martes, 1 de marzo de 2016

MARZO 2016


LA CUARESMA DE LA MISERICORDIA

Sigue pasando rápido el tiempo, celebrábamos hace un poco más de un mes, el tiempo de la Navidad, y ahora nos preparamos a vivir el gran acontecimiento de la vida cristiana que es la Pascua a partir de estos cuarenta días que le preceden a lo que llamamos CUARESMA. Este año no la podemos desconectar de la celebración del jubileo de la Misericordia y tampoco podemos desconectarla de los frutos de la misericordia que estamos  reflexionando en este año y cuyo fruto que meditaremos en este mes es el de la  RECONCILIACIÓN.
La Cuaresma, que como muchas veces lo hemos dicho viene de cuarenta, y que como número simbólico en el  mundo bíblico significa: Purificación, preparación y penitencia. La iglesia, teniendo como foco o guía la Palabra de Dios, nos invita a tener un objetivo bien claro en la Cuaresma: LA CONVERSIÓN. Y para ello nos da tres herramientas muy útiles para caminar en este desierto cuaresmal: LA ORACIÓN, EL AYUNO Y LA LIMOSNA.  
Ya varias veces lo hemos conversado que hablar de conversión o cambio, en cuanto a estas tres herramientas citadas anteriormente, implicaría tres grandes encuentros:
a.       LA ORACIÓN: Primer encuentro, y base de los demás, que significa encuentro con Dios.
b.      AYUNO: Que es encontrarme conmigo mismo.
c.       LIMOSNA U OFRENDA: Que es encontrarme con el otro.

Es de destacar que sobre este tema de la cuaresma como conversión, este año el Papa Francisco nos da una nueva idea en el Año de la Misericordia, diciéndonos que la conversión y de hecho la reconciliación son: “UN CAMINO”. Hablar de la conversión y reconciliación como camino, significa hablar de procesos en la vida; en medio de una cultura que cada vez más busca respuestas, felicidades y propuestas instantáneas y mágicas. Todo lo verdadero, siempre le apunta a hacer caminos, es decir procesos. Por eso quisiéramos proponerte en esta cuaresma y en el tema de la reconciliación, un proceso o camino de cinco pasos: 
1.      Reconocimiento del error y necesidad de Dios y del otro
2.      Arrepentimiento, es decir dolor y tristeza por la equivocación
3.      Confesión verbal de la ofensa
4.      Deseo y propósito de reparación
5.      Decisión y metas y objetivos de cambio
En este tiempo de cuaresma los textos bíblicos nos hablan especialmente en el evangelio, del lugar teológico de cuaresma que es el Desierto: El Desierto, es signo de soledad, de encuentro, de purificación, de tentación, pero también de victoria. Entre nuestros propios desiertos, tentaciones y crisis cotidianas, tendríamos que buscar la luz, guía y fuerza del Espíritu Santo para caminar con Él hacia la Pascua. Ese Espíritu tendría que movernos en misericordia en este tiempo y siempre ante el espectáculo de nuestra realidad que estamos presenciando día a día y que no es muy alentador: hombres y mujeres esclavizados, pueblos oprimidos y sometidos por otros pueblos, políticas corruptas y genocidas, sistemas de salud inhumanos, niños que mueren por desnutrición, mujeres excluidas, violadas y maltratadas, desempleo, injusticia, etc. En otras palabras celebrando la Cuaresma, podemos decir que vivimos en una crisis personal, familiar, social y espiritual. Por eso necesitamos el mismo Espíritu que llevo a Jesús al desierto; necesitamos en medio de nuestras propias pruebas, crisis y tentaciones volver a recuperar la esperanza, la alegría y la sonrisa que nos han robado.  Que el Espíritu del Señor nos lleve a nuestros propios desiertos para enfrentarlos de una vez, solucionarlos y vencerlos. Cuaresma es el momento oportuno para hacer frente a las tentaciones con las herramientas de: La oración, la Palabra, el ayuno, la comunidad, la solidaridad y fraternidad. En definitiva Cuaresma, es atrevernos a vivir la vida al estilo de Jesús, atreviéndonos a buscar y luchar por ser felices en medio de nuestras propias tentaciones y crisis, teniendo como certeza y garantía de victoria el Espíritu del Señor Resucitado que está con nosotros.
Oro por ti, los tuyos, tu comunidad especialmente las situaciones o momentos de desierto, crisis y prueba que puedas estar atravesando. Ánimo, el Señor Poderoso está contigo y en Él tu puedes vencer.

