viernes, 1 de julio de 2011

Martes, 19 de julio de 2011

“FE Y LIBERACIÓN EN UNA MISMA ACCIÓN”

PRIMERA LECTURA
ÉXODO 14,21-15,1


"LOS ISRAELITAS ENTRARON EN MEDIO DEL MAR A PIE ENJUTO"


Moisés extendió su brazo sobre el mar, y el Señor envió un fuerte viento del este que sopló durante toda la noche y partió el mar en dos. Así el Señor convirtió el mar en tierra seca, y por tierra seca lo cruzaron los israelitas, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.

Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar; pero a la madrugada el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos; descompuso además las ruedas de sus carros, de modo que apenas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron:

--Huyamos de los israelitas, pues el Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros.

Pero el Señor le dijo a Moisés:

--Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua regrese y caiga sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería.

Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al amanecer, el agua volvió a su cauce normal. Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió en él. Al volver el agua a su cauce normal, cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por tierra seca, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.

En aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado contra Egipto, mostraron reverencia ante el Señor y tuvieron confianza en él y en su siervo Moisés.

Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:
"Cantaré en honor del Señor,
que tuvo un triunfo maravilloso
al hundir en el mar caballos y jinetes.

REFLEXIÓN
Hay que comprender este relato de acuerdo con el estilo que le caracteriza: es normal, siguiendo las costumbres de los demás pueblos, que Israel cuente en estilo épico (engrandecido) los acontecimientos que rodean su nacimiento, el carácter providencial y estrepitoso de la intervención de Dios que condujo al pueblo a la libertad mediante la destrucción de los carros y de los caballos de la potencia enemiga. Para Israel, este hecho es como el artículo fundamental de su fe: Dios los ha salvado de la esclavitud de Egipto. Se trata de una asistencia divina en una situación desesperada, humanamente hablando.
Este texto trata de explicar que los orígenes de Israel se deben ante todo a la iniciativa divina. Todos los hechos que se consignan, desde el ángel de Yavhé a la vara de Moisés, desde la columna hasta la oración del patriarca, tienden únicamente a poner de relieve esa prioridad de la acción de Dios en la salvación y en la constitución del pueblo. Esta iniciativa de Dios no necesita, sin embargo, revestir formas extraordinarias, como la de detener las aguas en masas suspendidas verticalmente, Dios actúa más bien con economía de medios y respetando las leyes de la naturaleza; hay sitios en donde un viento abrasador podía efectivamente hacer transitable un brazo de mar poco profundo.
Cuando leemos este episodio en la noche pascual, deberíamos entender la Pascua en un triple nivel: 1) como los judíos, estamos convencidos de que aquel día Dios salvó a Israel; 2) Esa pascua es figura de la segunda, la de Cristo, que pasa a la Nueva Vida de Resucitado a través de la muerte; 3) Recordamos que esa pascua de Jesús nos ha salvado a todos, y que los cristianos, por las aguas del Bautismo, hemos experimentado el paso de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad.
Ya sabemos que ese paso es el inicio del camino; toda la vida estaremos luchando contra el mal, intentando liberarnos de toda esclavitud. Pero en el Bautismo ya nos ha alcanzado el amor de Dios y su gracia liberadora, que no nos abandonarán ya nunca más. Es una convicción que nos debe dar ánimos en todo momento y que debemos saber comunicar a otros, ante las dificultades de la vida.

SALMO RESPONSORIAL: ÉXODO 15,8-17
R./ Cantemos al Señor, sublime es su victoria

Soplaste con furia, y el agua se amontonó;
las olas se levantaron como un muro;
¡el centro del mar profundo se quedó inmóvil!
El enemigo había pensado:
'Los voy a perseguir hasta alcanzarlos,
y voy a repartir lo que les quite
hasta quedar satisfecho.
Sacaré la espada,
y mi brazo los destruirá.'
Pero soplaste, y el mar se los tragó;
se hundieron como plomo en el agua tempestuosa.
Oh, Señor,
¡ningún dios puede compararse a ti!
¡Nadie es santo ni grande como tú!
¡Haces cosas maravillosas y terribles!
¡Eres digno de alabanza!
¡Desplegaste tu poder
y se los tragó la tierra!
Con tu amor vas dirigiendo
a este pueblo que salvaste;
con tu poder lo llevas a tu santa casa.
Las naciones temblarán cuando lo sepan,
los filisteos se retorcerán de dolor,
los capitanes de Edom se quedarán sin aliento,
los jefes de Moab temblarán de miedo,
y perderán el valor todos los cananeos.
Oh, Señor,
¡que se asusten!, ¡que tengan miedo!,
¡que se queden como piedras
por la fuerza de tu brazo,
hasta que haya pasado tu pueblo,
el pueblo que has hecho tuyo!
Oh, Señor,
llévanos a vivir a tu santo monte,
al lugar que escogiste para vivir,
al santuario que afirmaste con tus manos
.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 12,46-50


"ÉSTOS SON MI MADRE Y MIS HERMANOS"


Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando acudieron su madre y sus hermanos, que deseaban hablar con él. Como se quedaron fuera, alguien avisó a Jesús:
--Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren hablar contigo.
Pero él contestó al que le llevó el aviso:
--¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
Entonces, señalando a sus discípulos, dijo:
--Estos son mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.


REFLEXIÓN
Mateo define a los discípulos como la verdadera familia de Jesús. El objetivo del discipulado no es negar los vínculos familiares, sino afirmar la primacía de los vínculos presentes en la comunidad que Jesús congrega alrededor del Proyecto de su Padre: el Reino. La nueva familia de Jesús está abierta a la humanidad entera; la única exigencia para pertenecer a ella es llevar a efecto el deseo del Padre, que se concreta en la adhesión a Jesús mismo. La dimensión vertical de los lazos de sangre se convierte en la horizontalidad de las relaciones del reino. La invitación de Jesús a sus discípulos es la de ser oyentes y servidores de la Palabra, que se comprometan hasta el final con la obra salvadora de Dios para la humanidad. Todo aquel que se asocie a este compromiso queda unido a Jesús por vínculos más estrechos de amor, de intimidad y de universalidad. Se constituye de esta manera un mundo de relaciones atravesado por los valores del reino de la justicia, de solidaridad y de la igualdad de los hijos de Dios.


ORACIÓN
Te alabo Señor por tu Palabra, que es lámpara para mis pasos, que hace de mí una persona nueva, que me alimenta en el camino de la vida, que me sostiene en los momentos de dificultad. Haz que nunca me sacie de ella y que cada día que pasa sienta más necesidad de leerla, meditarla y hacerla vida. Te lo pido, Señor Amén.

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