martes, 1 de marzo de 2016

Lunes 28 de Marzo de 2016


“CORRIERON A DAR LA NOTICIA”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APOSTOLES 2,14.22-23

Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia."
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que "no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo."  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Algo nuevo ha pasado, eso decíamos en el comentario del evangelio en la vigilia pascual. Esta lectura nos deja frente a esta realidad. El que hacía pocos días le había negado, asustado ante los guardias y las criadas del palacio de Pilatos, jurando que ni le conocía, ahora comienza, ante el pueblo y luego ante las autoridades de Israel, una serie de testimonios a cuál más intrépidos, que iremos leyendo a lo largo de esta semana.  Entre sus negaciones y su testimonio ha habido un acontecimiento decisivo: la resurrección de Jesús y el envío  de su Espíritu en Pentecostés. Pedro y los suyos  han madurado mucho en la fe. Esta primera predicación de Pedro es una catequesis clara y contundente sobre la persona de Jesús, dirigida precisamente a los habitantes de Jerusalén, los que habían estado más directamente implicados en su muerte: “vosotros,  lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó y nosotros somos testigos”, Pedro centra con decisión su anuncio en la muerte y Resurrección de Jesús.

SALMO RESPONSORIAL: 15
R. / Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
La confianza y el gozo profundo que brotan de la intimidad con Dios, son los sentimientos predominantes en este Salmo. Los vs. 5-6 permiten suponer que su autor es un levita – es decir, una persona consagrada al culto de Dios en el Templo de Jerusalén– que se encuentra en un grave peligro y acude al Señor, fuente de vida, para que lo libre de la muerte . El Nuevo Testamento asigna a este Salmo un sentido mesiánico, citándolo como un anuncio anticipado de la Resurrección de Cristo (vs. 8-11).

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 28,8-15

“Comunicad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”
 En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán." Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Por medio de la Octava de Pascua, que iniciamos hoy, la Iglesia celebra con gozo el misterio de la resurrección de Jesús, el Cristo. Es una semana que se considera como un solo día, como un Domingo de Pascua prolongado, en donde los creyentes celebramos con alegría la Gran Noticia de la resurrección; es una bella manera de expresar que Jesús sigue actuando en medio de la comunidad humana, que está presente en la historia, a través de su Palabra liberadora. El evangelio que leemos hoy nos presenta dos mensajes diferentes que surgen del hecho de que el sepulcro del Señor está vacío. Por un lado, el mensaje que elabora la institución religiosa de Jerusalén, que se encarga de desprestigiar la acción de los seguidores de Jesús; y por otro, el mensaje comunicado por las mujeres, que tiene como fin anunciarles a los discípulos dónde pueden encontrar al Maestro. Es interesante la misión que Jesús encarga a estas mujeres, pues se convierten en verdaderas anunciadoras de la Buena Noticia; son discípulas con un mensaje válido y fundamental para la comunidad. Un mensaje (kerigma) que se hace experiencia gracias a la fe y al testimonio de hombres y mujeres que han puesto su corazón en la esperanza del Reino.

ORACIÓN
Amado Dios, tal vez no alcanzamos a medir el hecho de habernos hecho testigos de tu resurrección, ¡como nos dignificaste y nos diste un papel protagónico en todo el proceso de tu vida muerte y resurrección!, que hoy  debemos mantener y promover.  Señor ayúdanos a todos y todas a levantar la mirada hacia tu dimensión maravillosa, pero con los pies bien puestos en la tierra para estar atentos(as) a las necesidades de nuestro prójimo y seguir siendo signo de resurrección. Amén.

 “Solo con el encuentro con el Resucitado se superan nuestras dudas y temores”


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