“HUMILDAD: LA IDENTIDAD DE LOS CIUDADANOS DEL REINO”
PRIMERA LECTURA
ROMANOS 11,1-2A.11-12.25-29
“Si la reprobación de los judíos es reconciliación del mundo, ¿qué será su
reintegración sino un volver de la muerte a la vida?”
Hermanos: ¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún
modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de
Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han
caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la
salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte,
si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza
de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una
profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no
quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta
que entren de todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el
texto de la Escritura: "Llegará de Sión el Libertador, para alejar los
crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus
pecados." Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro
bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas,
pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El pecado es lo contrario a la voluntad
de Dios, ¿Significa eso que si acontece un pecado las cosas se han salido de
las manos de Dios? Esta es quizá la pregunta clave para abordar la primera
lectura de hoy. San Pablo está como haciendo unas reflexiones en voz alta sobre
lo que ha sucedido con sus hermanos de raza, es decir, con el pueblo judío. Los
datos son sencillos: son el pueblo elegido. Sin embargo, la mayor parte de
ellos no acepta a Jesús como el Mesías esperado. Jesús es ante todo el
cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo, pero su pueblo lo rechaza.
¿Qué decir? En esto tiene que haber pecado, pero ¿ese pecado detiene el plan de
Dios, o lo arruina?
El apóstol sigue meditando sin desprenderse de los datos reales y concretos: la negación de los judíos a creer es en sí misma un hecho lamentable y triste; eso es innegable. Pero esa negación sirvió para que la predicación se abriera a los pueblos no judíos, a los paganos. Y lo mismo que verificamos la triste noticia de la terquedad de la mayor parte de los judíos también tenemos que verificar que ello fue ocasión de que se manifestara la compasión sobreabundante de Dios para con los pueblos paganos. Lo que se observa entonces es que de algo malo salió algo bueno. Entonces lo malo no significa que Dios ya no es Dios; no significa que Dios no reine, sino que su modo de reinar se manifestará de otra manera o por otro camino. Santo Tomás comenta al respecto: "En realidad, por el mero hecho de que algo parece salirse en parte del orden de la providencia, atendiendo a una causa particular, necesariamente viene a caer dentro de este mismo orden por razón de otra causa también particular."
SALMO RESPONSORIAL: 93
R. / El Señor no rechaza a su pueblo.
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R.
Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R.
OREMOS CON EL SALMO
El
salmista comienza con una angustiosa invocación al Señor, para que se
manifieste como Juez de la tierra y castigue a los opresores de su Pueblo. La
segunda parte del Salmo tiene un severo reproche a los que ponen en duda el
triunfo final de la justicia. Por último, el salmista se reconforta a sí mismo,
fundado en su propia experiencia de la intervención salvadora de Dios y en la
seguridad de que el Señor no puede estar de parte de la injusticia.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 14,1.7-11
“El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales
fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados
escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: "Cuando te
conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan
convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al
otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado,
irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte
en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
"Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los
comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla
será enaltecido." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio muestra otro episodio de la comensalidad
de Jesús. Allí Jesús cuestiona la institución farisea por su poca autocrítica y
su mezquindad, producto de vivir de apariencias. La actitud del orgullo
farisaico puede suceder en cualquier grupo humano. Al ser Jesús un hombre
sincero, no se guardó la corrección para después hablar mal de ellos o
desprestigiarlos, como sí lo hacían ellos. Su observación la dijo a sabiendas
de la incomodidad que causaría. Jesús no corrige para acabar con alguien, ni
por buscar conflicto. El hijo de Dios invita a la humildad y a no vivir de
apariencias. Además, busca fomentar la solidaridad, celebrar con el que nadie
celebra, con los marginados de la sociedad y encaminar nuestra vida hacia el
bien del prójimo. ¿En nuestras relaciones prevalece el cálculo o el dar sin
esperar recompensa? ¿Cuándo compartimos con nuestro prójimo tenemos la
disponibilidad de dar todo lo que somos?
ORACIÓN
Señor, queremos
asumir tu Palabra como nuestro único criterio de vida, te pedimos, guíes
nuestra vida por el camino de la humildad y no permitas que nada nos haga creer
que el orgullo, el poder y, la vanidad son los caminos que requerimos para ser
felices. Bendice nuestras familias, nuestros lugares de trabajo, nuestras
comunidades, nuestro país. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Mariela Herrera
en su cumpleaños. Amén
“Que
nuestras prácticas cristinas sean para abrirnos a la justicia y misericordia,
no para mostrarnos más que los demás”
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