Nuestra
Señora de los Dolores
“A
LA MADRE UNA ESPADA LE ATRAVESÓ EL CORAZÓN”
PRIMERA LECTURA
HEBREOS 5, 7-9
“Aprendió a obedecer y se ha
convertido en autor de salvación eterna”
Cristo,
en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y
súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue
escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado
a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
La lectura del libro de los
Hebreos nos pone frente a la realidad de lo que
Jesús vivió, su paso
por el camino de la cruz y como tuvo que sentir angustia y profundo dolor. Pero
llegó a la “consumación”. No se acobardó cuando llegó el primer golpe, ni salió
corriendo y negando todo como hubiera hecho cualquiera de nosotros al sentir
que se nos estaba complicando todo a causa de lo que estábamos diciendo. Pero
obedecer al amor antes que al odio, seguir la esperanza antes que y al miedo,
sobreponerse a la angustia teniendo clara la promesa del Padre, es lo que nos
salva. Ese es el testimonio de Jesús y de María con Él, un testimonio para
animarnos en medio de nuestras luchas y nuestros dolores, y para decirnos una
vez más, que al final del desierto, del calvario y de la cruz, está la tierra
de la que mana leche y miel y la resurrección prometida.
SALMO RESPONSORIAL: 30
R./Sálvame, Señor, por tu
misericordia
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R.
Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: "Tú eres mi Dios."
En tus manos están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.
OREMOS CON EL SALMO
Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
En este salmo hay elementos de petición de ayuda, que
hace alguien injustamente perseguido, combinados con la acción de gracias por
la liberación concedida .De todas manetas se expresa un profundo sentimiento de
confianza en el poder amor de Dios. Las últimas palabras de Cristo en la cruz son
una cita del verso 6. En él se cumple perfectamente la confianza absoluta en el
amor de Dios, y en su resurrección se realiza con plenitud la liberación de la
muerte y del mal, prenda y garantía de nuestra liberación definitiva.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 19,25-27
"Ahí tienes a tu madre."
En
aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y
cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a
tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y
desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Después
del largo y penoso viacrucis, el evangelista destaca la presencia de las
mujeres junto a la cruz. ¿Dónde estaban los apóstoles o todos los hombres que
lo seguían? ¿El miedo, la decepción, las dudas, los tenían lejos de la cruz? El
evangelio de hoy es un reconocimiento a la mujer, compañera fiel y valiente en
todos los caminos, sean de viacrucis o de resurrección. Sólo estaba presente el
discípulo amado, quien junto a María, otro par de mujeres y Jesús, protagoniza
este breve pero trascendental relato. La Madre de Jesús es mencionada seis
veces, lo que demuestra su importancia y su rol protagónico. Jesús se refiere a
ella con los títulos de mujer y de madre. Como Madre simboliza su maternidad
espiritual en la Iglesia, y como mujer se convierte en discípula; y así
simboliza a la Iglesia en su actitud discipular. El discípulo amado, como su
nombre lo indica, representa a todos los creyentes que asumen el proyecto de
Jesús desde el amor y el discipulado, y por tanto, a quienes aceptan en su casa
y en su vida la misión de una Iglesia que anuncia el reino de Dios con su doble
sentido mariano: maternal (tierno, fiel y valiente) y discipular.
ORACIÓN
Amado Dios, hoy recibimos a María
como tu Madre porque en ella te hemos recibido a Ti. Permítenos que como ella
nosotros podamos predicar tu Palabra, ser testimonio de entrega y verdadero
servicio hacia los demás. Como hombres y
mujeres queremos recibir el don de padres y madres, tiernos (as), sabios(as),
ubicados en la realidad para formar a nuestros hijos(as) y asumir en Ti el
sentido del sufrimiento. Amén.
,
“En nuestros pueblos
latinoamericanos las madres experimentan a diario el dolor de la muerte de los
seres queridos”
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