martes, 1 de marzo de 2016

Martes 15 de Marzo de 2016


“EL HIJO DEL HOMBRE SIGNO Y CAUSA DE SALVACIÓN”

PRIMERA LECTURA
NÚMEROS 21,4-9

“Los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirar a la serpiente de bronce”
En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El pasaje de la primera lectura siempre ha sido difícil de interpretar, y más todavía saber cuál fue la causa probable del signo de la serpiente de bronce, sobre todo, en un pueblo que rechaza cualquier posibilidad de generar idolatría, y podría ser que esta serpiente recordara restos de idolatría en la región. Con frecuencia, este animal era divinizado en las diversas culturas, por ejemplo, como símbolo de fecundidad. Parece que se permitió exhibir una imagen de la serpiente incluso en el Templo de Jerusalén, por la antigüedad de la costumbre y la interpretación más religiosa que se le daba en relación a Yahvé: hasta que el rey Ezequías mandó destruirla. (2R 18,4). El sentido más probable parece que era éste. En el desierto abundaban las serpientes, que constituían un peligro para el pueblo peregrino. Una plaga especialmente mortal que fue interpretada como castigo de Dios por los pecados del pueblo, y así una serpiente mandada levantar Moisés, se podía entender como un volver a Dios, reconocer el propio pecado e invocar su ayuda. El libro de la Sabiduría valora esta serpiente no en sí misma, sino como recordatorio de la bondad de Dios, cuando el pueblo la mira y nos dice: “el que a ella se volvía, se salvaba, no por lo que contemplaba, sino por ti, Señor, Salvador de todos” (Sab 1,6-7). No salva mágicamente, sino por la fe. Sería lo que el salmo de hoy nos invita a decir: “Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti, no me escondas tu rostro el día de la desgracia”
           
SALMO RESPONSORIAL: 101
R. / Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.

Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida. R.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Invocación a Dios en una grave enfermedad y lamentación por la situación de la ciudad en ruinas. En medio de tal situación se expresa la confianza en la intervención salvadora de Dios.  Las calamidades personales y públicas nos ayudan a reconocer nuestra pequeñez y a poner la confianza en Dios

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 8,21-30
“Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados." Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El estilo del evangelio de Juan juega con el lenguaje cifrado, polémico y simbólico. De este texto resaltamos algunos aspectos que llaman la atención: en primer lugar, la oposición que establece el autor entre arriba y abajo; Jesús pertenece al mundo de arriba, es decir, al mundo de Dios; los judíos y seguidores de Jesús pertenecen al mundo de abajo, mundo limitado, temporal e imperfecto. Por eso, los del mundo de abajo no pueden entender el mensaje que les anuncia Jesús, porque éste pertenece al mundo de arriba.
Otro aspecto, Jesús habla de retornar al Padre pero ellos piensan que Jesús está hablando de suicidarse. Lo que el autor del cuarto evangelio pretende reafirmar es que Jesús es el enviado del Padre. Se revela con el mismo nombre de Dios en el éxodo: Yo soy. Tiene plena conciencia que su misión consiste en hacer la voluntad de Dios. Y por supuesto que la voluntad de Dios es que todos los seres humanos crean, es decir, que acepten la propuesta de salvación como camino de humanización hasta alcanzar la plenitud de la vida en Cristo Jesús. Llegar a la comunión con Dios a través de Jesús es la misión principal de todo cristiano. Quien llega a esa comunión plena buscará su felicidad en la realización de la voluntad de Dios.
Pero sus oyentes no lo comprenden porque se está moviendo en dos dimensiones opuestas. No resulta fácil comprender a Jesús. Su propuesta no empata con las propuestas religiosas, políticas o sociales reformistas que pretenden las autoridades judías. La propuesta de Jesús es absolutamente novedosa. El Reinado de Dios acontece en el corazón del ser humano y desde allí transforma toda la realidad.

ORACIÓN
Bendito Jesús, Hijo del Dios, Salvador nuestro, Tú por amor viniste hasta nosotros y te hiciste hombre, fuiste fiel y obediente al Padre, te adheriste a Él para vencer la cruz, cumpliste su voluntad plenamente. Tú nos dejaste el ejemplo supremo de donación total a los demás con olvido de Ti mismo. Te pedimos que desde la cruz, con tu sangre y con tu amor, nos atraigas y nos ganes para siempre, y nos ayudes a ser fieles servidores como Tú, cumplidores de la voluntad del Padre. Amén


“Abrir el corazón a la novedad de Jesús es entrar en la dinámica de la conversión”

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