martes, 1 de marzo de 2016

Domingo 20 de Marzo de 2016


Domingo de Ramos

“EL REY QUE VIENE EN  NOMBRE DEL HACEDOR DE MUNDO”

El tema central de las lecturas del Domingo de Ramos, como bien puede verse, es el del Mesianismo. Éste tiene varias etapas en la Biblia. «Mesías» significa ungido, siervo, enviado, pero en sí, la idea más profunda de «Mesías» que el pueblo de Israel asumió es la espera de la aparición salvífica de un líder carismático descendiente de David que habría de instaurar definitivamente en la tierra «el derecho y la justicia».

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 50, 4-7

“No oculté el rostro a insultos; y sé que no quedaré avergonzado”

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he revelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
En el Primer Testamento es Isaías el profeta quien más profetiza y anuncia la llegada del Mesías de Dios. Mesías que él entiende como el Siervo de Yavé que llega. El Mesías es para el profeta la gran realidad de Dios viviendo con nosotros, la realidad del gran restaurador que libera de la esclavitud, de la gran violencia, de la gran miseria (pobreza extrema y masiva diríamos actualmente) a la que ha sido condenado el pueblo de Dios. El Mesías, en su calidad de Ungido de Yavé, no es sino su enviado, su representante, el encargado de promulgar sus designios.
Pero la idea del Mesías y de los tiempos mesiánicos estaba fundada en la esperanza de que Dios cumpliera plenamente las promesas hechas al pueblo elegido. La llegada del «Mesías» es la instauración del reinado de Dios en la historia y en el tiempo, según la concepción judía, ( un pensamiento muy humano, no según una revelación divina), donde Israel se vengaría de los «paganos», de los no judíos. Esta idea mesiánica está basada en la fuerza político-militar de un enviado del Dios de Israel para dominar a todas las naciones de la tierra y hacer que Israel se convierta en una nación fuerte y poderosa capaz de someter a todos los pueblos que no tienen a Yavé por Dios. Como se ve, un mesianismo muy humanamente comprensible... pero del cual Dios no tenía en mente para su pueblo.
El Mesías con la mirada de Dios en cambio tiene una vocación radical de amor, más allá de los odios o de los insultos, un siervo que decide encarnar un amor a toda prueba. Este siervo tiene una fabulosa vocación al proyecto de Dios, Sabe que habrá ultrajes, ofensas; los dolores de este proyecto, el siervo los acepta y afronta con decisión, sin intentar vengarse; al insulto responde con calma y es tan radical en hacer el bien, está convencido que su vida no es un camino de rosas, pero sabe que este es su camino; cree con total firmeza que el Señor está a su lado y por eso espera contra toda esperanza sabiendo que al final el triunfo es suyo.
El Mesías verdadero (Jesús), es un hombre solidario con el dolor humano, sabe “dar al abatido una palabra de aliento y de consuelo” es un incomprendido, y en consecuencia acepta su misión entregando su espalda a los que le flagelan, no porque le gusten los golpes, ni porque Dios se complazca en ellos, sino porque en la debilidad de nuestra humanidad, busca mostrar la fortaleza enorme del amor.    

SALMO RESPONSORIAL: 21
R. / Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere". R.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía ven corriendo a ayudarme. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Cualquier comentario que se haga de este salmo, tendrá que fijarse en las últimas palabras del texto, porque  son ellas la que le dan sentido esencial, y aunque parezca paradójico, es una gran acción de gracias del Israel resucitado a la vuelta del exilio. Lo que más llama la atención, es que este poeta describe la liberación de un pueblo, bajo el “ropaje” de un “crucificado vuelto a la vida”   

SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 2, 6-11

“Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo”

Hermanos: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se dobla -en el cielo, en la tierra, en el abismo-, y toda lengua proclame: "¡Jesucristo es Señor!", para gloria de Dios Padre. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Pablo emite este mensaje a la comunidad de Filipos para enseñar sobre la humildad y la sencillez, sobre todo a la renuncia a creerse más que los otros, superiores o con mayor dignidad. En contraste con Adán, que quiso ser más de lo que era, y también en contraste con los demás hombres que también lo pretendemos a nuestra escala, Jesucristo no se aferra a su propio ser divino, sino en cierta manera renuncia a Él. Naturalmente no deja de ser Dios, pero vive en la tierra como si no lo fuera, compartiendo toda la condición humana hasta en sus aspectos más oscuros. Es el himno de la solidaridad de Dios con los pequeños, los pobres, los débiles… no con palabras, sino con su propia vida. Se trata de un invento sólo posible a Dios, que le permite acceder a aspectos débiles que por sí mismo no le corresponden.


LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 22, 14-23, 56

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

¿Por qué me has abandonado?
REFLEXIÓN
Lucas, es considerado como el evangelista de la misericordia, el evangelista que nos muestra el amor infinito de Dios que se ha manifestado en Jesucristo. Ninguno de los evangelistas ha percibido como él la sensibilidad del amor del Padre, que se deja sentir de manera especial entre los pobres, entre los que sufren, entre los marginados. No es difícil constatar en el evangelio de Lucas la preocupación de Jesús por los débiles, por las viudas, por los huérfanos, por los pecadores, por las mujeres. Este mismo interés se manifiesta en la narración de los acontecimientos de la Pasión del Señor. En primer lugar, porque todo este relato está sustentado por un conocimiento del alma de Jesús, cuya intimidad nos deja ver su estrecha relación con el “Abba”, Padre misericordioso, en los momentos de oración (Lc 22,42); o cuando su Padre le da valor en medio del sufrimiento (Lc 22,43).
En segundo lugar, la cruz aparece en este relato de la Pasión como un verdadero sacramento del amor divino: la revelación de la misericordia en medio del sufrimiento. Lucas no pone la atención en los aspectos negativos y crueles de esta situación. En su narración se omiten recuerdos o referencias que aparecen en los otros evangelistas como la flagelación o la coronación de espinas que sirven para inculpar a los que llevaron a Jesús a la muerte. Lucas nos quiere hacer descubrir el amor del Padre hacia su Hijo y hacia todos los hombres, aún en esta situación de dolor. Jesús no aparece abandonado en el Calvario: está acompañado de amigos y conocidos (Lc 23,49 en contraposición con Mt 27,55-56 y Mc 15,40-41). A la luz de todo esto es comprensible el papel que desempeña en este relato de la Pasión la actitud del perdón, sólo explicable desde el misterio de la misericordia. En definitiva todo el mundo queda limpio y se insiste en hechos positivos, sólo explicables desde la virtud reconciliadora del sufrimiento de Jesús o desde su actitud de perdón: el caso de Pilato (Lc 23,4.13-15.20-22); el del agresor a quien Pedro cercenó una oreja y que es sanado por Jesús (Lc 22,51); el de Pedro (Lc 22,61); el de todos los judíos (Lc 23,34); el del malhechor bueno (Lc 23,39-43); el del centurión (Lc 23,47).
Jesús aparece claramente como el inocente, el justo perseguido. Aún en el proceso de los romanos, Pilato proclama la inocencia de Jesús. El centurión también reconoce su inocencia. Sólo en Lucas Jesús se dirige con palabras consoladoras a las mujeres que de lejos los siguen. Realmente, Lucas ha sido llamado el evangelio de las mujeres y de la misericordia con los más pobres e ignorados, y las mujeres hacían parte de la clase marginada en Israel. Pero para Jesús, en todo el evangelio de Lucas, las mujeres hacen parte del discipulado y merecen un trato respetuoso. Ahora, camino del Calvario, la fidelidad de las mujeres a su maestro es reconocida por el Señor.
La Pasión y la muerte de Jesús son una verdadera revelación: la manifestación de la misericordia del Padre. Sólo quien ha comprendido una actitud tan conmovedora, como la que nos trae este evangelio en la parábola del padre misericordioso, podrá entender por qué el evangelista ha mirado así el misterio del sufrimiento y de la muerte de Jesús. Lucas concibió el relato de la Pasión como una contemplación de Jesús. Por eso este relato es una invitación al lector-oyente a aproximarse al Señor, a seguirlo, a llevar con él la cruz de cada día. En la palabra que dirige en la cruz al malhechor arrepentido, ese ‘hoy’ nos remonta a Lc 4,21 cuando en la sinagoga de Nazaret, Jesús declara que “hoy se ha cumplido” el pasaje de Is 61,1-2 que acababa de leer. El tiempo se ha cumplido y él, que ha venido para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año de gracia del Señor” ha cumplido su misión, porque va a morir colgado de la cruz pero seguirá viviendo en medio de nosotros.

ORACIÓN

Señor que al recordar la revelación de tu pasión se abran nuestros oídos para que como comunidad escuchemos la palabra que se nos dirige, haciéndonos capaces de generar vida y justicia en toda circunstancia. También para hacer del mensaje de la cruz no tanto una devoción sino un compromiso como discípulos(as) misioneros(as) en favor de los perseguidos y silenciados por causa de la justicia. Amén 

“Proclamemos siempre con humildad y gozo el ser hijos(as) y seguidores(as) del dueño de la vida”

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