martes, 1 de marzo de 2016

Sábado 12 de Marzo de 2016


 “NUNCA NADIE HA HABLADO COMO ÉL”


PRIMERA LECTURA
JEREMÍAS 11,18-20
“Yo, como cordero manso, llevado al matadero”

El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó lo que hacían. Yo, como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban: "Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra vital, que su nombre no se pronuncie más." Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Ante la inminente marginación de los malvados contra su labor, el profeta Jeremías acude a Dios, y pone en El toda su confianza. Solamente Él puede garantizarle que su palabra es transparente, que su autenticidad es plena y que lo que esta denunciando es obra de la revelación divina. Así como en los días anteriores reflexionábamos sobre el siervo de Yahvé Y Moisés como figuras de Jesús, hoy emerge Jeremías, un justo perseguido por su condición de profeta valiente. El texto que leemos hoy es la primera de las llamadas “confesiones de Jeremías”. Por gracia de Dios el profeta descubre las intenciones de sus enemigos, paisanos para quitarlo de en medio, pues sus palabras certeras y su estilo de vida les incomodan. Como el siervo sufriente en Isaías, Jeremías se siente como un cordero llevado al matadero. Consciente de su propia debilidad, pide ayuda a Yahvé en quien confía: “Pero Tú Señor de los Ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti  he encomendado mi causa.” El profeta lucha sinceramente entre su modo de ser y la misión que él encuentra plenamente desconcertante y contraria a su mentalidad.
En este tiempo de Cuaresma sería muy iluminador para nuestra vida leer todo el libro de Jeremías, tratando de descubrir la grandeza del corazón de este profeta que, con su testimonio de amor y paciencia, prefigura ya al Mesías Jesús, perseguido, calumniado y hecho burla a la mano de los pecadores.

SALMO RESPONSORIAL: 7
R. / Señor, Dios mío, a Ti me acojo.

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio. R.

Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
Tú que sondeas el corazón y las entrañas,
Tú, el Dios justo. R.

Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO

El salmista expresa su vocación de que Dios ama la justicia y aborrece la maldad, que al final el bien triunfará sobre el mal. Sus enemigos lo atacan injustamente, por eso confía en Dios. La historia de Jesús nos muestra que la victoria del bien y del mal no se realiza necesariamente en la vida presente de cada individuo. Pero el cristiano sabe también que el amor es más fuerte que la muerte.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN  7,40-53
“¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?”
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas." Y se volvieron cada uno a su casa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús es causa de división y controversia, incluso para sus mismos adversarios. Su sabiduría, es decir, su coherencia de vida es tal que aun los que le desprecian y le persiguen quedan confundidos. Para algunos, Jesús es un profeta, para otros es el Mesías. Pero el problema es que, según la tradición, el Mesías no viene de un lugar marginal y lejano de la ciudad santa, Jerusalén, sino de Belén la tierra natal del profeta David. Los sacerdotes y los fariseos quieren acabar con Él porque, precisamente, se ha tomado el atrevimiento de cuestionar la validez del culto y de la ley. El culto estaba centrado prácticamente en el templo. También en las sinagogas se reunía la comunidad judía para leer la torá, cantar los salmos, escuchar la instrucción de los rabinos y hacer las oraciones prescritas. En el gran templo de Jerusalén se ofrecían lo sacrificios de toda clase y por diversos motivos: purificación, expiación y adoración.
Pero mientras los primeros manejaban la dominación ideológica los segundos se enriquecían con el negocio de los animales para el culto y los impuestos para el sostenimiento del templo. Jesús denuncia con fuerza esa realidad que nada tiene que ver con el plan de salvación de Dios. La única ley es el amor con todas sus implicaciones y el verdadero templo es el corazón (el espíritu del ser humano).

El pueblo lo admira, los dirigentes lo temen, muchos lo evitan, porque sus palabras son fuertemente cuestionadoras, tocan fibras interiores, desbaratan falsas seguridades, derriban estructuras mentales que impiden que la verdad del evangelio se transparente. Cuando el mensaje testimoniado y vivido cabalmente por Jesús se asume con fidelidad y radicalidad, sucede lo mismo. Hoy se necesitan hombres y mujeres que sean capaces de testimoniar, es decir, vivir con autenticidad el mensaje liberador de Jesús, aunque haya que pagar el precio de la persecución y el martirio.

ORACIÓN
Amado Jesús, ante ti nadie puede ser indiferente. Concédenos la valentía para mantenernos como tus discípulos(as), dejándonos transformar constantemente con tu Palabra para lograr ser  testigos y obreros que motivamos a quienes nos rodean para que atiendan tu llamado y emprendan el camino discipular de conversión, oración y acción, que restituye la vida y nos hace cambiar nuestro interior y nuestro entorno, demostrando que no ha sido en vano tu entrega y resurrección por la humanidad. Amén 


“Si captamos sus palabras y acciones,  Él nos concede la valentía para ser sus discípulos y dejarnos transformar”

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