jueves, 1 de octubre de 2020

Lunes 19 de Octubre de 2020

  

“LA VERDADERA RIQUEZA NO ESTÁ EN LO QUE RETENEMOS SINO EN LO QUE DAMOS”

 

PRIMERA LECTURA

EFESIOS 2, 1-10

 

“Nos ha hecho vivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo con Él”

 

Hermanos: Hubo un tiempo en que estabais muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo presente, bajo el jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así; siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos has hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Pablo recuerda a los Efesios: "No se debe a vosotros..." Es maravilloso saberse amado pero hay algo en el orgullo humano que quiere siempre encontrar un motivo para ese amor. La razón es que si Dios tenía un buen motivo en mí para amarme, entonces bien se ve lo bueno que soy. Uno trata de ser bueno por propia fuerza, por propio impulso; eso seduce nuestra vanidad y mima a nuestro ego. Uno trata de convencerse de que es lo suficientemente sagaz, sabio, virtuoso, inocente, bello o fuerte como para "merecer" que lo salven. La Biblia no respalda esas aspiraciones. Dios nos salva por puro amor, por puro regalo. Lo bueno que hay  en nosotros no alcanza su verdadera meta, pues tanta inteligencia no nos hizo descubrir al Dios que se esconde en los humildes, y tantas riquezas no nos sirvieron para ganarnos a un Dios que se pone del lado de los pobres.

Así que uno tiene escoger: ¿quiero con mis obras convencer a Dios de que me ame o quiero ser la obra de un Dios que me ha amado sin que yo en realidad lo mereciera?

 

SALMO RESPONSORIAL: 99

R. / El Señor nos hizo y somos suyos.

 

Aclama al Señor, tierra entera,

servid al Señor con alegría,

entrad en su presencia con vítores. R.

 

Sabed que el Señor es Dios:

que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

 

Entrad por sus puertas con acción de gracias,

por sus atrios con himnos,

dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

 

"El Señor es bueno,

su misericordia es eterna,

su fidelidad por todas las edades." R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es una aclamación litúrgica al Señor pastor del pueblo y canto de alabanza al amor de Dios. Es considerado como una profecía, e incluso se utiliza como una oración, para la venida de ese momento cuando todas las personas sabrán que el Señor es Dios, y que entrará en sus adoradores, y ovejas de su prado, que tienen abundantes motivos para adorarle con alegría.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 12, 13-21

 

“Lo que has acumulado, ¿De quién será?”

 

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia." Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?" Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno -ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."

Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."

 Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."

Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Los pleitos de herencias y bienes y las codicias nos han acompañado desde el principio de la humanidad. Las Escrituras presentan reglas bien estipuladas para la distribución de las herencias; probablemente esto se deba a que “el reparto” de la herencia en ocasiones era motivo del peor pecado del mundo antiguo llamado “avaricia”. La acumulación de bienes implicaba privar a otros del sustento diario. El personaje de nuestra parábola: piensa, habla y actúa como si nadie existiera. Quiere tener control absoluto de sus bienes y de Dios mismo. Este hombre del evangelio, encaja muy bien con la gente de negocios, para quienes la economía se controla, se manipula y obliga a los otros a vivir en la miseria. La idolatría de la economía no solo deshumaniza a la persona, sino que hace de Dios un cómplice, al predicar el evangelio de la prosperidad: “Dios bendice al rico” y prueba al pobre con todo tipo de privaciones económicas. Gracias a Dios, Lucas desenmascara esta idolatría, y nos presenta a un “Dios aguafiestas”, que llama a juicio a las personas que solo piensan y viven para sí, sin importarles el clamor del pobre ¿Cómo estás usando tú los bienes económicos?

ORACIÓN

Amado Señor, hoy queremos escucharte, hacer silencio y dejarte hablar, no queremos imponer nuestros pensamientos ni nuestra voluntad. No queremos acumular nada material ni intelectual que nos aleje de nuestro fin, que es vivir en tu bendito amor. De nada nos sirve cosechar éxitos y triunfos si no los compartimos contigo y con nuestros  hermanos. Gracias Señor, por acompañarnos  en nuestro deseo profundo de ser mejores personas y existir para Tí.  Amén.

 

“Preocupémonos no por acumular bienes temporales, sino por alcanzar los bienes de Dios”

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