miércoles, 1 de febrero de 2017

LA MISERICORDIA DESDE LA DIGNIDAD DE LA MUJER


Continuando con nuestra reflexión sobre la Misericordia con Rostro de Mujer, este mes compartiremos acerca   de  la  dignidad.  ¿Cuándo  nos   dignificamos?: Cuando nos amamos a nosotros(as) mismos(as), a tal punto que no permitimos que se nos utilice, se nos maltrate y se nos violente, cuando enseñamos a nuestras familias sobre el respeto y el amor a sí mismos(as), a Dios, al prójimo y a todo lo demás creado por Él.
La Palabra dignidad es la cualidad de quien se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo(a) y hacia los demás y no deja que le humillen ni degraden. Dignificar a la persona es respetarla en sus derechos y libertades.  Por eso Eva, símbolo de vida, como reflexionamos el mes anterior, debe siempre propiciar la existencia suya y del otro, comenzando por sentirse bien, igual a todas las personas   que   hay   a   su   alrededor,   ni   más   ni   menos,   con   derechos   y   deberes, compartidos con todos los integrantes de su familia, no es el ama de casa, sino la que ama su casa y la enseña a amar. La mujer digna es administradora de su vida y de su familia, sabe organizar, distribuir roles y tareas incluyendo a todos los que viven con ella, tiene proyectos, metas, es productiva socialmente.   
  
Seamos sinceras, no será que nosotras mismas no nos dignificamos, cuando no nos damos el lugar que nos corresponde como mujeres, como seres humanos, Dios nos creo  diferentes con el hombre, pero con igualdad de derechos, solo que con un alto desarrollo de la ternura, de darnos por los seres que amamos, con una capacidad intelectual y creativa que nos permita empoderarnos de nuestra propia vida, sin depender   emocionalmente   sino   del   Ser   que  nos   creo   y   que   nunca   querrá   vernos  subvaloradas, violentadas, maltratadas en ninguna de sus dimensiones, como tampoco pasándose al otro lado, violentando, maltratando y realizando acciones que tampoco dignifican al hombre. Será que embriagándonos, teniendo uno   y otra relación amorosa por donde vayamos, maltratando física y psicológicamente, creando dependencia emocional y económica, que sea el hombre quien se quede en casa y realice todas las labores del hogar,  dejando el hogar semiabandonado por “hacer la propia voluntad”. ¿Será que eso es la igualdad, será que eso dignifica?
Miremos como Dios dignifica a la mujer y no la subvalora o excluye.  El modo como trató Jesús a las mujeres indica que tanto Él como su Padre las respetan y que de ninguna manera aprueban la tiranía a la que se ven sometidas con tanta frecuencia con prejuicios raciales y sexistas. De hecho, a la mujer samaritana fue la primera persona a quien le reveló que Él era el Mesías (Juan 4:7-9,25,26).
En otra ocasión se acercó a Jesús una mujer que por doce años había sufrido de flujo de sangre, una enfermedad que la avergonzaba y le restaba energías. Cuando ella lo tocó, se sanó al instante. “Jesús se volvió y, al observarla, dijo: ‘Ten ánimo, hija; tu fe te ha devuelto la salud’.” (Mateo 9:22.) La Ley de Moisés estipulaba que una mujer en su estado no podía mezclarse con la gente, ni mucho menos tocar a nadie. Pero Jesús no la regañó, sino que la confortó con compasión y hasta la llamó “hija”. ¡Cuánto tuvo que tranquilizarla oír aquellas palabras! ¡Y qué feliz debió de sentirse Jesús al curarla!
Después de resucitar, Jesús se apareció en primer lugar a María Magdalena y a otra de   sus  discípulas,  a   quien  la  Biblia   llama  “la  otra   María”. Aunque  pudo   haberse aparecido primero a Pedro, a Juan o a algún otro de sus seguidores varones, dignificó a las mujeres permitiendo que los primeros testigos de su resurrección fueran ellas. Un ángel les ordenó que contaran a los discípulos aquel acontecimiento, luego, Jesús les dijo: “Vayan, informen a mis hermanos” (Mateo 28:1, 5-10). Él no se dejó influenciar  en  lo  más  mínimo  por  los prejuicios que en su  tiempo  reinaban en la comunidad judía, como el de que las mujeres no podían servir de testigos en un juicio.
Mencionemos también a la mujer de Proverbios 31, “la esposa capaz” que es enérgica y hacendosa. Trabaja con esmero en lo que es “el deleite de sus manos”. Hasta compra y vende propiedades; por ejemplo, ve un campo y lo compra. Comercia con prendas de vestir que ella misma confecciona, y además suministra cinturones a los mercaderes. No es perezosa. Por otro lado, sus palabras destilan sabiduría y bondad, y se valoran muchísimo. De ahí que su marido, sus hijos y, lo más importante aún, Dios, la tengan en tan alta estima. Las mujeres que conforman un hogar, no deberían ser las víctimas de hombres que se aprovechen de ellas, que las maltraten o que las sometan a abusos; más bien, han de ser el feliz y virtuoso “complemento” reciproco con sus esposos. Para esto tenemos como modelo a María y José quienes por mantener una relación fuerte con el Dios de la vida lograron sostener un hogar según el proyecto de Dios, de más que todo no fue color  de   rosa, pero   contando  con  Dios   se obtiene  la   sabiduría para   enfrentar las situaciones.

Veremos este mes dos mujeres de la Biblia, Sara y Agar a través de la clave de la dignidad, lograremos interiorizar otros aspectos. La mujer digna asume su papel y no se doblega ante el qué dirán y acepta la voluntad de Dios.  Mujeres, estamos llamadas a ser “Fuerza Generadora de Vida”, con nuestra manera de   hablar,   comportarnos,   sentir,   hacernos   hijas   de   Dios,   sencillas,   compasivas, bondadosas, humildes, sabias y adheridas a la guía de Él para transformar nuestro entorno, con el poder que viene de Él, y al estilo de María de Nazareth.
 ¡Tengamos siempre presente que no podemos dividirnos y que juntas(os), mujeres y hombres, debemos forjar un mundo donde se mantengan vivos los sueños, se ame la vida, la creación y se formen generaciones más humanas, fraternas y espirituales!.  

El Dios de la vida y el amor les Bendiga.

Ivonne Tautiva
 Servidora Pequeña Comunidad Casa Abierta
PROMESA BÍBLICA
Mujer sabia, ¿Quién la hallará?. Es de gran valor. Proverbios 31,10.


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