Roberto Zamudio       

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PROMESA BÍBLICA DEL MES
“Misericordia quiero y no sacrificios”
Mateo 12,7

TERCER FRUTO DE LA MISERICORDIA: LA RECONCILIACIÓN

Después de haber reflexionado en torno a los primeros frutos de la misericordia, el amor y el perdón, te proponemos a que en este nuevo mes pienses en el fruto de la RECONCILIACIÓN. Una primera afirmación sería que la reconciliación nace del perdón, si decíamos que el perdón es para el ofendido y de hecho es la medicina para esa herida ocasionada por la falta de perdón, ahora la reconciliación podríamos decir que es hacia afuera, es decir el perdón es para mí, para adentro, la reconciliación es para afuera, en mi encuentro con los demás. La reconciliación es el restablecimiento o mejoramiento de relaciones entre dos partes, y para alcanzar ese restablecimiento es necesario restaurar y eliminar la causa que generó el conflicto y la enemistad. Por otro lado nosotros como creyentes en Dios, no solamente en este tema, sino en todos los conflictos y decisiones de nuestra vida, debemos buscar una mirada, remedio o solución integral a toda problemática. Por eso podríamos pensar en una triple reconciliación en la vida del ser humano: Con Dios, con el otro y conmigo mismo.
La reconciliación nacida de Dios es decir del amor y el perdón, puede transformar relaciones que han perdido la esperanza, la reconciliación que quizás es uno de los mensajes centrales del evangelio sana relaciones que se han herido y quebrado.
Tratemos de mirar un poco este tema de la triple reconciliación en la Biblia:
1.      La reconciliación con Dios: El gran modelo de reconciliación, es la de Dios con su pueblo a través de Jesucristo. El libro del Génesis nos habla de la ruptura o conflicto del ser humano con Dios; por el pecado se pierde la buena relación que tenían en el paraíso. La paz del jardín del Edén fue destruida. Se rompió la relación de amistad del hombre y mujer con Dios, lo cual dio como resultado, una herida muy profunda dentro del ser y enemistad entre las personas y estas aún con el propio medio ambiente, quizás podríamos resumir que después del libro del Génesis, el resto de la Biblia, es la historia de la búsqueda del amor misericordioso de Dios que quiere restaurar, reconciliar toda su creación. (Apocalipsis 21, 3-4)
2.      La reconciliación con el otro: La primera tarea de un creyente sería que reconciliado con su Dios, pueda reconciliar los otros con el mismo, y después a estos con sus propios hermanos. En la Biblia siempre la reconciliación con Dios va acompañada con la de los demás. La Biblia nos enseña que la enemistad o ruptura con los demás es la causa de las guerras, de la pobreza, de la marginación y de tantos conflictos. El propósito o proyecto de Dios es la reconciliación, la solidaridad y fraternidad entre su pueblo.
3.      Reconciliación conmigo mismo: Después de volverme primero a Dios y luego al otro necesito regresar a mi mismo, para aceptarme, amarme, perdonarme, reconciliarme, conmigo mismo, y de esta manera dejar que Dios venga a mi vida y me traiga su paz y bendición. En este tiempo de cuaresma tendríamos que reflexionar y volver a reconciliarnos también con la creación, la naturaleza y la ecología, ya que la hemos maltratado ( Encíclica del Papa Francisco: Laudato si - Exaltada y alabada sea la creación”).

En resumen, si el mes pasado decíamos que la falta de perdón enferma y hace daño al yo, la  reconciliación cuando no se da le hace daño al tú, es decir al otro. El perdón y la reconciliación juntas, benefician nuestra vida, sanan y restauran bendiciendo la vida de los otros.  Por último nos parece muy importante y les diríamos, “ojo”, a tener en cuenta en el tema de la reconciliación, que a veces dando el perdón y optando por la reconciliación es necesario tomar distancia y alejarnos de esa situación persona o medio. 
Algunos textos bíblicos sobre este tema:
-          Romanos 5,10; 5,11
-          Mateo 5,24
-          2da Corintios 5,18-19
-          Efesios 2,16
-          Colosenses 1,20-21
-          2da Corintios 5,20   
-          Mateo 5,7: Las Bienaventuranzas, como la gran escuela de perdón y reconciliación.

“DIOS QUE NOS RECONCILIÓ EN JESÚS NOS ENVÍA A SER SIGNO DE RECONCILIACIÓN EN EL MUNDO” 


 ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Bendito Señor, temprano te buscamos, para darte gracias por un nuevo día y para reconocerte como nuestro Dios y amigo misericordioso. Gracias porque comprendiendo el sentido del perdón, desde un amor verdadero, como el tuyo, nos liberamos de los sentimientos que empañan nuestro corazón, nuestra mente y  espíritu. Eres Tú Señor la fuerza que nos resucita a una vida nueva y nos infunde el valor para mirar el futuro con esperanza. En este mes nos has motivado a continuar interiorizando acerca de los frutos de la misericordia, a través del don de la RECONCILIACIÓN, como medio para subsanar y restablecer las relaciones deterioradas por las contiendas, ofensas, heridas y daño que nos causamos unos a otros y para así volver a ser amigos, hermanos y personas de paz.  Ayúdanos a ser intercesores, mediadores y promotores de caminos, actitudes, pensamientos y palabras de reconciliación, ayúdanos a ser como Tú, que nos diste el mejor ejemplo a través de la cruz.  Gracias porque podemos sentir, desde la certeza de tu presencia en nuestra vida, que aunque no te veamos nos cuidas, nos amas y siempre estas con nosotros(as). Ayúdanos a reafirmar cada día de este mes, los dones del perdón y la reconciliación y que podamos encontrar el verdadero sentido a este tiempo de Cuaresma y Pascua. Te alabamos, te adoramos, te bendecimos, te glorificamos y te damos infinitas gracias,  precioso Dios. Emprendemos este día bajo tu bendición. Amén

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA
Buenas noches Señor de la vida. Hemos realizado la faena de  hoy y no podemos ir al descanso sin comunicarnos contigo, colocando ante ti todo lo vivido, las diversas situaciones, las confrontaciones, aciertos y desaciertos que hayamos tenido. Te suplicamos refuerces nuestra capacidad de amar, pues en los ires y venires de la vida, caemos en actitudes, pensamientos, obras y omisiones tanto nuestras como de quienes tenemos alrededor. Llénanos Señor, esta noche, con el poder de tu Espíritu Santo, que se pose sobre nosotros y nos guíe para interiorizar, reflexionar, transformar, perdonar, reconciliar y enmendar, todo aquello que sea necesario para seguir caminando en tu amor. Que durante el día de mañana seamos más conscientes de ti y de la  misión que nos has encomendado. Gracias Dios por el pan de cada día, la provisión diaria, el trabajo y  las dificultades vividas, porque a través de ellas, nos haces más humildes y necesitados de ti. En tus manos colocamos la vida de todas aquellas personas que sabemos necesitan sanar su cuerpo, su espíritu y obtener solución a sus dificultades familiares, económicas y de trabajo. También oramos por aquellas que necesitan reconocerte como el Dios, amigo misericordioso, que nos ama y quiere que vivamos una vida nueva en Tí. Gracias por velar nuestro descanso. Amen


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