“CADA DÍA TIENE SU PROPIO AFÁN”
Uno de los elementos que caracterizan al Dios
cristiano es su infinita generosidad para con sus hijos, que se expresa
plenamente en la vida y misión de Jesús de Nazaret, quien con sus actitudes y
comportamiento hacen presente el Reino de Dios, es decir, el amor y la
solidaridad incondicional de Dios que sale al encuentro del ser humano, con el
fin de darle vida en abundancia. Éste es el tema central de hoy.
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS
49,14-15
“Yo no te olvidaré”
Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi
dueño me ha olvidado." ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura,
no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no
te olvidaré. Palabra
de Dios
REFLEXIÓN
El texto que leemos del profeta Isaías se enmarca en
la época de la deportación en Babilonia, en donde la mayoría del pueblo de
Israel pierde su confianza y esperanza en Yahvé a causa de la fuerte y violenta
influencia religiosa, política y social de Babilonia y por la poca capacidad de
espera y resistencia del mismo pueblo desterrado; Israel se siente abandonado y
olvidado por Dios, siente que las promesas de liberación nunca se cumplirán, y
se resigna y doblega por entero al dominio babilónico. La tarea del profeta es
entonces animar la esperanza del pueblo resignado, por medio de la Palabra, haciéndole
ver que Dios no le ha abandonado, que está ahí junto a él sufriendo y luchando
por la liberación, que no lo ha olvidado y que lo ama entrañablemente como una
madre ama a sus hijos. Con este texto, Isaías manifiesta la ternura de Dios, su
preocupación de madre por el bienestar de sus hijos, distinta a la experiencia
de sufrimiento en Babilonia. Dios actúa desde la ternura, desde la misericordia
con quien sufre. Ésta es la manera como Yahvé anima y salva a su pueblo.
SALMO RESPONSORIAL 61
R./Descansa sólo en Dios, alma mía.
Sólo en
Dios descansa mi alma,
porque
de él viene mi salvación;
sólo él
es mi roca y mi salvación;
mi
alcázar: no vacilaré. R.
Descansa
sólo en Dios, alma mía,
porque
él es mi esperanza;
sólo él
es mi roca y mi salvación,
mi alcázar:
no vacilaré. R.
De Dios
viene mi salvación y mi gloria,
él es
mi roca firme,
Dios es
mi refugio.
Pueblo
suyo, confiad en él,
desahogad
ante él vuestro corazón. R.
OREMOS
CON EL SALMO
El
salmista expresa el anhelo de vivir siempre cerca del santuario de Dios, al
amparo de los enemigos y ora por el bienestar del rey. La cercanía de Dios ya
no consiste para nosotros en vivir cerca del templo de Jerusalén, sino que es
una cercanía espiritual: es experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas,
aun en medio del mal que nos asedia.
SEGUNDA
LECTURA
1CORINTIOS
4,1-5
“El Señor pondrá al descubierto los designios del
corazón”
Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros
servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un
administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me
pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas.
La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto:
mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el
Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los
designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Pablo, en esta sección de su primera carta a los corintios,
responde a las críticas de quienes, después de tomar partido por un anunciador
del evangelio en particular y por una manera concreta de proclamarlo, juzgan el
modo de actuar del mismo Pablo, juicio que es apresurado, poco fundamentado e
inmaduro. Pablo les recuerda que lo importante para él es que lo consideren
servidor y administrador fiel de los misterios de Dios, pues los creyentes sólo
pueden ser eso y nada más. Por lo tanto, el juicio sobre la forma de servir y
administrar de las personas le corresponde únicamente a Dios. Lo importante es
el servicio fiel al misterio y la correcta administración de los carismas dados
por Dios a los apóstoles. Lo que verdaderamente juzga Dios es la capacidad de
servicio y entrega de los anunciadores del Evangelio; lo que a Dios le importa
es qué misericordiosos y justos somos con nuestros hermanos, pues en esto se
distingue a un legítimo apóstol de Cristo.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO
6, 24-34
“No
os agobiéis por el mañana”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y
querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del
segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis
agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo,
pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el
cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni
almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis
vosotros más que ellos?. ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá
añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido?
Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni
Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la
hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando
qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles
se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad
de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os
dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana
traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos." Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
Continuamos en este domingo con la enseñanza que da
Jesús a sus discípulos en el sermón del monte. Jesús allí se dirige
particularmente a la gente pobre que le sigue, a la gente que se sienta a sus
pies, a la gente que está preocupada por el presente y el futuro, preocupada
por su subsistencia y por su vida. Jesús los invita a ponerse en las manos de
Dios, quien es tierno y compasivo para con todos, que mira por las necesidades
de todas sus creaturas. Con la mente y el corazón puestos en la generosidad de
Dios, enfatizando que lo realmente importante o prioritario entonces es buscar
el Reino de Dios y su justicia. Ésa debería ser la preocupación fundamental del
seguidor de Jesús.
Para sintetizar, veamos dos puntos claves y sencillos
del texto de hoy: la opción total por Jesús y la confianza plena en el Padre
Dios. En cuanto al primer punto, Dios no nos quiere divididos, con dos señores
que dirijan nuestra vida. El que tiene su corazón dividido entre dos amores, no
sabe darse a plenitud, se cuida, es egoísta e interesado, es oportunista e
infiel. Puede parecernos exagerado, pero Jesús nos quiere para Él. El es el
Maestro que atrae, que absorbe y centraliza nuestro corazón… o todo o nada. Te
quiere entregado plenamente a Él, porque Él se dio totalmente a ti.
El segundo punto es la confianza, Jesús nos invita a
vivir en la presencia y en la absoluta confianza de nuestro Padre del Cielo.
Jesús diciéndonos que tenemos un Padre-Madre, un Papá que es capaz de mejorar
la definición de Papá que hayamos conocido en esta tierra. El que sabe estar
cerca, el que sabe proveer a nuestras verdaderas y reales necesidades, el que
sabe decir “no se preocupen”, el que se anticipa a nuestros anhelos más
profundos, el que nos conoce, el que nos escruta, el que nos guía, el que nos
sana.
Y de esa manera, hay una preciosa
coincidencia, una resonancia entre esta primera lectura y el evangelio, para
que nosotros descubramos al Dios cercano, y para que sabiéndonos amados,
podamos obedecer, pero obedecer desde la convicción, no desde la obligación
solamente, no desde el miedo, sino desde el amor. El llamado de Dios, hoy es, a
ser como el mismo Dios es, justo, tierno, compasivo, solidario, amante de los
pobres y débiles; por eso, es tarea de todos expresar al mundo, por medio del
testimonio y la fraternidad, la ternura de nuestro Dios Padre-Madre de la Vida,
y buscar la esencia, el Reino de Dios y su justicia porque lo demás se nos dará
por añadidura.
ORACIÓN
Colocamos Señor, toda nuestra
confianza en ti, aún desde nuestras preocupaciones nos abandonamos plenamente en
tu amor misericordioso. Danos de tú Espíritu para vivir confiadamente en tu
providencia, confiando plenamente que no nos abandonas, sino que colocas en nuestro
camino los medios para que sigamos buscando tu Reino. Amén.
“Nuestra principal tarea es
propagar la equidad, la justicia, el amor y el que todos tengamos lo necesario
para una vida digna”
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