“AMIGOS DE LA
JUSTICIA Y LA LUZ”
PRIMERA LECTURA
PROVERBIOS 3,
27-34
“El Señor
aborrece al perverso”
Hijo mío, no
niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes,
no digas al prójimo: "Anda, vete; mañana te lo daré." No trames daños
contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin
motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino;
porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el
Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de
los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y
reserva baldón para los necios. Palabra
de Dios.
REFLEXIÓN
La lectura de
hoy, cuando regresamos a textos del Antiguo Testamento después de unas semanas
con San Pablo, es simple y sencillamente una invitación a ser buenos. Y esto en
sí mismo es interesante porque muestra que ser bueno no es algo espontáneo. A
veces nos "nace" ser buenos pero no siempre, y por ello hay que saber
permanecer en lo que somos más allá de lo que nos pasa y de lo que nos nace.
Por eso, para ser bueno hay, entre otras cosas, que decidirse a serlo. Ser bueno o bondadoso entraña dos cosas: el
deseo de hacer el bien y la voluntad de resistirse al contagio de la maldad.
Sobre lo primero leemos hoy: "No le niegues un favor a quien lo
necesita;" sobre lo segundo quedó escrito esto: "No envidies al
hombre malvado ni imites nunca sus acciones." Para nuestra tarea de ser
buenos el libro de los Proverbios nos da argumentos que resultan a la larga
insuficientes, por decir algo. Nos habla de que al bueno le va bien y al malo
mal. De aquí aprendemos que la revelación bíblica fue como un proceso. No es lo
mismo resolverse a ser bueno cuando puede creer que al malo le irá mal que ser
bueno y bondadoso cuando muchas veces vemos a los malvados tener gran éxito y
jactarse de ello. Por eso la enseñanza de hoy tendrá que perfeccionarse en la
palabra y sobre todo en la obra de Cristo. Sólo a los pies de la Cruz podemos
decir, esta vez sin restricciones, que al bueno le va bien y al malo le va muy
mal.
SALMO
RESPONSORIAL: 14
R. / El justo
habitará en tu monte santo, Señor.
El que procede
honradamente
y practica la justicia,
el que tiene
intenciones leales
y no calumnia
con su lengua. R.
El que no hace
mal a su prójimo
ni difama al
vecino,
el que considera
despreciable al impío
y honra a los
que temen al Señor. R.
El que no presta
dinero a usura
ni acepta
soborno contra el inocente.
El que así obra
nunca fallará. R.
OREMOS CON EL
SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
La invasión del
mal hace exclamar al salmista: “No hay nadie que haga el bien.” En medio de
tanta desolación pide a Dios que envíe la salvación a su pueblo. También hoy
día no puede parecer que el mal lleva las de ganar. Debemos repetir con el
salmista que Dios está departe de los justos.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 8, 16-18
“El candil se
pone en el candelero para que los que entran tengan luz”
En aquel tiempo
dijo Jesús a la gente: "Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija
o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran
tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no
llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene
se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener". Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Era
común en las casas antiguas colocar un candil a la entrada de la casa, incluso
de día. Constituía un gesto de cortesía, pero también tenía la función de
iluminar corredores y ambientes oscuros, ya que el uso de las ventanas no
estaba muy extendido. El refrán de Jesús invita a sus seguidores a colocar su
enseñanza en el lugar más alto y visible de la comunidad, de modo que pudiera
iluminar los problemas de la vida diaria.
Lucas y su comunidad
nos invitan hoy a todos los que nos llamamos cristianos a ser lámparas
encendidas que iluminen a la humanidad. Pero para ser lámparas necesitamos
recibir de la luz que nos viene de la palabra de Dios. Llevar la palabra
significa llevar a Jesús mismo. El que ha recibido la Palabra de Dios está en
el deber de anunciarla, porque nadie enciende una lámpara y la cubre con una
vasija o la mete debajo de la cama. Es tal el gozo de llevar la palabra que el
discípulo la coloca en el candelero para que los que entran vean la luz. ¡Hay
de aquél que teniendo la luz de la palabra se la guarda para sí! Sería un acto
muy egoísta no compartir con los demás esa palabra recibida, mientras que quien
se siente de verdad comprometido con el anuncio profético, ese recibirá aún más
porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aún lo que
parece tener. Cabe hoy preguntarnos: ¿Estamos siendo servidores idóneos de la
Palabra de Dios, o estamos escondiendo la luz debajo de la cama, es decir, no
estamos compartiendo con los demás ese don tan precioso que el Señor nos ha
regalado?
¿Qué
lugar damos a la enseñanza de Jesús en nuestras vidas? ¿Nos esforzamos por ser
luz para los que nos rodean compartiendo con ellos la Palabra de Dios
proclamada y orada?
ORACIÓN
Dios amigo del
ser humano que das sentido a nuestra vida y transformas toda oscuridad en luz
radiante, ayúdanos a asumir el gran reto de ser personas justas y amantes del
bien de los otros en toda circunstancia a través de tu Palabra que ilumina
nuestro camino de fe y de tu Espíritu que nos guía y orienta para adquirir
sabiduría y obrar de acuerdo con tu ejemplo. Amén
“Mientras
más luz de Dios se adquiera, más justicia se vive”
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