Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
“DIOS ENVÍA MENSAJEROS
QUE CUIDAN NUESTRA VIDA”
Hoy, la iglesia nos propone un
paréntesis en la liturgia para celebrar a los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel
y Rafael. Creer en los ángeles es creer en la presencia trascendente de Dios en
la historia. Detrás de cada persona y de cada suceso liberador, hay siempre un
ángel, es decir, hay siempre una realidad divina trascendente.
PRIMERA LECTURA
DANIEL 7,9-10.13-14
“Miles y miles de
ángeles le servían”
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un
anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana
limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso
de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a
sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la
visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se
acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no tendrá fin. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Esta lectura nos habla de una
época de enfrentamiento cultural y religioso entre la cultura helenística y la
cultura tradicional bíblica. El libro de Daniel quiere animar a sus
contemporáneos a mantenerse firmes en la vivencia de la fe y a confiar en el
Señor de la historia. Una época muy parecida a la nuestra, en la que intentamos
vivir nuestra fe en un ambiente que no la considera significativa.
El autor nos presenta al
“pueblo de los santos” bajo una figura humana (un hijo de hombre), que es
elevada hasta la presencia de Dios. Esta comunidad fiel a la alianza en medio
de las pruebas y de la cultura helenística que invitaba a la incredulidad, al
rechazo a la fe, representada en ese Hijo de hombre, está llamada a participar
de la trascendencia de Dios y a ser su testigo a lo largo de la historia
humana. De la misma forma, nosotros somos llamados a ser testigos de Cristo, el
verdadero Hijo del hombre, en medio de la sociedad que invita a dejar de lado a
la fe.
SALMO RESPONSORIAL:
137
R./ Delante de los
ángeles tañeré para ti.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Canto
de acción de gracias a Dios y expresión de confianza en la protección divina.
La invitación es a tener la certeza a que sabiéndose amados por Él aunque haya
muchas dificultades, Él escucha y da la valentía para salir adelante, porque
somos hechura de sus manos. Esa acción de gracias es universal; el mundo entero
debe expresarle gratitud.
LECTURA DEL
EVANGELIO
JUAN 1,47-51
“Verán a los
ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre”
Cuando Jesús vio acercarse a
Natanael, dijo: --Aquí viene
un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Natanael le preguntó:
--¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió: --Te vi antes que Felipe
te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.
Natanael le dijo: --Maestro, ¡tú eres el Hijo
de Dios, tú eres el Rey de Israel!
Jesús le contestó: --¿Me crees solamente porque te he dicho que
te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas.
También dijo Jesús: --Les
aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y
bajar sobre el Hijo del hombre.
REFLEXIÓN
Los encuentros personales de Jesús
con personas particulares, como es el caso de Natanael, llaman la atención
desde varias dimensiones y por tanto nos ayudan a reforzar la idea central que
desarrolla Jesús, la formación de sus discípulos para el Reino. La presencia de
Natanael ante Jesús trae como resultado un gran elogio por parte del maestro: “Ahí
tienen un israelita de verdad, sin falsedad”, Natanael, un tanto
sorprendido, le pregunta a Jesús de qué le conoce. Y la repuesta de Jesús: “Antes
de que Felipe te llamara, te vi”.
Natanael reconoce en Jesús al Hijo
de Dios y éste, a su vez, reconoce en Natanael a un hombre apto para el Reino
de Dios. Israelitas de verdad y sin falsedad, ellos serán la tierra fecunda
donde los frutos del Reino crecerán. Juan nos presenta este pasaje evangélico
en forma de diálogo directo. Jesús habla para Natanael y para todos los que han
venido a escucharle. La confianza de Jesús en el discípulo y la profesión de fe
del discípulo en Jesús son como dos caras de una misma moneda. Jesús propone
este dinamismo nuevo antes del ingreso a la ciudad, donde ocurrirá su muerte.
ORACIÓN
Mi Dios y Padre, no te pedimos
brillo ni triunfo, ni fama, ni gloria ni poder. Haz que acojamos en lo limitado
de cada día, tu brisa, tu gracia, tu palabra, tu voluntad como un regalo
maravilloso para poder vivir. Abre nuestros ojos y haznos sensibles a las
necesidades de los hermanos que caminan junto a nosotros cansados, tristes y
enfermos. Amén.
"Dios nos protege con sus ángeles y cuida nuestro camino, nuestra actitud es la de acorgerlos y agradecerle por ellos, sin cambiar su sentido bíblico original"
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