Inmaculado Corazón De María
“DIOS
EN EL CORAZÓN DE MARÍA”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 61, 9-11
“Desbordo
de gozo con el Señor”
La
estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los
pueblos.
Los que
los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo
de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone
la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y
los himnos ante todos los pueblos. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El
profeta Isaías en esta primera lectura, invita al pueblo a recuperar la
alegría, una vez regresaron del exilio; la reconstrucción de la patria
devastada no ha sido fácil. Entonces el profeta hace un anuncio gozoso, que
afirma que realmente la reconstrucción será una realidad; en la ciudad
recuperada, se realizarán los anhelos de una vida nueva y feliz para todos.
Entonces, Jerusalén estalla en un cántico de alabanza, reconociendo que será
una ciudad modelo en justicia (se acabará el dolor de los sufren), la necesidad
de los desplazados, los hambrientos, el desamparo de los desvalidos, el
desprecio de los pequeños) y en el culto verdadero de Dios ya no habrán más
idolatrías. Claro está que todo esto se cumplirá cuando Dios mismo en la
persona de su Hijo Jesucristo, desde su corazón misericordioso, desde el corazón
de la virgen María que hoy celebramos,
quien lo engendra, antes que en su vientre en su corazón; el corazón de la
virgen Madre está asociado íntimamente e inseparablemente al Corazón de Jesús
su Hijo Señor y Salvador. Por eso hoy, un día después de haber celebrado el
Corazón de Jesús, la iglesia a través de la liturgia nos invita a detenernos y
contemplar el misterio del corazón de la virgen Madre.
SALMO
RESPONSORIAL
INTERLECCIONAL: 1SAMUEL 2, 1.
4-8
R./
Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador.
Mi corazón se regocija por el
señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
R.
Se rompen los arcos de tus
valientes,
mientras los cobardes se ciñen
de valor;
los hartos se contratan por el
pan,
mientras los hambrientos
engordan;
la mujer estéril da a luz siete
hijos,
mientras la madre de muchos
queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la
vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
Él levanta del polvo al
desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre
príncipes
y que herede un trono de
gloria. R.
OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este texto que leemos hoy es llamado “ El Cantico de
Ana”, además de los salmos, en la Biblia
encontramos varios cánticos en los cuales la gente salta en adoración por algo
milagroso que Dios ha hecho en sus vidas. Entre estos están: el Cántico del Mar
Rojo (Exo. 15), el Cántico de Moisés (Deu. 32), el Cántico de Débora (Jue. 5),
el Cántico del Cordero (Apoc. 15:3-4) y también el Cántico de Ana.
Estos cánticos no sólo son alabanzas de agradecimiento, sino también tienen mensajes más profundos y aun proféticos. El Cántico de Ana está registrado justamente después de haber dejado a su hijo Samuel con el Sumo Sacerdote Eli. Uno pensaría que ella estaría triste, pero su corazón estaba lleno de gratitud al Señor por haber respondido a su oración.
Estos cánticos no sólo son alabanzas de agradecimiento, sino también tienen mensajes más profundos y aun proféticos. El Cántico de Ana está registrado justamente después de haber dejado a su hijo Samuel con el Sumo Sacerdote Eli. Uno pensaría que ella estaría triste, pero su corazón estaba lleno de gratitud al Señor por haber respondido a su oración.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2,41-51
“Conservaba todo esto
en su corazón”
Los
padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando
Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando
terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo
supieran sus padres.
Éstos,
creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a
buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a
Jerusalén en su busca.
A los
tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban
asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al
verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has
tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.”
Él les
contestó: “¿Por qué me buscabais? ¿No
sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero
ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su
autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“El
corazón es símbolo de amor e interioridad”. Lucas, ante el cuadro del quinto misterio de gozo,
concluye con una nota sobre el corazón de María: “conservaba todo aquello en su
corazón”. María es la mujer toda corazón. Esto significa que, aunque en su
mente no entiende muchas cosas, ama, espera y cree. María aparece siempre en el
Evangelio manifestando su total confianza y obediencia a los planes divinos.
María es la mujer que se deja sorprender por Jesús. Esto demuestra su fina
sensibilidad. María invita a recuperar esa capacidad de sorpresa y de admiración.
El Dios de María es un Dios sorprendente, admirable, desconcertante. Finalmente
María revela esa dimensión profética de la pregunta: ¿por qué? No permanece
callada ante el misterio, ante los acontecimientos difíciles. Le preguntó al
ángel y le pregunta a su Hijo. Y con su Hijo se identificó cuando en la cruz
Jesús también preguntó: ¿por qué? No se trata de mantener un silencio estéril;
se trata de la inteligencia que, limitada ante el misterio de la vida, solicita
una respuesta. De la pregunta humilde hecha oración viene la respuesta
elocuente de un Dios que habla y se revela hasta en sus silencios.
ORACIÓN
Por favor Dios amado, desata en
nuestro ser una unción tan fuerte que logremos desprendernos de lo que tenemos,
liberarnos de nuestros apegos, dóciles y sabios en nuestras decisiones y dar a
quien realmente necesite de lo que poseemos. Señor que lo hagamos sin temor,
sin medida, como nos enseñan Tú y la nuestra madre María. Amén.
“Nunca al
mal. Nunca al daño o a la revancha. Haz que el bien sea tu norma de conducta”
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