“LA NO ESCUCHA DE LA VOZ DE DIOS CONDUCE A LA
OSCURIDAD”
PRIMERA LECTURA
BARUC 1,15-22
“Pecamos contra el
Señor no haciéndole caso”
Confesemos que el Señor, nuestro Dios, es justo,
y a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén,
a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros
padres; porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al
Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no
hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos
persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a
Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una
tierra que mana leche y miel. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos
hablaba por medio de sus enviados, los profetas; todos seguimos nuestros malos
deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro, Dios
reprueba. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Baruc, probablemente el secretario y hombre de
confianza del profeta Jeremías, que se encuentra en Babilonia, con los
desterrados, hacia el año 580 antes de Cristo.
Su oración está cargada de emoción y humildad.
Abiertamente reconoce que todo el pueblo, empezando por los políticos y los
sacerdotes, es culpable de lo que les está pasando por su infidelidad a la
Alianza hecha con Yavhé.
Muchas veces nos preguntamos ¿por qué pasan
cosas malas en el mundo, por qué no nos resultan nuestros planes, por qué nos
persigue la calamidad, por qué Dios hace oídos sordos a tanto sufrimiento?. Es
entonces, cuando debemos entrar en la intimidad de la oración y tomar
conciencia de que en la mayor parte de males está puesta la mano del hombre.
Tenemos que aprender las lecciones que nos da la
historia. Los períodos de decadencia de una persona o de la Iglesia se deben
seguramente a muchas causas. Entre otras, nuestra propia dejadez y nuestra
infidelidad para con Dios, Padre rico en misericordia que no nos trata como
merecen nuestros pecados, sino que se compadece siempre de sus hijos. Sembramos
vientos y recogemos tempestades. Olvidamos la base sólida del edificio y luego
nos quejamos de que el primer ventarrón ha derrumbado sus paredes.
Por eso la oración de Baruc sigue siendo actual.
Solemos excusarnos echando las culpas a los demás o las instituciones o al mundo
que nos rodea. Pero entonar un mea culpa de vez en cuando, reconocer nuestras
fallas, nuestra debilidad y nuestra culpa, no en el de los demás, nos ayuda a
progresar en nuestra vida de fe.
SALMO RESPONSORIAL: 78
R. / Líbranos, Señor, por el honor de tu
nombre.
Dios mío, los gentiles han entrado en tu
heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles
a las fieras de la tierra. R.
Derramaron su sangre como agua
en torno
a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.
Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS
A SU CONTEXTO
Después de recordar lo que Dios había hecho en tiempos antiguos en favor
a Israel, el salmista se lamenta por la situación presente de aflicción y
opresión y pide a Dios que tenga compasión de su pueblo.
En la calamidad o en la prosperidad la persona debe reconocer la
soberanía y santidad de Dios y recordar que siempre está en sus manos y en su
amor.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 10,13-16
“Quien me rechaza a
mí rechaza al que me ha enviado”
En aquel tiempo, dijo Jesús: "¡Ay de ti,
Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los
milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de
sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro
y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás
al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os
rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha
enviado." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el momento en que Jesús decide entrar en
Jerusalén, siente el rechazo en la ciudad de Samaria y se retira a otro
poblado… Ahora lo encontramos hablando a las ciudades; en particular se dirige
a Corozaín y Betsaida, ciudades de la provincia de Galilea cercanas al lago de
Tiberíades.
Hasta ahora Jesús ha estado en la periferia; su
predicación y misión iban dirigidas a quienes lo habían seguido en su
itinerario. Así mimo, hace referencia a Tiro y Sidón, ciudades paganas en el
extremo norte, en territorio fenicio; ciudades que no profesaban la fe en el
Dios proclamado por Jesús, y que fueron testigos de la misericordia comunicada
por Jesús.
La comparación es de dos en dos: si en Tiro y
Sidón hubieran ocurrido los hechos acontecidos en Corozaín y Betsaida, hace
tiempo hubieran aceptando el Reino.
Jesús habla de un juicio, un concepto conocido e
interiorizado por los judíos, el cual será más ligero para las ciudades paganas
que para quienes han visto el actuar a Jesús, ha experimentado de su amor y
misericordia, de quienes han visto su Gloria.
ORACIÓN
Señor, muchas veces
hemos retrocedido en el caminar espiritual y nos “enfriamos”, porque dejamos de
lado el encuentro intimo contigo, la biblia y la comunidad. Nos volvemos de
nuevo intolerantes y descuidados en nuestras relaciones interpersonales.
Ayúdanos por favor para que esto no suceda, pues sin tu cobertura perderemos la
luz. Amén