viernes, 1 de julio de 2011

Sábado, 16 de julio de 2011

“MARÍA MADRE Y DISCÍPULA PERFECTA DE LA COMUNIDAD CRISTIANA”



PRIMERA LECTURA
ZACARÍAS 2,10-13


“REGOCÍJATE, JERUSALÉN, PUES VENGO A VIVIR EN MEDIO DE TI”




El Señor afirma: "¡Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes! Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor. Y él dirá: "También estas naciones serán pueblo mío. Y yo viviré entonces entre ustedes." Así comprenderán ustedes que el Señor todopoderoso me ha enviado. El Señor tomará nuevamente a Judá como su posesión especial en la tierra santa, y proclamará de nuevo a Jerusalén como su ciudad elegida.
¡Que todo el mundo guarde silencio ante el Señor, pues él viene a nosotros desde el santo lugar donde habita!

REFLEXIÓN
Tenemos uno de los discursos del profeta Zacarías, quien trata de levantar el ánimo del pueblo que, recién llegado del destierro, aún contempla el Templo en ruinas. El profeta los invita a la alegría y a confiar en que Dios está en medio de ellos. Los motivos de la alegría son tres: la presencia salvífica de Dios en medio de su pueblo, la venida del rey mesiánico y la gratuidad de Dios para con todas las naciones.
Éste y otros textos de algunos de los profetas en el Antiguo Testamento, han sido interpretados por la tradición de la Iglesia en clave mariana.

SALMO RESPONSORIAL: LUCAS 1,46-55

María dijo:
"Mi alma alaba la grandeza del Señor;
mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.
Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava,
y desde ahora siempre me llamarán dichosa;
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.
¡Santo es su nombre!
Dios tiene siempre misericordia
de quienes lo reverencian.
Actuó con todo su poder:
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia.
Así lo había prometido a nuestros antepasados,
a Abraham y a sus futuros descendientes."

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 12,46-50



“LES MANDÓ QUE NO LO DESCUBRIERAN. ASÍ SE CUMPLIÓ LO QUE DIJO EL PROFETA”



Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando acudieron su madre y sus hermanos, que deseaban hablar con él. Como se quedaron fuera, alguien avisó a Jesús:
--Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren hablar contigo.
Pero él contestó al que le llevó el aviso:
--¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
Entonces, señalando a sus discípulos, dijo:
--Estos son mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

REFLEXIÓN
Se nos describe una escena sencilla; la madre y los parientes de Jesús quieren saludarlo, y alguien se lo viene a decir. Jesús entonces aprovecha para anunciar el nuevo concepto de familia que se va a establecer en torno a él: no van a ser decisivos los vínculos de la sangre sino la referencia total a Dios: “el que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”.
Jesús no niega los valores de la familia, lo que le interesa es subrayar que el nuevo pueblo de Dios (la iglesia) no se va a fundar en criterios de sangre o de raza. Los que creen en Jesús y cumplen la voluntad de su Padre, ésos son su nueva familia. Incluso a veces, si hay oposición, Jesús nos enseñará a renunciar a la familia y seguirle, a amarle a él más que a nuestros propios padres.
Pero también podemos aprender otra lección: pertenecer a la Iglesia de Jesús, por algún rito o función en particular, no es garantía última de que, en verdad, seamos “hermanos y madre” de Jesús. Esto dependerá de si cumplimos o no la voluntad del Padre. La fe tiene consecuencias en la vida. Los sacramentos y en particular la Eucaristía, piden coherencia en la conducta de cada día, para que podamos ser reconocidos como verdaderos seguidores y familiares de Jesús. María, madre de Jesús y madre nuestra, entra en pleno en esta nueva definición de familia, porque ella dijo si a la voluntad de Dios manifestada por la voz del ángel (“hágase en mí según tu Palabra”) y la cumplió fielmente en su vida diaria.

PARA REFLEXIONAR
¿Sigo el ejemplo de María en su disponibilidad para dejar cumplir la voluntad de Dios?

ORACIÓN
Señor Jesús que has dicho: “bajé del cielo no para hacer mi voluntad sino la del Padre que me envió. Y también: Todo el que cumple la voluntad de mi Padre, es mi hermano, mi hermana y mi madre”, concédenos que, siguiéndote en todo, renunciemos a nuestras miras humanas, y con decisión cumplamos los designios del que es tu Padre y nuestro Padre. Amén.

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