jueves, 1 de octubre de 2020

Martes 27 de Octubre de 2020

 

 COMO UN GRANO DE MOSTAZA


PRIMERA LECTURA

EFESIOS 5, 21-33

 “Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia”

Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne." Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En esta primera lectura de Pablo a la comunidad de Efeso, hace una comparación entre la esposa de Cristo, que es la Iglesia, y la unión de la mujer y el hombre en el matrimonio. Como Cristo es con la Iglesia su esposa  así debe ser el marido con su mujer. De esa manera expresa el símbolo más puro de la alianza eterna que Dios había establecido con los seres humanos. Para Pablo ese es el gran misterio, que se revela ahora en todo su realismo y efectividad desde el amor de Cristo. Aunque pareciera  que el matrimonio, actualmente, no goza de buena fama, será necesario matizar las expresiones de Pablo para comprenderlas mejor porque él sigue los códigos familiares de su época,  el matrimonio es imagen del amor de Jesucristo por la Iglesia, una vocación de servicio en dónde brilla el respeto, la confianza, la comunicación y la fe.

Generalmente siempre en el ser humano está presente el deseo o la intención de dar o compartir algo. El hombre siempre debe estar dispuesto a compartir el amor  con su esposa como Cristo lo hizo con su Iglesia. El amor que se convierte como una entrega libre, y no por posesión; eso es lo que se entendería por una palabra que no gusta mucho y por la cual Pablo ha sido atacado de diferentes maneras por los movimientos feministas, “el sometimiento”. De tal manera que el verdadero sometimiento trata de ser y hacer libre desde el  amor al otro.   

SALMO RESPONSORIAL: 127

R./ Dichosos los que temen al Señor.

 

Dichoso el que teme al Señor

 y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R.

 

Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R.

 

Esta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

 todos los días de tu vida. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

El salmista llega al templo, hace declaración de inocencia y pide que Dios, justo juez, dicte sentencia y lo libre de sus acusadores. El Cristiano pone su confianza en el amor de Dios que lo ha llamado a la santidad y que en Cristo lo hace libre del poder del pecado.   

LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 13, 18-21

 “Crece el grano, y se hace un arbusto”

En aquel tiempo, Jesús decía: "A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en un huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. Y añadió: A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Estas parábolas clásicas, el grano de mostaza y la levadura, ilustran la dinámica del Reino de Dios que Jesús nos invita a promover. La semilla nos muestra la fuerza interior que posee el Reino y la levadura la capacidad para transformar el mundo e invertir sus valores. Las dos parábolas nos recuerdan que el Reino de Dios tiene un comienzo pequeño y un final grande. Por eso Jesús nos invita a orar para que éste venga. Un árbol no es fuerte por las aves que se posan en sus ramas o hacen nido sino por sus raíces profundas y su tronco robusto para resistir vientos y tempestades. El Evangelio no cambia la cultura de un pueblo, la transforma valorándola y llevándola a plenitud. En nuestros países “cristianos”, el número de los que realmente viven su fe es una minoría y sin embargo se “toca y siente” su presencia; lección de humildad y esperanza. La oración y la acción del creyente hacen que el Reino se vaya encarnando en el tejido de nuestro mundo a la espera de su manifestación definitiva. Lo que más importa es la calidad de la vida del amor que anima a la comunidad cristiana, como la carta a los Efesios nos lo presenta en el amor, respeto y entrega entre los esposos. ¿Cómo promuevo la dinámica del Reino en mi vida? 

ORACIÓN

Señor Jesús, te pedimos por la vida de nuestras familias y de la comunidades a las que pertenecemos. Que hoy seamos inundados con tu Espíritu de paz, armonía, reconciliación y perdón. Buen Señor, nuestra vida es como la semilla, que necesita de la fecundidad de tu Espíritu Santo para vivir, crecer, y dar frutos abundantes que agraden a nuestro Buen Dios. Oramos, damos gracias y bendecimos la verdad da de Deisy Pizza en su cumpleaños.  Amén.  

“Nuestra vida cual semilla, necesita de la fecundidad del Espíritu Santo para crecer y dar frutos”

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