“AL CENTRO ESTÁ EL HERMANO Y SU LIBERACIÓN”
La liturgia de este domingo nos invita a reflexionar
sobre nuestra corresponsabilidad comunitaria. La fe, o más ampliamente dicho,
nuestra vida espiritual, es un asunto personal, una responsabilidad
absolutamente intransferible, pero como humanos que somos, la vivimos en el
seno de una comunidad. Por eso, también, todos somos de alguna manera responsables
de la vida de cada hermano.
PRIMER LECTURA
EZEQUIEL 33,7-9
Si
no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre
Así dice el Señor:
"A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando
escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al
malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en
guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa,
pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado
para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa,
pero tú has salvado la vida." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Ezequiel es profeta del
tiempo del exilio. Se presenta como el vigilante de su pueblo. Otros profetas
han utilizado también esta imagen para caracterizar su misión. La actitud
vigilante es un rasgo de los profetas. Estar atento a lo que pasa, para alertar
y prevenir al pueblo. Y estar siempre atento también a escuchar la Palabra de
Dios. Leer los acontecimientos de la historia y interpretarlos a la luz de la
Palabra de Dios. El vigilante, celador, velador, centinela o como se le llame
en nuestro medio, está pendiente de los peligros que acechan al pueblo. Por
eso, el profeta es responsable directo de lo que le pueda pasar. El profeta
tiene la misión de abrir los ojos del pueblo. Pero también el pueblo puede
aceptar o rechazar esa interpelación profética. Lo que no está bien es pasar
por alto y no darse cuenta del peligro.
SALMO RESPONSORIAL: 94
R.
/Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro
corazón."
Venid, aclamemos al
Señor,
demos vítores a la Roca
que nos salva;
entremos a su presencia
dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
R.
Entrad, postrémonos por
tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro
Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
R.
Ojalá escuchéis hoy su
voz:
"No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de Masá en
el desierto;
cuando vuestros padres
me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque
habían visto mis obras." R.
OREMOS CON EL
SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este salmo es
una alabanza al Señor de la creación y de la alianza. También contiene una
amonestación al pueblo para recordarle las exigencias de la alianza. La nueva
alianza sellada con la sangre de Cristo exige igualmente una correspondencia
generosa al amor de Dios.
SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 13,8-10
“Amar
es cumplir la ley entera”
Hermanos: A nadie le
debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el
resto de la ley. De hecho, el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás,
no envidiarás" y los demás mandamientos que haya, se resumen es esta
frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Uno que ama a su
prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera. Palabra de
Dios.
REFLEXIÓN
Pablo en la carta a los romanos
invita a los creyentes que edifiquen su vida sobre la base del amor para que
puedan responder a los desafíos del momento histórico que a cada creyente y a
cada comunidad le toca vivir. El amor es resumen, síntesis vital, compendio de
todo tipo de precepto de orden religioso. Así, Pablo entra en perfecta sintonía
con la propuesta evangélica. Ciertamente, no es un rechazo rotundo de la ley.
Pero el amor supera la fuerza de la ley. Quien ama auténticamente no quiere
hacer daño a nadie; por el contrario, siempre buscará la forma de ayudarle a
crecer como persona y como creyente. La conversión, es cambio rotundo de mente
y corazón. Quién se convierte asume el amor como única “norma” de vida. El amor
se traduce en actitudes y compromisos muy concretos: servicio, respeto, perdón,
reconciliación, tolerancia, comprensión, verdad, paz, justicia y solidaridad
fraterna.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 18,15-20
“Si
te hace caso, has salvado a tu hermano”
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los
dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a
otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o
tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni
siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro
que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que
si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará
mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El evangelio de Mateo nos
presenta el pasaje que se ha denominado comúnmente la corrección fraterna. El
texto revela los conflictos internos que vivía la comunidad mateana. Nos
encontramos, entonces, ante una página que pretende enfrentar y resolver el problema
de los conflictos comunitarios. El pecado no es solamente de orden individual o
moral. Aquí se trata de faltas graves en contra de la comunidad. El evangelista
pretende señalar dos cosas importantes: no se trata de caer en un laxismo total
que conduzca al caos comunitario. Pero tampoco se trata de un rigorismo tal que
nadie pueda fallar o equivocarse. El evangelista coloca el término medio. Se
trata de resolver los asuntos complicados en las relaciones interpersonales
siguiendo la pedagogía de Jesús. No es un proceso jurídico lo que aquí se
señala. El evangelista quiere dejar en claro que se trata ante todo de salvar
al trasgresor, de no condenarlo ni expulsarlo de entrada. Es un proceso
pedagógico que intenta por todos medios salvar a la persona. Ahora bien, si la
persona se resiste, no acepta la invitación, no da signos de arrepentimiento...
entonces sí la comunidad se ve obligada a expulsarse de su seno. Al no aceptar
la oferta de perdón la persona misma se excluye de la comunión.
Nuestro compromiso como
creyentes es luchar por la verdad. Nuestras familias y comunidades cristianas
deben ser, ante todo, lugares de reconciliación y de verdad. Exigir respeto por
las personas que se equivocan pero que quieren rectificar su error es muy
importante. Tampoco se trata de caer en
actitudes laxistas o que respalden la impunidad. Pero ante todo, el compromiso
con la justicia, la verdad y la reconciliación es una actitud profética.
¿Cómo vivimos los valores
de la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación al interior de
nuestras comunidades? ¿Qué actitud asumimos frente a los medios de comunicación
que manipulan y tergiversan la verdad? ¿Nos sentimos corresponsables de la
suerte de nuestros hermanos?
El evangelio de hoy habla
también de la comunidad como sujeto de perdón: «Todo lo que aten ustedes en la
tierra será atado en el cielo...», puede ser una oportunidad interesante para
hablar tanto de la grave crisis que atraviesa el sacramento del perdón, como de
la posibilidad y legitimidad de la reconciliación comunitaria y de intercesión: “Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir
algo, se lo dará mi Padre del cielo”, de la importancia de oración en comunidad.
ORACIÓN
Dios de la vida,
tu Palabra nos hace corresponsales de la salvación de tus discípulos, danos la
sabiduría de tu Espíritu para saber decir una palabra de ánimo a quien se ha
extraviado. Queremos comprometernos a asumir como comunidad de seguidores(as)
la responsabilidad de ser para nuestro prójimo conciencia del proyecto
liberador de Dios y mantener viva la fe y la coherencia de vida. Amén
“En el sentimiento solidario y fraternal de ayudar
al prójimo, es donde está la verdadera grandeza de una persona”
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