martes, 1 de marzo de 2016

Miércoles 30 de Marzo de 2016


“ENCONTRARLO EN LA PALABRA Y EL COMPARTIR DE LA MESA”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 3,1-10

Te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar

En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada "Hermosa", para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: "Míranos." Clavó los ojos en ellos, esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar." Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el texto de la primera lectura, se nos narra la curación de un paralítico por parte de Pedro y Juan que representan a la nueva comunidad de Jesús (nueva por ser renovada en la experiencia de la resurrección). El texto nos ubica diciendo que, el pobre mendigo estaba a la puerta del templo, la mirada fija del mendigo que espera algo, la mirada también fija de Pedro, el contacto de la mano, las palabras breves solemnes, “en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda” y la curación progresiva del hombre hasta seguirles dando brincos al templo, ante la admiración de la gente. La fuerza salvadora, que en vida de Jesús brotada de él, curando a los enfermos y resucitando a los muertos, es ahora energía pascual que sigue activa: el Resucitado está presente, aunque invisible y actúa a través de su comunidad, en concreto a través de los apóstoles, a los que había enviado a “proclamar el Reino de Dios y a curar”. No  tendrán medios económicos, pero si participan de la fuerza del Señor.

SALMO RESPONSORIAL: 104
R. / Que se alegren los que buscan al Señor.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Este Salmo “histórico” es la proclamación de las maravillas que realizó el Señor para la salvación de su Pueblo. Las acciones divinas se enumeran a partir de la Alianza de Dios con Abraham (vs. 8-9), y el designio salvífico es presentado como una prueba constante de la fidelidad de Dios, que lleva a su cumplimiento las promesas hechas al Patriarca (vs. 44-45). La alabanza, la acción de gracias y la obediencia a los preceptos divinos deben ser la respuesta de Israel a la obra de Dios. Una parte de este Salmo se vuelve a encontrar en 1 Crón. 16. 8-22, en el contexto de una acción litúrgica.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 24,13-35

“Lo reconocieron al partir el pan”
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La resurrección de Jesús comporta un "no" rotundo a la impunidad y a la violencia. Jesús no resucita para reivindicar su muerte, sino para proclamar que la Vida plena es la voluntad de Dios. Ni los verdugos, ni los acusadores, ni los traidores tienen la última palabra. Sólo Dios lleva la voz cantante, pues sólo Él es capaz de dirigir la historia de manera imprevista e insospechada. La fiesta cristiana de la Pascua es, sobre todo, una fiesta de la vida recuperada, de la vida auténtica, de la capacidad de mantener la propuesta de Dios por encima de la mezquindad y la sordidez que imponen ciertas instituciones sociales. La Pascua no es una fiesta que nace del deseo de celebrar algún sentimiento, sino del deseo de reivindicar una esperanza sostenida con la intransigencia de la generosidad.
Reflexionemos más sobre la Pascua a través de este texto del evangelio que  leemos hoy en el camino de Emaús donde Jesús rehace la confianza de sus discípulos en él. La pascua había roto sus cálculos y echado por el suelo sus planes. Sus palabras evidencian el peligro de las falsas expectativas, incompatibles con los planes del maestro, y la necesidad de dar espacio a la vida en nuestros encuentros con los otros. Jesús les recuerda lo que la ley y los profetas decían sobre él. La palabra, bien explicada y de manera procesual hace que sus corazones vuelvan a arder, preparándolos para participar de la fracción del pan, en la que los gestos y las palabras familiares, les abren los ojos y le reconocen, aunque él se desaparece, pues la fe y la confianza renovada, ya no hacen indispensable la presencia física. La experiencia del encuentro con el Señor es tan radical, que los dos discípulos “al instante” regresan a contar a la comunidad lo sucedido. La pedagogía de Jesús da frutos inmediatos, los discípulos de Emaús están de vuelta y, el tejido de las relaciones comunitarias se ha rehecho. La comunidad recobra su valor como ámbito privilegiado para compartir la fe. ¿La comunidad es también para nosotros un ámbito privilegiado para compartir la fe?

ORACIÓN
Señor, tenemos la  fe, la esperanza y el amor para reconocerte, vivir gozosos(as) y no parar de  compartir de ti al prójimo, para que también abran sus ojos, transformen su realidad, generen perspectivas, creen un ámbito de vida más digno y el corazón se llene de amor por Ti y tu mensaje. Ayúdanos a mantener ese ardor y a no desfallecer. Amén                                                                                                                                                                                                                                                                                  
 “En el camino de nuestra vida tenemos que saber reconocer la presencia del Maestro que se acerca”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: