jueves, 1 de octubre de 2020

OCTUBRE 2020

“LA MISIÓN ES EL SER Y QUEHACER DE LA IGLESIA”

Siempre en este mes se ha propuesto reflexionar sobre la MISIÓN. Recordemos como el Papa Francisco en múltiples ocasiones ha hecho un énfasis más grande y un llamado a una misión extraordinaria a todos los creyentes,  insiste en ver a una “Iglesia en salida” y a un “Callejear la fe”.
Quisiera que pensáramos en unos pasos a tener en cuenta en la Misión. Recordando que el fin definitivo de la iglesia es la Misión:
Ø  Que por el anuncio de la Palabra las vidas sean transformadas, de adentro hacia afuera, mirando la vida como una integralidad (Evangelización).
Ø  Que el fruto de esta transformación o vida cambiada sea el optar por el proyecto de Jesús como alternativa de cambio de la sociedad que es una vida comunitaria, fraterna y servicial.
Ø  Trabajar desde la misión por la dignidad humana: el ser humano tiene dignidad y un valor supremo por su condición de hijos de Dios y persona humana. La Iglesia debe ver en cada mujer y hombre el rostro vivo de Dios, y está llamado a descubrir cada vez más sus vidas y corazones sufrientes, para desde el anuncio del Evangelio trabajar por la dignidad humana, derecho fundamental del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia.
Ø  Trabajar siempre por el bien común: el bien común, según el papa Francisco, es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno de la vida comunitaria. No consiste en la simple suma de compartir los bienes de cada sujeto del cuerpo social. Debe ir más allá, nacer del afecto, es decir del verdadero amor (Espíritu o espiritualidad). Por otro lado, basados en la misericordia del Evangelio, este compartir los bienes debe llevar al respeto a la persona en cuanto a ella es, ayudarle en su bienestar social, y ser transmisora de “la Paz”. El destino universal de los bienes es uno de los principios básicos de la Teología Bíblica Cristiana y de la doctrina social de la Iglesia
Ø  Trabajar siempre por principios de solidaridad. La solidaridad es fruto de haberse encontrado con el amor misericordioso del Padre Dios. Es también una verdadera virtud y valor humano, no simplemente un sentimiento pasajero y superficial. Es la meta de toda evangelización. Discipulado y misión debe estar siempre unido a una propuesta solidaria, a la vida comunitaria. La solidaridad en el derecho humano y cristiano se eleva a la dimensión de la justicia. La entrega por el bien del otro, debe estar siempre en toda propuesta y anuncio de la Palabra del Señor resucitado; contrario a toda doctrina y mensaje de explotación opresión y exclusión.
Ø  La misión tiene que apuntarle a un encuentro misericordioso con la creación, “La Casa Común”: Dios creó la naturaleza y nos permitió tomar de ella lo que necesitáramos para subsistir, pero cuidándola, respetándola, sin explotarla, urbanizarla, dañarla y acabarla. No nos imaginamos la crisis que se avecina en cuanto al agua contaminada en los ríos y mares; las consecuencias por no cuidar la amazonia, que es el pulmón del mundo. En nuestro país ya se encuentran grandes áreas de tierra para el monocultivo sustituyendo el cultivo de alimentos, por plantas que se pueden convertir en agro combustibles. El reto evangelizador es: descubrir el rostro sufriente de la naturaleza que agoniza; a Jesús que sigue sufriendo y crucificado al ver como la tenemos; y promover el amor misericordioso, con acciones concretas que rescaten, promuevan y restauren la tierra ancestral, sus cultivos, costumbres, la economía solidaria. Hay que volver a la tierra para que cumpla su propósito.
Solamente desde una experiencia verdadera de fe o encuentro personal con Jesús Resucitado que transforma la vida podremos asumir estos retos de Misión o Nueva Evangelización de la que se habla hoy en la Iglesia.
“LA ORACIÓN-PALABRA Y COMUNIDAD SOSTIENEN LA MISIÓN Y ÉSTA A LA IGLESIA”
Bendiciones para este nuevo mes en las diferentes áreas de la vida.
Roberto Zamudio

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Buenos días Señor, gracias por enviarnos cada mañana tus bendiciones a través de la vida y de todo lo creado por Ti. Ayúdanos a interiorizar durante este mes el verdadero sentido de ser servidores (as) de la Buena Nueva y la disposición y la fuerza de tu acción misionera. Que no se trate solo de palabras sino de transmitir Tu Palabra para que nos permita mirar nuestro ser interior y así alcanzar un profundo cambio de mente y de corazón, a tal punto que nuestras obras hablen a los demás, del amor, del dominio propio, de la humildad, la honestidad, la sencillez, el respeto por la vida, el cuidado de la “Casa Común”, la solidaridad y todos los verdaderos valores de tu Reino.
Como tus hijos(as), como tus seguidores(as), sabemos que ha sido un tiempo difícil el que estamos viviendo en esta pandemia, pero tal vez era un tiempo que necesitábamos vivir para hacer un alto en el camino y para dejar al descubierto, ratificar, que Tú estás por encima de toda dificultad, te mueves y tienes el control de todo, porque eres nuestro Soberano y Creador. Señor ayúdanos a despertarnos en la misión, a anunciar a muchos la Verdad, que no  nos quedemos solamente orando, y meditando tu Palabra,  sino que esto nos lleve a seguir actuando en las realidades tan duras que tantas personas necesitadas están viviendo actualmente. Que podamos desde ya llegar y ayudar a llegar a nuestro prójimo a tus pies y a que hagamos vida tu Palabra cada día. Amén

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Señor, nos regalaste hoy un día que termina en esta noche, vamos al descanso, colocando nuestra gratitud y reconocimiento por tu bondad al darnos lo que necesitamos, no solo para el cuerpo sino, principalmente para nuestro espíritu. Colocamos en tus manos todo lo que sabes nos aqueja, la enfermedad, la economía, la familia, los gobernantes, el destino de este mundo. Te rogamos que sigas  trabajando  con nuestros adentros, con nuestra conciencia y corazón, para identificar nuestros errores y debilidades y cambiar para ser cada vez mejores seres humanos. Tu anhelas que conozcamos y vivamos tus enseñanzas, que no nos quedemos mirando el cielo y durmiendo, sino que nos preparemos a través de la oración, la Palabra y la acción del Espíritu Santo a la misión,  nos regala dones y nos ayudas a transformarnos de adentro hacia afuera. Que de verdad nos interese el bienestar integral de las personas que colocas en nuestro camino. Te pedimos también que cuides y protege a nuestros niños y niñas, sobre todo en las “celebraciones”, tan acostumbradas en este mes, cúbrelos con tu precioso actuar en el Amor misericordioso, Padre-Madre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

PROMESA BÍBLICA DEL MES

“Vayan Por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia de la Salvación”
Marcos 16, 15 

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