenta, una imagen del alcance pavoroso del pecado. Refiriéndose a
Adán, del primero de los vivientes, nos está declarando a todos como sometidos
al pecado.
El
pecado requiere que haya voluntad, y la voluntad sólo se desarrolla cuando se
desarrolla progresivamente el uso de razón; pero la pena del pecado sí se
experimenta desde el primer momento.
Porque
el egoísmo, la envidia, el maltrato, la falta de amor, la falta de oración, la
falta de unión con Dios, son lamentablemente el ambiente espiritual, así como
es el aire para los pulmones el aire espiritual con el que nosotros llegamos a
esta tierra.
Pero
lo maravilloso de esta lectura de San Pablo, es que si así está el mundo y si
tal es la situación en la que se encuentra el ser humano cuando llega a esta
tierra, por otra parte hay que decir que nosotros en Cristo tenemos una
victoria mayor; este es el pasaje en el que San Pablo dice: "Si abundó el
pecado, mayor será la gracia" Carta a los Romanos 5,20.
¿Por
que decimos que fue mayor la gracia que el pecado?, porque incluso la herida
del pecado se convirtió en testimonio de gracia. Esta es la grandeza del amor
de Dios.
Que
así como las llagas de Cristo, son llagas de nuestro egoísmo, de nuestra
crueldad, pero son llagas que testimonian la belleza del amor de Dios, así
también todo pecado, también tu pecado y mi pecado, así también asumido en la redención
de Jesucristo, grita y clama piedad, poder, amor de Dios.
Por
eso es mayor la gracia que el pecado, porque la gracia es tal, que convierte al
pecado en un lenguaje de misericordia, ¿y por que? Porque cada corazón
perdonado se convierte en un himno a la piedad de Dios; porque cada corazón
arrepentido, cada corazón sanado, se convierte en una poesía que describe cómo
fue bueno Dios, por esto es mayor la gracia que el pecado.
Y
aquí es donde se queda uno boquiabierto, porque si hemos quedado espantados del
terrible desastre del pecado, pues espantémonos de la incalculable fuerza del
amor de Dios.
Reservemos
lo mejor de nuestra admiración para el poder de ese amor que sabe sacar bienes
incluso de esos males.
SALMO RESPONSORIAL 39:
R. / Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
"-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: "Grande es el Señor"
los que desean tu salvación. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
La primera parte es un canto de alabanza a Dios por
haber experimentado su ayuda, lo que obliga a la persona a proclamar lo que
Dios ha hecho con ella. La segunda parte es la petición de ayuda de un justo
perseguido. La obediencia de Cristo es el Sacrificio perfecto que supera los
antiguos sacrificios. Él nos muestra la fidelidad y el poder salvador de Dios
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS
12,35-38:
“Dichosos los criados a quienes el señor los
encuentre en vela”
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: "Tened ceñida la cintura y encendidas las
lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la
boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el
señor, al llegar, los encuentre en vela; os seguro que se ceñirá, los hará
sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de
madrugada y los encuentra así, dichosos ellos." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
seguimiento de Jesús en el Evangelio de Lucas se reviste de actitudes como
estar en
disposición
de actuar rápido, de esperar y de estar en vela. Tener “la ropa puesta y las velas encendidas” se constituyen en
distintivos de la comunidad, que no se duerme mientras espera la llegada del
Señor Jesús. No obstante, hay que advertir que la llamada de Jesús no tiene hora ni plazo definido. Puede irrumpir en
cualquier momento, razón por la cual hay que estar preparados y despiertos para
ser bienaventurados. Puede acontecer a la media noche o al amanecer. Jesús,
tomando ejemplos cotidianos de las relaciones sociales de su época, pedagógicamente
nos transmite su enseñanza. Las figuras del amo y los siervos, representativas
de la vida social y del mundo del trabajo, sugieren una inversión en las relaciones
sociales, pues los amos tenían que ser servidos por sus siervos en las mesas.
Realizar
lo contrario resultaba escandaloso y fuera de lo común. Jesús se presenta, como
el que sirve, no como el que vino a ser servido. Reivindicar la dignidad de los
siervos, darles su lugar de primeros en la mesa, representa el motivo
fundamental para sentirse un cristiano bienaventurado. – ¿Vivimos nuestra vida
con estas actitudes cristianas?
ORACIÓN
Alabado
seas, y Bendito seas, Señor. Hoy nos alegramos en Ti y tu bendita palabra. Y queremos
permanecer fieles, en vela y vigilantes a tu llegada. No queremos estar lejos
de Ti. Prepáranos, enséñanos y muéstranos
la forma en que cada día podemos acercarnos y crecer en Ti, y acercar también a otros a su
presencia. Nos ponemos en este día a tu
servicio, conforme a tu bendita voluntad. Amén.
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