“NO BASTA CON LO QUE LLEVAS Y MUESTRAS POR FUERA”
PRIMERA LECTURA
GÁLATAS 5, 1-6
Con
toda razón puede extrañarnos que aquellos cristianos de Galacia, a los que
Pablo escribe en la primera lectura de hoy, dieran tanta importancia a la
circuncisión. El motivo no era médico ni fisiológico, desde luego, sino estrictamente
religioso: era el signo de entrada en el pueblo de la alianza, el pueblo de
Abrahán. Circuncidarse equivalía, como subraya el apóstol, a entrar a formar
parte de ese pueblo en los términos de la antigua alianza, la de la
circuncisión y el resto de los preceptos de Moisés. Luego el mensaje de hoy es
sencillo: ¿te salva la alianza de Moisés, cuya señal es la circuncisión, o te
salva la alianza en Cristo, cuya señal es la fe? No es asunto de una operación
quirúrgica sino de la colosal operación
de salvación que Dios ha hecho en el poder de su Espíritu Santo, dándonos a su
propio Hijo para que muriera por nosotros.
R.
/ Señor, que me alcance tu favor.
tu
salvación según tu promesa. R.
porque
yo espero en tus mandamientos. R.
por
siempre jamás. R.
buscando
tus decretos. R.
que
tanto amo. R.
recitando
tus mandatos. R.
Este
salmo presenta las excelencias de la ley de Dios, entendida como la
manifestación de la voluntad de Dios para el ser humano. Su cumplimiento le
asegura el bienestar y la dicha. La urgencia de cumplir siempre la voluntad de
Dios nace de la misma fe. Para nosotros se trata de “la Ley perfecta del amor”
que se encuentra en el evangelio y se encarna en el seguimiento de Jesucristo.
LUCAS 11, 37-41
Para los representantes de la religión judía y para
los más observantes legalistas de aquella estructura religiosa, seguro que les
era molesto ver la manera libre, espontánea y decidida con la que actuaba Jesús
en relación a la Ley. Aquella sociedad se encontraba realmente enferma, gracias
a las artimañas de los hombres conocedores de la Ley. Ellos habían logrado
hacer que ese grupo humano viviera dividido entre puros e impuros, legales e
ilegales, justos y pecadores. Vivir en aquella sociedad era una desgracia si no
se pertenecía a las élites legitimadas por la Ley. Jesús coloca fin, con su
enseñanza y práctica, a toda esa barbaridad que había sido presentada al pueblo
sencillo, como querida por Dios. Jesús provoca la ira y la violencia de
aquellos que habían puesto toda la seguridad de sus vidas en el estricto
cumplimiento de las normas de purificación y estaban convencidos que “el día de
Dios” llegaría cuando todos, sin excepción, cumplieran hasta el último precepto
legal. Pero Jesús proclama con su manera de actuar que para que el Reino
llegue, lo importante ha de suceder en el interior de la vida humana, no en
meros ritos externos.
ORACIÓN
Señor
Jesús nuestra vida está protegida y escondida en tu corazón amoroso y
misericordioso. Deseamos conocer cada vez más tu proyecto, tus pensamientos, tu
voluntad. Restáuranos y transfórmanos con el poder de tu Espíritu Santo. Que la
mejor ofrenda para ti sea una vida de testimonio, que nace de un actuar como tu
quieres no tanto fijándonos en lo externo, sino en el interior, en la esencia
de la vida, el servicio, el amor, la solidaridad sobre todos con los débiles y
los que sufren. Que Tú y no la ley sea la
fuerza que nos impulsa a seguir batallando en esta vida, en amar y servir.
Amén.
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