viernes, 1 de octubre de 2021

Viernes 01 de Octubre de 2021

 

“ACOGER LA SALVACIÓN QUE DA JESÚS”

 

PRIMERA LECTURA

BARUC 1,15-22

 

“Pecamos contra el Señor no haciéndole caso”

 

Confesemos que el Señor, nuestro Dios, es justo, y a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los judíos y vecinos de Jerusalén, a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres; porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso, desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado. Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, hemos rehusado obedecerle. Por eso, nos persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor conminó a Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados, los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que el Señor, nuestro, Dios reprueba. Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Baruc fue probablemente el secretario y hombre de confianza del profeta Jeremías, que se encuentra en Babilonia, con los desterrados, hacia el año 580 antes de Cristo. Su oración está cargada de emoción y humildad. Abiertamente reconoce que todo el pueblo, empezando por los políticos y los sacerdotes, es culpable de lo que les está pasando por su infidelidad a la Alianza hecha con Yavhé.

 

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué pasan cosas malas en el mundo, por qué no nos resultan nuestros planes, por qué nos persigue la calamidad, por qué Dios hace oídos sordos a tanto sufrimiento?. Es entonces, cuando debemos entrar en la intimidad de la oración y tomar conciencia de que en la mayor parte de males está puesta la mano del hombre.  Tenemos que aprender las lecciones que nos da la historia. Los períodos de decadencia de una persona o de la Iglesia se deben seguramente a muchas causas. Entre otras, nuestra propia dejadez y nuestra infidelidad para con Dios, Padre rico en misericordia que no nos trata como merecen nuestros pecados, sino que se compadece siempre de sus hijos. Sembramos vientos y recogemos tempestades. Olvidamos la base sólida del edificio y luego nos quejamos de que el primer ventarrón ha derrumbado sus paredes.

 

Por eso la oración de Baruc sigue siendo actual. Solemos excusarnos echando las culpas a los demás o las instituciones o al mundo que nos rodea. Pero entonar un mea culpa de vez en cuando, reconocer nuestras fallas, nuestra debilidad y nuestra culpa, no en el de los demás, nos puede ayudar a progresar en nuestra vida de fe.

 

SALMO RESPONSORIAL: 78

R. / Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre.

 

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,

han profanado tu santo templo,

han reducido Jerusalén a ruinas.

Echaron los cadáveres de tus siervos

en pasto a las aves del cielo,

y la carne de tus fieles

a las fieras de la tierra. R.

 

Derramaron su sangre como agua

 en torno a Jerusalén,

y nadie la enterraba.

Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,

la irrisión y la burla de los que nos rodean.

¿Hasta cuándo, Señor?

¿Vas a estar siempre enojado?

¿Arderá como fuego tu cólera? R.

 

No recuerdes contra nosotros

las culpas de nuestros padres;

que tu compasión nos alcance pronto,

pues estamos agotados. R.

 

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,

por el honor de tu nombre;

líbranos y perdona nuestros pecados

a causa de tu nombre. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El salmista reconoce que la tragedia nacional es el justo castigo de reiteradas infidelidades; pero hace presente al Señor que esa derrota compromete la gloria de su Nombre, ya que Israel es su Pueblo y su “rebaño”. Si no escucha el llanto de los cautivos, los paganos pensarán que es inútil servir al Señor.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 10,13-16

 

“Quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado”

 

En aquel tiempo, dijo Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Que tremendas palabras de Jesús contra estos pueblos que han escuchado el mensaje y observado los signos pero se hacen indiferentes.

Existen varios peligros  serios que amenazan al cristianismo hoy, probablemente dos principales; el primero, vivir en una “Casa Común” irreal, sobre todo, sin participar en su sufrimiento ni en los anhelos de los pobres y las víctimas; el segundo, pensar que el querer salvador de Dios poco o nada tiene que ver con la historia y con las esperanzas de la humanidad. Ambos peligros suponen un desafío: «la honradez con lo real», contenido esencial del lamento profético de Jesús de Nazaret, contra los incapaces de reconocer a los empobrecidos y a los débiles, cuyos derechos pisotean. En este sentido, lo distintivo del cristianismo es encarnar en la vida a Jesús y su proyecto de humanización, comprometidos en la transformación de la realidad. Dejémonos inspirar por las palabras de Monseñor Romero; “…muchos cristianos están dispuestos a dar su vida para que haya vida para los pobres. Insertos como Jesús en el mundo real, amenazados y acusados como él, dando la vida como él, están dando testimonio de la Palabra de Vida”.

 

ORACIÓN

Señor, muchas veces hemos retrocedido en el caminar espiritual y nos “enfriamos”, porque dejamos de lado el encuentro intimo contigo, la Biblia y la comunidad. Nos volvemos indiferentes a la realidad de los demás, a la injusticia, a la desigualdad, intolerantes y descuidados en nuestras relaciones interpersonales. Ayúdanos por favor para que esto no suceda, pues sin tu cobertura perderemos la luz y el norte de nuestra vida. Amén      

 “No seamos sordos(as) a la Palabra de Dios, ni con nuestras actitudes rechacemos su mensaje de liberación”

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