martes, 1 de septiembre de 2015

Sábado 05 de Septiembre de 2015

“SÁBADO DÍA DE ENCUENTRO CON DIOS”

PRIMERA LECTURA
COLOSENSES 1,21-23

“Dios os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha”

Hermanos: Antes estabais también vosotros alejados de Dios y erais enemigos suyos por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones; ahora, en cambio, gracias a la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha y sin reproche en su presencia. La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. En el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, y yo, Pablo, fui nombrado su ministro. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Ayer Pablo centraba su comunidad de  Colosas  en la verdad acerca de Cristo, el Señor. Hoy a la luz de esa verdad, expone algunas consecuencias para la comunidad: primero un don: cuando no conocían a Cristo estaban alejados de Dios, expuestos al pecado y sus consecuencias, pero por la pascua de Cristo "Dios los ha reconciliado" y los ha constituido en "santos, sin mancha y sin reproche". Y segundo una tarea: permanecer cimentados y estable en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio.
Entendamos también el sentido de la muerte que nos menciona el texto, la muerte de Cristo, como tal, como toda muerte, no es en sí misma algo bueno. Dios, que es el Dios de la vida, no nos creó para la muerte, ni llamó a esta tierra para aniquilarlo. Lo que hace grande la muerte es que supone dar la vida, y en Jesucristo hay vida. La muerte, en cuanto, entrega de la vida, es una señal maravillosa de amor y un signo indeleble de obediencia. Lo que admiramos, pues, y lo que agradecemos en la muerte del Jesús es entonces eso: amor y obediencia. Y más lo admiramos y celebramos cuando llegamos a entender que el pecado, raíz de todos nuestros males, no es otra cosa que desamor y desobediencia. La muerte de Cristo, pues, acabó con lo que nos mataba y nos trajo una nueva esperanza, mantengámonos entonces, firmes en la fe y actuemos con obediencia y coherencia, en consonancia con el Evangelio que nos han predicado.
SALMO RESPONSORIAL 53
R. / Dios es mi auxilio.
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Esta breve oración es una súplica para pedir la protección divina en medio de la opresión (v. 5). La petición está acompañada de una profesión de fe y de confianza en el Señor, que es el “sostén” y el defensor de sus fieles (v. 6). El salmista concluye con la promesa de ofrecer un sacrificio de acción de gracias y de testimoniar públicamente la bondad del Señor (v. 8).

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 6,1-5

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: "¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?" Jesús les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros." Y añadió: "El Hijo del hombre es señor del sábado." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN

Lucas nos lleva de la mano en este caminar de Jesús con sus discípulos, que comenzó a orillas del lago de Galilea, para mostrarnos cómo el maestro va instruyendo a los discípulos para que asuman las novedades del Reino. Ahora lo vemos caminado por un campo de trigo y en día sábado; este detalle ofrecido por el narrador es nuestra puerta de entrada para comprender lo que nos propone este evangelio. Nuevamente los fariseos interactúan con Jesús y sus discípulos a través de un cuestionamiento por su mal comportamiento frente a la ley, que prohíbe una serie de labores en día de sábado.

La respuesta de Jesús va en doble dirección: primero acude a la tradición haciendo memoria de la acción de David, quien comió los panes del Templo. En la segunda parte de la respuesta, con un contenido mucho más teológico, Jesús se muestra como Señor del sábado. Jesús, al proponerse como Señor del sábado, nos está abriendo la puerta para establecer nueva relación con Dios, que va más allá del cumplimiento de la ley, desplazándose hasta la persona y sus circunstancias, como criterio en la nueva forma de interacción con Dios Padre. Jesús es Señor del sábado porque es el Señor de la Vida. Y nunca fue indiferente al hambre de las multitudes.

ORACIÓN
Señor Jesús Tú nos permitiste la reconciliación con  el Dios de todo lo creado. Por favor que tu Espíritu nos mantenga unidos a ti, en conversión constante de nuestro corazón, a través de tu Palabra, la oración, la comunidad, y de las personas y espacios que alimentan nuestra espiritualidad; que no nos quedemos en minucias o legalismos que no nos formen en el amor y el servicio. Amén.


“La ley no es un fin en sí misma, sino un camino que permite caminar en la libertad de los hijos de Dios”

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