“VIVIR VIGILANTES”
PRIMERA LECTURA
ROMANOS 6,11-18
“Ofrezcan a Dios como hombres que han vuelto de la muerte a la vida”
Hermanos: Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no nos dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Pablo se reservó para sí mismo, al suscribir sus Cartas el título de :
"esclavo" de Cristo. Ese modo de hablar no es, en realidad, sino la
expresión lógica de la proclamación de Cristo como "Señor", nos
invita a ser personas nuevas a no ser ya esclavos del pecado, sino esclavos del
amor. Es pobre y vacío hablar de señorío
de quien no se comporte con humildad, de quien de veras no se proclame su
siervo.
Ser "esclavo" de Cristo es reconocer su autoridad sobre todo
lo que tenemos: sobre nuestros pensamientos, que desde ya miran el universo
como lugar de su imperio de gracia y amor. Sobre nuestros afectos, que en él
encuentran su centro y su lugar de paz, así como su cauce verdadero en servicio
de los hermanos. También sobre nuestra historia, es decir: sobre nuestro
pasado, que queda en poder de su misericordia; sobre nuestro presente, que
queda en manos de su sabiduría; sobre nuestro futuro, que queda al amparo de su
providencia.
SALMO RESPONSORIAL:
123
R. / Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito sea el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes. R.
Hemos salvado la vida, como el pájaro
de la trampa del cazador;
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este es un canto de
liberación, Israel agradece al Señor que lo haya salvado de un gravísimo
peligro. Varias imágenes se suceden para describir vívidamente la seriedad de
la amenaza: las aguas torrenciales, las fieras a punto de devorar, la trampa
del cazador. Sin embargo, faltan alusiones concretas a una situación
histórica precisa, y no es fácil decidir si la liberación es el retorno del
exilio babilónico o una victoria en tiempos de los Macabeos.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 12, 39-48
“Al que mucho se le da, mucho se le exigirá”
REFLEXIÓN
Lucas muestra a
Jesús conversando con sus discípulos, les propone una parábola y una inquietud
surge de Pedro. La pregunta que Jesús responde de manera subyacente ¿Cómo vivir
durante el tiempo de la espera del día final? La clave es la inversión del
tiempo en los asuntos del Señor y estar preparados para su venida. Jesús
presenta la parábola del patrón que vuelve a la boda, se recoge un tema propio
del evangelio de Lucas, la espera del Mesías desde el servicio y la rectitud de
vida y, luego, la felicitación de los siervos por su vigilancia, cualidad del
que no pierde el impulso espiritual y no se acomoda a sus intereses. Somos
invitados a enfrentar la vida con fidelidad creativa, serenidad, la cintura
ceñida y las lámparas encendidas, la disponibilidad y la prontitud de trabajar
por el Reino y la administración coherente de los dones que Dios nos concede a
diario. Por eso, debemos estar atentos y vigilantes, porque no sabemos ni el
día ni la hora en que él se presentará y porque habremos de darle cuenta de lo
que hayamos hecho por su Reinado.
Gracias Señor por regalarnos talentos y dones para enriquecer y edificar
nuestra vida y la de los demás. Ayúdanos a ser fieles con esos dones, a ser
buenos administradores, diligentes y responsables, poniéndolos al servicio de
los que nos rodean. Que en Ti nuestras fuerzas sean renovadas cada día, para
seguir haciendo tu voluntad, trabajando por tu reino, que en tu bendición podamos
levantarnos y en la noche terminar el día satisfechos por el trabajo realizado,
y entregarte a ti más de lo que nos has confiado. Amén
“Reflejamos la
presencia de Dios cuando colocamos nuestra ser al servicio del amor y la
misericordia”
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