“AMAR Y AMAR”
PRIMERA LECTURA
DEUTERONOMIO 6, 2-6
“Escucha Israel: Amarás al Señor con todo el
corazón”
En aquellos días, habló Moisés al
pueblo, diciendo: "Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y
preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así
prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien
y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una
tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma,
con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu
memoria." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
En las estepas de Moab, Moisés da sus últimas instrucciones al pueblo que
se prepara para entrar a la tierra de Canaán. Atrás quedó Egipto, debió quedar.
Y atrás quedó también el desierto donde supuestamente el pueblo tuvo que haber
aprendido muchas cosas que tendrán que ser muy útiles para su proyecto como
pueblo en la tierra de la libertad. Egipto será un lugar para nunca volver, al
desierto será necesario volver cuando el pueblo olvide o pierda su horizonte ya
que ése es el espacio ideal para el reencuentro con su Dios, para dejarse
reconquistar por él (cf. Os 2,14). Aquí, pues, en su despedida, Moisés insiste
en lo más importante para que el pueblo tenga vida: cumplir las instrucciones y
normas que el Señor ha dado. El texto del Deuteronomio que leemos hoy es el
alma, la guía, la hoja de ruta que Israel no puede descuidar ni cambiar por
otra cosa so riesgo de perderse y perecer como nación. La connotación en hebreo
del verbo shemá lleva implícito el
imperativo de obedecer, poner en práctica, y eso era lo que tenía que haber hecho
el pueblo: escuchar obedeciendo, escuchar poniendo en práctica.
Las experiencias históricas obligan a Israel a
aprender qué significa escuchar a su
Dios y poner en práctica su Palabra, su instrucción. Con base en todo lo que le
ha pasado, Israel descubre que los mandatos del Señor no buscan atarlo,
cerrarle horizontes ni poner a todo un pueblo bajo la dirección de un Dios
caprichoso. No es un Dios cualquiera el que libre y espontáneamente ha optado
por este pueblo, es un Dios de Vida que sólo busca orientar al pueblo por
sendas de vida. Israel no entendió siempre así el propósito de Dios y se fue
detrás de otros dioses, y cuando se metió en el proyecto de otras divinidades
empezó a perderse, se confundió y resultó siendo peor que otros pueblos que no conocían
al verdadero y único Dios. Así pues, después de sobrevivir a las más duras
experiencias, Israel vuelve a recordar cuál era desde el principio la propuesta
de su Dios: amarlo sólo a él, buscarlo sólo a él y no confiarse de ninguna otra
propuesta por más llamativa que fuera para no volver a caer en un fracaso peor.
SALMO RESPONSORIAL: 17
R./ Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
REFLEXIÓN
Este Salmo es escrito por el Rey David. En este salmo David alaba al Señor por
su grandeza y cuidado protector. Vemos una
declaración del amor y la confianza por el Señor, y de
agradecimiento por librarlo de la mano
de sus enemigos.
El camino del Señor es perfecto y el Señor le ha dado bendiciones
maravillosas al Rey David, por lo que el testifica: “Vive el Señor, y bendita sea mi roca”
HEBREOS 7, 23-28
Hermanos: Ha habido multitud de
sacerdotes del Antiguo Testamento, porque la muerte les impedía permanecer;
como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa.
De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios,
porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese
nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores
y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día- como
los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por
los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí
mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de
debilidad. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran
al Hijo, perfecto para siempre. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Este libro no es escrito por Pablo, sino por una comunidad donde el eje central es el Sacerdocio de Jesucristo. Nos habla de Jesús como Sumo y Eterno Sacerdote, nos dicen que solo hay un Sacerdote y ese es Jesucristo, único y perfecto. Por lo que la palabra Presbítero es la se utiliza especialmente en la Iglesia Católica, Anglicana y en la Iglesia Ortodoxa, para los ministros de la Iglesia, que significa animador, el que dirige y anima. La palabra Sacerdote como nos dice Hebreos, es entendida como el que ofrece sacrificios a Dios, en expiación y reconciliación de todos los pecados del pueblo. Jesús fue el único que ofreció su vida para el perdón del pueblo. La comunión de Dios no es un cumplimiento de normas y preceptos, sino un seguimiento, una adhesión a Jesucristo como Dios y Rey. Él es único mediador entre Dios y los hombres, es la única vía para llegar al Padre. Jesús está por encima de todo y de todos los hombres, gracias a su procedencia divina y su obediencia total al Padre. Su muerte es el único sacrificio grato y agradable a Dios ya que fue ofrecido por todo el pueblo.
