“SOLO QUIEN AMA ES TOCADO POR LA
MISERICORDIA DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
1TIMOTEO 4,12-16
Cuídate tú y cuida
la enseñanza; así te salvarás a ti y a los que te escuchan
Querido hermano: Nadie te
desprecie por ser joven; sé tú un modelo para los fieles, en el hablar y en la
conducta, en el amor, la fe y la honradez. Mientras llego, preocúpate de la
lectura pública, de animar y enseñar. No descuides el don que posees, que se te
concedió por indicación de una profecía con la imposición de manos de los
presbíteros. Preocúpate de esas cosas y dedícate a ellas, para que todos vean
cómo adelantas. Cuídate tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te
salvarás a ti y a los que te escuchan. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En las
palabras que Pablo dice hoy a Timoteo se resume lo que podríamos llamar la
"disciplina" propia de la vida sacerdotal. La traducción en esta
misma página reza así: "Cuida de tu conducta y de tu enseñanza". Existe
una relación íntima entre la vida espiritual del presbítero y el ejercicio de
su ministerio... "Conforma tu vida con el misterio de la cruz del
Señor". Esta es la invitación, la exhortación que la Iglesia hace al
presbítero en el rito de la ordenación, cuando se le entrega las ofrendas del
pueblo santo para el sacrificio eucarístico. El "misterio", cuyo
dispensador es el presbítero (cf. 1 Cor. 4, 1), es, en definitiva, Jesucristo
mismo, que en el Espíritu Santo es fuente de santidad y llamada a la
santificación. El misterio requiere ser vivido por el presbítero. Por esto exige
gran vigilancia y viva conciencia. Y así, el rito de la ordenación antepone a
esas palabras la recomendación: "Considera lo que realizas". Ya
exhortaba Pablo al obispo Timoteo: "No descuides el carisma que hay en
ti" (1 Tim. 4, 14; cf. 2 Tim. 1, 6).
La
relación entre la vida espiritual y el ejercicio del ministerio sacerdotal
puede encontrar su explicación también a partir de la caridad pastoral otorgada
por el sacramento del Orden. El ministerio del sacerdote, precisamente porque
es una participación del ministerio salvífico de Jesucristo Cabeza y Pastor,
expresa y revive su caridad pastoral, que es a la vez fuente y espíritu de su
servicio y del don de sí mismo.
SALMO RESPONSORIAL:
110
R. / Grandes son
las obras del Señor.
Justicia y verdad
son las obras de sus manos,
todos sus preceptos
merecen confianza:
son estables para
siempre jamás,
se han de cumplir
con verdad y rectitud. R.
Envió la redención
a su pueblo,
ratificó para
siempre su alianza,
su nombre es
sagrado y temible. R.
Primicia de la
sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio
los que lo practican;
la alabanza del
Señor dura por siempre. R.
OREMOS CON EL SALMO Y
ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Salmo compuesto de
reminiscencias de otros salmos, para alabar a Dios y darle gracias por su bondad
con el pueblo. Nunca se cansara el ser humano que ha aprendido a conocer a Dios
de alabarlo y darle gracias por su
bondad.
LECTURA DEL
EVANGELIO
LUCAS 7,36-50
“Sus
muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”
En
aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús,
entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad,
una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con
un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso
a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los
cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo
había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer
que lo está tocando y lo que es: una pecadora." Jesús tomó la palabra y le
dijo: "Simón, tengo algo que decirte." El respondió: "Dímelo,
maestro." Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le
debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar,
los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?" Simón contestó:
"Supongo que aquel a quien le perdonó más." Jesús le dijo: "Has
juzgado rectamente."
Y,
volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré
en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los
pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella,
en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste
la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por
eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero
al que poco se le perdona, poco ama." Y a ella le dijo: "Tus pecados
están perdonados." Los demás convidados empezaron a decir entre sí:
"¿Quién es esté, que hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la
mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
fariseo Simón admira a Jesús, pero sus esquemas rígidos de la Ley le impiden entender
una de las dimensiones fundamentales de su propuesta: la misericordia. Y así no
sólo descalifica a su invitado, sino también a la mujer. La juzga excluyéndola
de toda posibilidad de cambiar y reorientar su vida. Es a todas luces
contradictorio estar con Jesús cuando al mismo tiempo se excluye al ser humano
por razones morales, económicas, políticas o religiosas. La unción que efectúa
la mujer sobre Jesús nos revela la triple dimensión de toda acción
misericordiosa: perdón, conversión y agradecimiento por el perdón recibido. La
parábola del acreedor y los dos deudores ratifica la íntima relación que debe
existir entre el perdón de los pecados y la acción de gracias. Al que más se le
perdona es porque tiene más pecados, pero también porque tiene un corazón
abierto a la conversión y al agradecimiento.
ORACIÓN
Eres digno de adoración, de que
te sigamos y confiemos en ti, Amado Dios. Como quisiéramos ser como la mujer del evangelio de hoy, que comprendió lo
grande de tu amor, se dejó amar por ti y te ama sin medida. Haz por favor que
se desarrolle en cada una de las personas que pertenecemos a estas pequeñas
comunidades ese amor por ti y por sí mismos como tantos discípulos tuyos, que a través de la historia, han
comprendido la grandeza de tu proyecto. Amén
“Quien se siente comprendido(a) y
amado(a) por Dios se deja tocar por su misericordia”
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