viernes, 1 de julio de 2011

Miércoles 13 de julio de 2011

“REVELACIÓN PARA LA MISIÓN”


PRIMERA LECTURA
ÉXODO 3,1-6.9-12

Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el Ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Moisés se fijó bien y se dio cuenta de que la zarza ardía con el fuego, pero no se consumía. Entonces pensó: "¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la zarza."
Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

--¡Moisés! ¡Moisés!

--Aquí estoy --contestó Moisés.

Entonces Dios le dijo:

--No te acerques. Y descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.

Y añadió:

--Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Moisés se cubrió la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios.
Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. Por lo tanto, ponte en camino, que te voy a enviar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

Entonces Moisés le dijo a Dios:

--¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?

Y Dios le contestó:

--Yo estaré contigo, y esta es la señal de que yo mismo te envío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán en este monte.

REFLEXIÓN
La visión de la zarza que arde sin consumirse marca un momento decisivo en la historia de Israel; allí, Dios llama a Moisés y le encomienda la misión de llevar a cabo la liberación de su pueblo.
Han pasado varios años desde la huída de Moisés. Se ha instalado en tierras de Madián como pastor, se ha casado, ha tenido familia, ha madurado en su carácter. En esas circunstancias se le aparece Dios, como suele hacerlo en momentos decisivos de la historia de su pueblo, en una teofanía, en forma de fuego. Es el Dios de los patriarcas, el Dios de la promesa, que ve cómo sufre su pueblo y no lo puede soportar y decide intervenir para liberarlo. De momento, Moisés responde decididamente: “aquí estoy”, pero luego, ante la petición de Dios presenta sus objeciones: ¿precisamente él, huido de la justicia de Egipto, es el que va a volver allí, nada menos que a pedir al faraón que deje salir a los suyos? Pero la respuesta de Dios es clara y contundente “Yo estoy contigo”.
Así como en el pasado de Israel, Dios sigue escuchando el clamor de los que sufren a causa de las esclavitudes del cuerpo, del espíritu y del corazón. Por eso, nos envía a practicar su misma misericordia y a comunicar un poco de esperanza a quienes se encuentren hoy con nosotros en entorno social, ayudándoles a salir de sus diversas esclavitudes. Si nos parece que es misión difícil, nos hará bien recordar la palabra de Dios a Moisés: “Yo estoy contigo”.

SALMO RESPONSORIAL: 102
R./ El Señor es compasivo y misericordioso.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 11,25-27

En aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido."

"Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.

REFLEXIÓN:
El texto de hoy posee un significado que permite comprender la magnitud de su alcance para la vida de los discípulos: Jesús aparece como revelador de la sabiduría divina a los empobrecidos del mundo. La misión de los seguidores de Jesús tiene un resultado contracultural para la mentalidad de su tiempo: Los pobres e ignorantes han recibido el anuncio y el Reino aconteciendo en ellos. Este pasaje se ha convertido en una de las revelaciones paradigmáticas de Dios a los desheredados del mundo. Sólo los pobres son capaces de comprender el proyecto de Dios. Éstos, que fueron despojados de su libertad y en su vida no han contado con los elementos mínimos de vida con dignidad, pueden comprender que el proyecto alternativo es la justicia y la gratuidad, porque ellos lo supieron acoger con toda sencillez y confianza. Indudablemente, el hecho de que Dios haya escondido estas cosas a los sabios y entendidos nos hace caer en la cuenta de que muchos jefes y dirigentes de nuestros pueblos, y muchos de nosotros, hoy en día nos creemos dueños de la revelación y somos incapaces de reconocer la acción de Dios en la sencillez y conflictividad de la vida.


PARA REFLEXIONAR
1. ¿Somos humildes, sencillos, conscientes de que necesitamos la salvación de Dios?
2. ¿Nos creemos tan sabios y entendidos que no necesitamos preguntar porque lo sabemos todo?

ORACIÓN
Señor, dame un corazón sencillo y unos ojos bien abiertos para descubrir tu paso, tus huellas, tu figura en el acontecer vivo y cotidiano de la historia. Que nada en mí se resista a descubrir tu presencia amorosa que me nutre, me sostiene, me guía y me protege. Hazme humilde, Señor. Amén.

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