“LLAMADOS
A CONSTRUIR COMUNIDAD”
PRIMERA
LECTURA
GÉNESIS
11, 1-9
“Voy a bajar y a confundir su lengua”
Toda la tierra hablaba la misma lengua con las
mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en
el país de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros:
"Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos." Emplearon ladrillos en vez
de piedras, y alquitrán en vez de cemento. Y dijeron: "Vamos a construir
una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no
dispersarnos por la superficie de la tierra." El Señor bajó a ver la
ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: "Son un
solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su
actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y
a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo."
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la
ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor! la lengua de
toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Cuando
vemos trabajar organizadamente al crimen, por ejemplo, para realizar un
"exitoso" ataque terrorista, podemos hacernos la idea de que hay
unidad entre esos malvados. La primera lectura de hoy nos enseña que no es así.
El pecado no une; el pecado lleva dentro de sí el germen de la confusión y de
la división. Deberían bastar los ejemplos que la historia nos brinda para estar
de acuerdo en que esto es así. En un grupo de ladrones cada uno necesita de los
demás para lograr el objetivo, pero una vez conseguido el botín "los
demás" estorban, y si en ese momento pudiera quitarlos de en medio, lo
haría, como de hecho sucede muchas veces: al fin y al cabo, menos gente
significa menor número, menos porciones, y por tanto: más ganancia.
El pecado,
pues, no une porque en el fondo cada uno está mirando por lo suyo. El pecado
sabe utilizar a los otros, pero no unirse a ellos. Es el significado de la
"confusión" de Babel. Cada uno creía estar en el mismo proyecto y
estar trabajando por la misma meta, pero en realidad cada uno era cabeza de un
imperio y suponía que los demás eran sus súbditos. Tal vez la consecuencia más
dramática de la desunión del pecado es la desunión de la pareja y de la
familia. Un número sorprendente de hombres y mujeres se unen no en razón ni en
el nombre de Dios sino en el nombre del deseo y del interés encubierto o
descarado de extraer como aspiradoras todo lo deleitable o costoso del otro.
Estas parejas, como Babel, están condenadas a los malos entendidos y finalmente
a la separación.
SALMO
RESPONSORIAL 32
R./
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
El
Señor deshace los planes de las naciones,
frustra
los proyectos de los pueblos;
pero el
plan del Señor subsiste por siempre,
los
proyectos de su corazón, de edad en edad. R.
Dichosa
la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se escogió como heredad.
El
Señor mira desde el cielo,
se fija
en todos los hombres. R.
Desde
su morada observa
a todos
los habitantes de la tierra:
él
modeló cada corazón,
y comprende
todas sus acciones. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este salmo es un canto de
alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de las
naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más
extenso que el solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su
alabanza, con la humilde confianza de ser objeto del amor de Dios.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MARCOS 8,34-9,1
“El
que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará”
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus
discípulos, y les dijo: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí
mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues
¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué
podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en
esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará
de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles." Y
añadió: "Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber
visto llegar el reino de Dios en toda su potencia." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El seguimiento de Jesús tiene exigencias concretas y
radicales. Seguirlo no es una cuestión fácil. Tampoco es “una moda”. Seguir a
Jesús, es asumir su causa, integrar su proyecto, es estar dispuesto a ir en
contra de las “buenas propuestas” de este mundo de consumo, exclusión y
marginación. El gran problema del cristianismo, de todos los tiempos, es bajar
la intensidad a la exigencia del seguimiento de Jesús, volviéndolo una realidad
intelectual o una cuestión de carácter espiritual. Seguir a Jesús, es “negarse
a sí mismo” y “cargar con su cruz”. Lo más complicado del asunto es que los
cristianos, por lo general, nos acercamos a la vida de oración con la intención
que Dios nos libre de todas las cruces. Y Jesús dice totalmente lo contrario.
Pide asumir “la causa” con todas sus consecuencias. ¿Estamos dispuestos a vivir
la radicalidad del seguimiento de Jesús? ¿Somos conscientes que la experiencia
de adhesión a la persona de Jesús tiene implicaciones existenciales profundas?
Ser cristiano no consiste en librarnos de problemas, sino en asumir un problema
mayor.
ORACIÓN
Padre misericordioso,
Tú que nos entregaste hasta a tu propio Hijo por amor a nosotros, te pedimos
que con la fuerza del Espíritu Santo nos ayudes a olvidarnos de nosotros mismos
para salir al encuentro de nuestros hermanos. Amén.
“No construyamos
una torre para hacernos famosos, sino una ciudad para hacernos hermanos”
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