viernes, 1 de octubre de 2021

Jueves 28 de Octubre de 2021

 Simón y Judas, apóstoles

“COLABORADORES DEL SEÑOR”

 

Hoy, en este día en que celebramos a los apóstoles Simón y Judas, los textos nos invitan conocer y a reflexionar sobre nuestro llamado de servidores en el nombre de Cristo.

 

PRIMERA LECTURA

EFESIOS 2,19-22

 

“Están ustedes edificados sobre el cimiento de los apóstoles”

 

Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios. Ustedes son como un edificio levantado sobre los fundamentos que son los apóstoles y los profetas, y Jesucristo mismo es la piedra principal. En Cristo, todo el edificio va levantándose en todas y cada una de sus partes, hasta llegar a ser, en el Señor, un templo santo. En él también ustedes se unen todos entre sí para llegar a ser un templo en el cual Dios vive por medio de su Espíritu. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Simón y Judas son los Apóstoles menos conocidos, menos mencionados, de los que menos datos tenemos.  En las listas de los doce aparecen siempre en los mismos lugares, por allá en el décimo o undécimo lugar, sin embargo, sabemos que son tan apóstoles como aquellos que aparecen con más frecuencia o con más claridad; tan apóstoles como Pedro, Juan, Mateo, Pablo.

Hoy la primera lectura nos invita a reflexionar el lugar que tienen los apóstoles como grupo, como  elegidos de Cristo, el lugar que ellos tienen en nuestra fe cristiana.  Cuando pensamos que los apóstoles fueron elegidos por Jesús, pensamos en que él tuvo un propósito, un paraqué. Pero ¿cuál fue su propósito?, el evangelio de Juan en el capítulo 15, nos da una respuesta:  “Yo os he elegido y os he enviado para que den fruto y un fruto que permanece”; ¿pero de qué  manera van a dar fruto,  cuáles van a ser sus recursos, sus estrategias?. Pues  fundamentalmente lo van a hacer a través de la predicación,  como dice el apóstol Pablo en su carta a los Romanos en el capítulo 10, la fe viene de la predicación, esto quiere  decir  que el fruto que van a dar los apóstoles  lo van a dar,  sembrando la semilla de la palabra,  de la predicación, y  a través de su testimonio. Esa palabra que comunican es una Palabra completamente única, es completamente nueva, y la vida que ellos van a comunicar  es de una Vida nueva.  Por eso Jesús decía a Nicodemo es necesario nacer de nuevo, en agua y en espíritu, el que no nace de nuevo no va a ver el Reino de Dios. De lo que se trata es de nacer de nuevo,  porque esta es una  semilla nueva, una semilla  que el mundo no conocía, una palabra que nosotros no podíamos darnos a nosotros mismos.

Sin el don de la semilla nueva que traen los apóstoles no podría haber un genuino conocimiento de Dios. Nosotros todos dependemos de esa semilla, nos lo dice hoy el apóstol Pablo en la primera lectura, estamos cimentados sobre el cimiento de los apóstoles, del testimonio de los apóstoles de esa semilla  sembrada y nueva,, necesitamos de ellos, cuya piedra angular es Jesús, sin ellos y sin Él  no subsiste nuestra fe, nuestra Iglesia,  no es un resultado de voluntades humanas, de voluntades compartidas, sino voluntad del Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL: 18

R./ A toda la tierra alcanza su pregón.

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra. R.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este salmo hace la alabanza de la revelación de Dios, primero en las obras de la creación y luego en la ley, para terminar con una humilde oración. La revelación de Dios  tiene su punto culminante en Jesús, Palabra definitiva de Dios, camino, verdad y vida.                                                                                                                                                               

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 6,12-19

 

“Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles”

 

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que se puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El evangelio nos revela tres elementos principales en la misión de Jesús: la oración, la elección de los doce apóstoles y la sanación de la multitud enferma. Lucas destaca el tiempo de Jesús para la oración antes de elegir a sus colaboradores más inmediatos. Jesús es, por excelencia, el misionero del Padre. Él ha venido a realizar el plan de salvación de Dios para la humanidad. Pero esa misión no se puede realizar si no hay una relación profunda e íntima con el Padre. Y es la oración la garantía de esa unidad indisoluble. Es en este contexto de oración, de comunión con el Padre bueno, que Jesús elige y llama a sus discípulos (seguramente también a su discípulas); de tal manera que el llamamiento a la misión no es deseo de Jesús sino voluntad del Padre. Enseguida el texto nos dice que sanó enfermos y liberó a muchos oprimidos por el mal. Oremos al Señor con plena confianza para que siga llamando a muchos hombres y mujeres a participar en la misión, mediante una vida de intensa oración y compromiso evangelizador sin desfallecer.

 

ORACIÓN

Gracias, Señor Jesús, porque a nosotros también nos has llamado por nuestro propio nombre para hacernos discípulos(as) y misioneros(as) de tu evangelio. Ayúdanos a realizar bien la misión. Pon hoy en nuestros labios tus palabras de vida, pon en nuestro corazón tu amor misericordioso, pon en nuestra mente la sabiduría de tu Espíritu, pon en nosotros actuar  con la valentía y decisión de tu Espíritu para que podamos  anunciarte a todos. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Jaime Hurtado en su cumpleaños. Amén. 

 

“Que en el silencio de nuestro corazón escuchemos la voz de Dios que nos llama y acoge para trabaja por su Reino”

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