lunes, 1 de junio de 2015

Lunes 08 de junio de 2015

“SOMOS SEGUIDORES Y BIENAVENTURADOS”

PRIMERA LECTURA
2CORINTIOS 1,1-7

“Dios nos alienta hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en la lucha”

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los santos que residen en toda Acaya: os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo. Si nos toca luchar, es para vuestro aliento y salvación; si recibimos aliento, es para comunicaros un aliento con el que podáis aguantar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros. Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Ya que el dolor es un visitante permanente de la vida humana, aprendamos de la primera lectura de hoy que hay otro visitante que quiere frecuentar nuestra puerta: el consuelo. Y así, ya que sabemos lo que significa estar tristes, bueno es que tengamos dónde aprender que esa tristeza puede ser superada mediante ese pequeño y hermoso milagro que se llama "consuelo". Consolar es ayudar a reconstruir un mundo que ha quedado en ruinas después de un fracaso, un dolor profundo, una decepción fuerte o de una pérdida irreparable. Reconstruir el mundo es un proceso que pide comprensión, paciencia, una dosis de ternura, pero también mucha sabiduría para afianzar los cimientos que aún están en pie y que serán la base de un posible y deseable futuro.
Y es maravilloso descubrir que no hay otro experto como Dios en eso de consolar y reconstruir. ¿Podría ser de otro modo, siendo Él nuestro Creador, quien mejor nos conoce y ama?
SALMO RESPONSORIAL: 33
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Himno de alabanza a Yahvé por su palabra creadora y su dominio de la historia.
El plan de Dios es un plan de salvación que no pueden frustrar los planes humanos adversos; que incorpora en su realización las acciones de los hombres, conocidos por Dios. La confianza, como enlace del hombre con el plan de Dios, se convierte en factor histórico activo, para encarnarse en la historia de la salvación.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,1-12

“Dichosos los pobres en el espíritu”
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Las Bienaventuranzas, haciendo memoria de Moisés en el monte Sinaí, son la nueva versión de los mandamientos, proclamadas en perspectiva de Reino de Dios. El monte era en Israel el lugar privilegiado para las revelaciones de Dios. Revelación que se manifiesta no sólo a los discípulos, sino a toda la multitud que lo sigue y, en general, a todo el pueblo de Dios que acoge sus enseñanzas. Jesús presenta a un Dios cercano y en comunión con la comunidad, rompiendo así con las barreras que las autoridades religiosas habían colocado entre Dios y el pueblo. Las Bienaventuranzas son el rostro alegre y esperanzador que el Reino tiene para los pobres y los que sufren por causa del evangelio. Mateo presenta ocho bienaventuranzas, de las que la primera resume todas las demás. Llama felices a los “pobres de corazón”, que podría referirse a los “humildes y afligidos” que tienen una actitud religiosa de desprendimiento. Dichosos porque aman y dan su vida por los hermanos; por eso les pertenece el Reino de los cielos. Las bienaventuranzas siguientes son consecuencia de la opción de compartir los bienes con los necesitados, con los afligidos y los desposeídos. Son felices porque trabajan por la justicia y por la paz.

ORACIÓN
Al retomar el pasaje de las Bienaventuranzas, donde transmites las verdaderas y certeras actitudes que debe realizar toda persona que sabe amarte y amar al prójimo, no nos queda más que suplicarte que nos ayudes a hacer una evaluación de nuestros actos y logremos cambiar aquello que no nos permita desarrollar a cabalidad este plan de acción, que  nuestra vida sea reflejo de tu amor, generosidad y misericordia, especialmente con los pobres y más necesitados. Amén.


“El caminar con Jesús nos exige un estilo de vida que nos compromete de manera total”

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