lunes, 1 de junio de 2015

Domingo 14 de junio de 2015


“EL REINO DE DIOS, EL ESTILO ÚNICO DE JESÚS”
                                       
PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 17,22-24

“Ensalzo lo árboles humildes”

Así dice el Señor Dios: "Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré e la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se hagas un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura y el Evangelio de hoy concuerdan en algo: a menudo, la obra de Dios hace que lo pequeño llegue a ser grande. Por contraste, pasa en cambio que lo que se veía grande termine en la insignificancia. Para entender el aprecio que Dios tiene por la humildad hay que comprender dos cosas: primera, que la soberbia riñe con la verdad porque la pretensión de imponer mi punto de vista no es compatible con el deseo puro de que aparezca lo que es cierto. El otro daño que hace la soberbia, consecuencia de lo ya dicho, es que bloquea los caminos por donde podía llegar la luz y la ayuda. En cambio la humildad nos abre al tamaño de las obras de Dios.  Al entender el daño que hace la soberbia uno ve el bien que trae la humildad: nos devuelve al terreno de lo verdadero, y abre de nuevo las puertas del necesario aprendizaje y auxilio que todos requerimos alguna vez, con el tiempo, esa humilde entrada da paso a la verdad y la fuerza del amor y del poder de Dios: entonces como nos lo dice el evangelio la semilla de mostaza se convierte en la más alta de las hortalizas.
De otro modo veamos también como el profeta Ezequiel compara la acción de Dios con la de un campesino que reforesta las cumbres áridas con cedros que se caracterizan por su tamaño excepcional, por la duración de su madera y por su singular belleza. El nuevo Israel será un rebrote joven plantado en lo alto de los montes de Judá; atrás quedaría la soberbia de la monarquía y todos los peligros de su desmesurada avidez de poder. El profeta tiene la esperanza de que su pueblo renazca luego del exilio y su estirpe perdure como lo hacen los cedros que pueden llegar a durar dos mil años.
SALMO RESPONSORIAL: 91
R./ Es bueno darte gracias, Señor.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R.

En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Canto de aclamación a la realeza de Dios, Señor del universo y de la historia. El despliegue del poder salvador de Dios llega a su punto culminante en la encarnación de su Hijo y en la victoria de este sobre la muerte y el pecado.

SEGUNDA LECTURA
2CORINTIOS 5,6-10

“En destierro o en patria, nos esforzamos en agradar al Señor”
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
En esta segunda lectura de Pablo a la comunidad de Corinto, se hace una invitación a tener fe y confianza especialmente en los momentos de dificultad en Dios, mientras habitamos en este cuerpo, que no es para despreciarlo, mientras llega el momento de ser inmortalizados, vivificados, glorificados con la resurrección de Jesús. Mientras tanto estamos en esta vida como desterrados, lejos de nuestra verdadera casa o morada definitiva, pero caminamos, guiados por la brújula de la fe que nos da el Espíritu Santo. Todavía no le vemos, pero creemos y vivimos llenos de confianza y esperanza que un día le veremos, por eso en todo procuramos agradarle. Sigamos  confiando y abandonándonos en Él. Digámosle si, en la vida o el muerte, en el trabajo o en el descanso, en las diferentes actividades sabiendo que en cualquier actividad que hagamos, y en cualquier lugar que nos encontremos, nuestras buenas acciones  siempre nos pondrán un buen día, delante de su presencia. “Nuestro cuerpo físico presente es como un domicilio provisional, y sin embargo imprescindible para alcanzar una residencia permanente y perpetua en un nuevo cuerpo resucitado que nos espera”   
LECTURA DEL EVANGELIO   
MARCOS 4,26-34

“Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas”
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega." Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La gran virtud de las parábolas es la de superar los obstáculos más obvios e inmediatos del entendimiento. Una parábola es un arco que se eleva por el aire y cae justo en su objetivo, evadiendo los obstáculos, enfocándose a su meta. Las parábolas de Jesús tienen un efecto similar. Las palabras de Jesús hablan de la vida cotidiana: el campesino que salva su cosecha; de la persona que al cocinar administra con tino y prudencia la sal.  Hoy las palabras del profeta Ezequiel nos hablan del cedro, un árbol excepcional por su longevidad y por la calidad de su madera.
En cambio en la parábola de Jesús, Él no  habla desde la perspectiva de los árboles grandes, sino de los arbustos que pueden crecer en nuestros jardines sin derribar la casa ni secar las otras hortalizas. La primera parábola habla de la fuerza interna de la semilla, que opera prácticamente sin que el campesino se percate. Si la semilla encuentra las condiciones favorables, florecerá. La labor del campesino se limita a preparar el terreno para que ofrezca esas condiciones que hacen posible el cultivo; a los cuidados indispensables para que la semilla germine y se fortalezca, y a la acción oportuna para cosechar los frutos. De manera semejante opera la acción del cristiano, favoreciendo la implantación de la semilla del Reino. Y el Reino, sigue siendo el protagonista de la parábola de Jesús del evangelio de hoy. En realidad sabemos que el tema del Reino fue... la pasión, la manía, la obsesión de Jesús. Porque fue también «Su Causa», la Causa por la que vivió y luchó, la causa por la que fe perseguido, capturado, condenado y ejecutado. Para comprender a Jesús nada hay más importante que tratar de comprender el Reino y la relación de Jesús con él.

ORACIÓN
     Señor ayúdanos a vivir, pensar y sentir de la manera que tu lo haces, disponemos hoy nuestro corazón a ti,  para que sea  terreno fértil para la semilla que  un día empezaste a sembrar en nosotros y que siembras día a día, queremos seguir unidos a ti,  dar fruto y fruto abundante que se convierta en servicio para los demás y en la construcción de tu Reino en nuestra realidad.  Amén 


“Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz”

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