viernes, 1 de octubre de 2021

Martes 26 de Octubre de 2021

 

“LA LÓGICA DEL GRANO DE MOSTAZA”

 

PRIMERA LECTURA

ROMANOS 8,18-25

 

“La Creación está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”

 

 

Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios. Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. Con esa esperanza hemos sido salvados. Solo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza. Palabra del Señor.

 

 

REFLEXIÓN

Pablo muestra la dificultad para obtener la vida nueva de resucitados con Cristo; aunque la dificultad es real, no es insuperable. Nuestra esperanza tiene unos sólidos apoyos con las primicias del Espíritu. Estamos destinados, en cuanto a hijos, a una plenitud mucho mayor de la que podríamos imaginar. No sólo nosotros, sino toda la creación, está en una actitud de esperanza gozosa, como en gestación, en estado de buena esperanza. Y cuando  dé  a luz, nosotros seremos hijos en un sentido más pleno, pues entraremos “en la libertad gozosa de los hijos de Dios”. La imagen de la Iglesia, de la humanidad y de todo el cosmos llenos de vida, en espera de alumbrar un mundo nuevo, es una imagen poderosa y atrevida. Si lo que tenemos ya es bueno y llena de sentido la existencia, ¿cómo será esa vida gloriosa que nos dará Dios? Estamos en las “primicias del Espíritu” y todavía no somos hijos en plenitud, ni estamos totalmente liberados de la esclavitud. Caminamos hacia esa “libertad gloriosa de los hijos de Dios”, en medio de las pruebas y algunos momentos de sufrimiento pero, como dice Pablo, “los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se llegaremos a descubrir”.

 

SALMO RESPONSORIAL: 125

R. / El Señor ha estado grande con nosotros.

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R.

 

Hasta los gentiles decían:

"El Señor ha estado grande con ellos."

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R.

 

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo presenta el recuerdo de la alegría que experimentó el pueblo al regresar del destierro e invocación de una nueva intervención divina en un nuevo peligro. La liberación de Israel seguirá siendo presagio y figura de la redención que realizó Cristo y esta será prenda de liberación definitiva en la consumación del Reino de Dios. 

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 13, 18-21

 

“Crece el grano y se hace un arbusto”

 

Jesús dijo también: "¿A qué se parece el reino de Dios y con qué puedo compararlo? Es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol, tan grande que las aves se posan en sus ramas." También dijo Jesús: "¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El Señor hace grandes cosas por nosotros, y él solamente nos pide hacer brotar la semilla, que en tiempos de Jesús era lo más pequeño e insignificante. Esta conciencia que pide Jesús, se da luego de haber hecho un largo recorrido evangelizador, en el que ha vivido rechazos y desprecios. Él se ha convencido de que este asunto no es de multitudes. El Reino de Jesús debe comenzar desde lo más pequeño, desde lo imperceptible, y ese proceso es aplicable no sólo a las personas, sino también a situaciones y sucesos pequeños. El reino debe construirse con aquellos que no cuentan, con aquellos que la sociedad y el sistema desechan. Nuestro llamado es para acoger a aquellos que no tienen dónde cobijarse. Debemos ser como aquella primera comunidad cristiana, libre de poder, libre de orgullos y abierta a proteger a aquellos que nada tienen.

 

ORACIÓN

Gracias Señor, porque te has revelado a nuestra vida a través de tu Palabra, pero también a través de los signos de la creación. Danos de  tu Espíritu para que podamos discernir esos signos; danos un corazón de niño para que sepamos acoger humildemente y con entusiasmo y fe tu bendita Palabra, donde acojamos a todos, especialmente los pobres y excluidos y generemos vida para todos. Que hagamos crecer y brotar la semilla de tu Reino que has sembrado en nosotros. Amén.

 

“El Reino de Dios crece partir de la humildad que nos lleva a la conversión, nos asombra por las grandezas del Señor, nos llena de confianza dejando que Él actúe”

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