miércoles, 1 de febrero de 2017

Jueves 23 de Febrero de 2017


“EN DIOS HAY MISERICORDIA PERO TAMBIÉN EXIGENCIA”

PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO  5,1-10

“No tardes en volverte al Señor”

No confíes en tus riquezas ni digas: "Soy poderoso"; no confíes en tus fuerzas para seguir tus caprichos; no sigas tus antojos y codicias ni camines según tus pasiones. No digas: "¿Quién me podrá?", porque el Señor te exigirá cuentas; no digas: "He pecado, y nada malo me ha sucedido", porque él es un Dios paciente; no digas: "El Señor es compasivo y borrará todas mis culpas." No te fíes de su perdón para añadir culpas a culpas, pensando: "Es grande su compasión, y perdonará mis muchas culpas"; porque tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en volverte a él ni des largas de un día para otro; porque su furor brota de repente, y el día de la venganza perecerás. No confíes en riquezas injustas, que no te servirán el día de la ira. Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La lectura del libro Eclesiástico está llena de recomendaciones, que las podemos sintetizar en lo que hemos respondido en el salmo: una invitación a poner nuestra confianza sólo en el Señor, a no fiarnos ni de la riqueza, ni del poder, ni de las virtudes pasadas.
Muchas veces  cuando nuestras vidas atraviesan por males, es cuando se acercan y se aferran a los verdaderos bienes. Es difícil, a veces, entender lo frágiles y lo pasajeras que son las amistades humanas cuando abundan, pero cuando de pronto sucede alguna traición, cuando de pronto nos quedamos solos, entonces descubrimos dónde se encuentra la verdadera amistad.
Es difícil no apegarse a las riquezas cuando abundan, pero si llegan a faltar en esta ruleta de los juegos de la economía, en ese momento comprendemos cuál es el verdadero bien.
Y lo mismo se podría decir del poder: tener alguna influencia nos rodea de estimación, y es difícil para el que tiene ese poder saber cuáles son los verdaderos y cuáles son los falsos amigos. El pobre, en cambio, sólo tiene buenos amigos; el enfermo sólo tiene fieles amigos; el que nada puede, ése es el que tiene sinceros y leales amigos.

Tres actitudes reciben también fuerte crítica en la primera lectura de hoy: la arrogancia, el cinismo y la negligencia. Arrogancia es decir: "Yo a nadie me someto". Es hacerse ley al propio gusto y creerse absoluto. Esta actitud insensata suele ir asociada con la abundancia de riquezas: "con ellas todo lo tengo" (Sir 5,1). La norma del arrogante son sus instintos y pasiones, sus antojos y caprichos. Y de este modo, ciertamente, puede ser gobernado por otros, él, que no quería el amable yugo de Dios. No es raro, en efecto, que el arrogante, una vez conocido en sus propios vicios y mañas, sea manipulado a través de ellos en función de los intereses de otro más inteligente aunque quizá más disimulado también. Cinismo es decir: "he pecado y nada me ha sucedido" (Sir 5,4). Lo más trágico del cínico es que hace una muralla de ceguera con sus propias palabras y así termina por convertir en desgracia suya lo que era ternura y paciencia de su Dios. Negligencia es "amontonar pecado tras pecado, diciendo: su misericordia es grande y él perdonará todas mis culpas" (Sir 5,5). He aquí otra ironía cruel: utilizar a Dios contra Dios, arguyendo su propia paciencia para arrojar en su rostro nuevas y peores faltas, pretendiendo que somos dueños de nuestro tiempo y que podremos siempre decidir nuestra suerte. Por eso advierte el Sirácida: "no tardes en volverte al Señor" (Sir 5,8).

SALMO RESPONSORIAL: 1
R./Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este salmo, introducción a todo el salterio, proclama la dicha de seguir fielmente la voluntad de Dios, manifestada para el israelita en la Ley. Se contrapone a la suerte que tendrán los que siguen el camino opuesto. Jesús también proclama dichosos a los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. Seguir “el buen camino” es seguir a Jesús, camino, verdad y vida.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 9,41-50

“Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros." Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy nos invita también a una actitud resuelta, incluso radical, expresada con imágenes casi agresivas por nuestro Señor: "Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela" (Mc 9,43). Si hemos visto, en efecto, que la negligencia aplaza la conversión y posterga una y otra vez las decisiones que habría que tomar, la solución no puede ser otra que aquello que nos dice Jesucristo: actúa ya. Este evangelio se puede leer en paralelo con aquel otro pasaje, de lenguaje menos duro pero con igual sentido, en que el Señor nos enseña: "Todo sarmiento que en mí no da fruto, mi Padre lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. (Jn 15,2). Esa "poda", de la que habla Juan, es lo mismo que nos enseña Marcos hoy: hay que quitarse cosas, soltarse de apegos, desembarazarse de complicaciones, alejarse de algunas relaciones y personas.
Detrás de esta poda, hecha por Dios o iniciada por nosotros mismos, hay una doble y noble motivación: necesitas ser libre, necesitas tener un solo Señor, necesitas estar liviano. El camino es largo y los enviados por Cristo han de gozar de agilidad y holgura para evadir obstáculos, reconocer los dardos enemigos y conquistar para Dios la victoria imperecedera.

ORACIÓN
Señor hoy queremos pedirte perdón por todas aquellas actitudes que hemos tenido y que han sido piedra de tropiezo para los que nos rodean, libéranos de tantas cosas que nos atan al mundo,  reconocemos que tu amor y tu misericordia son infinitamente grandes; que tu Espíritu nos guíe y siga transformando nuestra vida. Amén.

“El amor no es permisivo sino formador”

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