martes, 1 de marzo de 2016

Jueves 17 de Marzo de 2016


“FIELES A LA PALABRA DE CRISTO”

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 17,3-9
“Serás padre de muchedumbre de pueblos”

En aquellos días, Abrán cayó de bruces, y Dios le dijo: "Mira, éste es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino que te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. Seré tú Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios."  Dios añadió a Abrahán: "Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
De la esterilidad vencida viene una fecundidad maravillosa, una muchedumbre de pueblos. Y conmueve pensar que a esa muchedumbre pertenecemos también nosotros, pues ciertamente es la fe de Abraham la que ha hecho posible que un día cada uno de nosotros lleguemos a la fe. La alianza con Abraham tiene tres puntos: una descendencia, una tierra y sobre todo, una relación: "Yo seré el Dios de tus descendientes". Aunque ciertamente lo más inmediato y visible es la tierra y la descendencia, es sobre todo ese modo de relación lo que va a resultar más durable y decisivo en la alianza cuyo comienzo presenciamos en esta primera lectura. Nosotros mismos, en una inmensa mayoría, no somos descendencia de Abraham según la carne y la sangre; no venimos de Isaac, en ese sentido. Tampoco vivimos en Palestina. Pero el género nuevo y único de relación de amor y bendición que Dios inauguró con Abraham, y que tiene su plenitud en Cristo, el Unigénito, eso sí es herencia nuestra.

SALMO RESPONSORIAL: 104
R. / El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Este salmo es un himno de alabanza a Dios por las maravillas hechas en favor de su pueblo, recordando la historia desde los patriarcas hasta la entrada a la tierra prometida. La historia de salvación de Israel hace parte de nuestra propia historia de salvación, pero ella se completa con la nueva alianza mediada por Jesucristo y con el ofrecimiento de salvación a todos los pueblos.  

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8,51-59
“Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre." Los judíos le dijeron: "Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abraham murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?"
Jesús contestó: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría." Los judíos le dijeron: "No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?" Jesús les dijo: "Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo." Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El conflicto de Jesús con sus adversarios va creciendo y se va agudizando. Los oyentes de Jesús no entienden su lenguaje. Son dos niveles de lenguaje que no encuentran coincidencia. Jesús habla con un lenguaje profundo, simbólico, trascedente. Sus adversarios se mueven en el nivel del lenguaje convencional, formal, superficial. Por eso es imposible que se puedan entender. También nosotros podemos caer en el error de quedarnos en lo superficial y convencional y no abrir la mente y el corazón al lenguaje profundo, existencial y sobrenatural de Jesús. Se trata de reconocer que Jesús no es un líder más en la historia, sino la figura visible del mismo Dios Padre. Por tanto, para comprenderlo tenemos que contemplarlo como el rostro de Dios que se nos revela para abrirnos el camino hacia la plenitud de la vida, de la paz y la comunión con él. De alguna manera, nosotros también estamos llamados a vivir esa profunda experiencia de comunión vital con Dios para mostrar su rostro a la humanidad. La misión evangelizadora, por lo tanto, no consiste en elaborar y pronunciar discursos acerca de Dios, sino de mostrar en las actitudes humanas la acción salvífica, liberadora de Dios.

ORACIÓN
Señor, hazte vida en nosotros, permítenos estar atentos a Ti, a tu Palabra, a tu voluntad, a tu promesa, a tu acción. Danos un corazón de discípulos, un corazón atento y abierto, un corazón en el que puedas vivir y reinar. Amén.


“La Palabra de Dios transforma desde los más profundo por eso nos salva, libera, dignifica y humaniza”

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