Para vivir una vida cristiana no hay que hacer
cosas extravagantes es solo volver al origen de la fe, una fe humilde y
sencilla, que está en Cristo Jesus, Él es el gran modelo y paradigma a seguir, un cristiano original o
santo es el que vive a la manera de Cristo. Pero ¿cómo es vivir a la manera de
Cristo?, como es vivir Jesusmente, es vivir desde la clave del amor, amor hecho acción,
dejándonos amar y haciendo del amor una entrega y servicio a los demás, y eso
es ser santo, vivir en el amor construyendo caminos de servicio, perdón, de reconciliación con los demás, entendamos
que no se trata de una religión sino un estilo
de vida en concreto.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 12, 28B-34
“No estás lejos del reino de Dios”
En aquel tiempo, un escriba se acercó a
Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?"
Respondió Jesús: "-El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro
Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que
éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando
dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo
el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como
a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús.
Viendo, que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del
reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Jesús se encuentra con que su pueblo cumple con una
norma de varios siglos. Todos los días, tres veces al día todo israelita varón
recita el «Shemá Israel, escucha
Israel: el Señor nuestro Dios es uno sólo, a él amarás...», el shemá, pero ese shemá se quedó sólo en el campo auditivo, al campo de la práctica
no se ve, y eso es lo que Jesús denuncia a lo largo de su ministerio, muchas
palabras, muchas normas y preceptos, mucho apelo a Dios para todo, muchas
frases de la ley en los bordes del manto, en el marco de la puerta, en el
brazo, en la frente, pero nada en el corazón y menos aún en la vida ordinaria,
en la práctica cotidiana.
En la comunidad de Marcos se están presentando
situaciones similares a las del judaísmo. Las normas y preceptos que conocen
los primeros cristianos son necesariamente aquellas que vienen del mundo judío;
ahora, ¿serán de obligatorio cumplimiento todos esos preceptos en esta nueva
experiencia de vida que se supone está animada por la presencia viva del Señor
resucitado? Lo primero y más importante que los creyentes deben tener en cuenta
es que no se trata de una adhesión a una divinidad distinta a la del judaísmo.
Es el mismo Dios revelado a pueblo de Israel y en la Escritura, es el mismo
Dios de Jesús, por tanto, lo que primero tiene que hacer el cristiano es
profesar su fe, amor y adhesión a ese Único Dios en términos de «escuchar» su
Palabra y ponerse en función de obedecerle. Ese es el proyecto de vida de
Jesús, eso fue lo que movió toda su vida y su obra y eso es lo que tiene que
mantener vivo al cristiano, su adhesión a ese único y verdadero Dios a quien no
le interesa otra cosa que el amor y adhesión a El lo vivan sus fieles en el
amor mutuo y fraterno. No tiene sentido para Jesús hablar del amor a Dios sin
tener en cuenta la ÚNICA puerta de acceso a Él: el prójimo.
ORACIÓN
Señor hoy nos
invitas a que amemos, amemos de verdad, nos invita a hacerlo no por bien tuyo
sino para bien nuestro. No es nuestro amor el que puede hacerte falta, sino que
tu mandato de amar es el que puede desarrollar lo más íntimo y mejor de
nosotros mismos. Ayúdanos a que ese amor se refleje en nuestras vidas, como
servicio, solidaridad, con los demás, que no se quede en palabras, sino en
hechos concretos, sobre todo con los más necesitados y débiles. Amén.
“El amor, amor hasta el extremo: resumen y testamento de Cristo”
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